De lo clásico a lo más innovador, el arroz se cocina en La Llama

La pista de baloncesto de la plaza de La Llama ha sido el escenario este viernes del ya clásico concurso de arroces de las fiestas de la Virgen Grande. Durante todo el mediodía, más de una veintena de participantes mostraron sus habilidades en los fogones para intentar alzarse con la victoria en una de las dos categorías en liza: platos y postres. La organización habilitó todo lo necesario. La pista se parecía un plató de MasterChef. Sobre los caballetes y tablas de madera se dispusieron los manteles de plástico blancos, con las pequeñas bombonas azules y medio kilo de arroz, el aceite, la sal y el agua listos para iniciar el concurso.

Las inscripciones para participar se abrieron a las 11.00 horas y apenas veinte minutos después ya estaban apuntados una quincena de participantes. Estos madrugadores contaron con la ventaja de copar los sitios con sombra. Con el tiempo, por suerte para muchos, esta llegaría a tapar también a los más rezagados. Finalmente, a las 12.00 horas, cuando daba inicio el concurso, eran 22 los participantes, 15 en platos y los restantes 7 en postres. Cifra lejana a los 40 de la pasada edición, algo que no pasó desapercibido para quienes se acercaron a ver el desarrollo del evento: «Hay poca gente cocinando», comentaban.

Entre los aspirantes, algunos destacaron por sus propuestas fuera de lo común, como el arroz con pato, el risoto de pera y queso de cabrales o los postres sinfonía del bosque y suprema de almendra con arroz con leche. El arroz con leche tailandés o la que fue la opción mas cántabra: los bombones de arroz con leche sobre base de sobao pasiego.

Otros prefirieron optar por un plato mas clásico, como el arroz valenciano, el arroz negro con marisco, la siempre socorrida paella en sus múltiples versiones (mixta, marisco, etc.) o el arroz con carne. Entre los postres, el mítico arroz con leche fue la elección de quienes no quisieron innovar en su receta.

También eran las doce del mediodía cuando un grupo de gaiteros y pandereteros anunció el inicio de la hora de tiempo con la que contaban los contendientes para realizar sus recetas. Para ese momento ya había un centenar de espectadores alrededor de los fogones, muchos de ellos familiares y amigos de los participantes. Intentaron ayudar a su manera. «Echa más rojo», le decía uno a su compañera de mesa, solicitándole más pimentón en la receta. Otros, por su parte, ejercían la labor de recordar los tiempos de la elaboración con sus «ya llevas diez minutos» o «falta media hora». Nunca fallan.

Con media hora transcurrida, lo que se anunció a través de otra actuación de la banda, se podía empezar a ver –y a oler– que los platos avanzaban correctamente. Los gorros blancos, detalle que le daba un toque de profesionalidad al evento, ya daban señas del trabajo realizado en forma de sudor. Al término de la actuación, retornó la música a los altavoces, con clásicos españoles como El Barrio, Melendi o Estopa.

En ese momento, los espectadores más impacientes, los niños, empezaban a preguntarse cuándo podrían probar los resultados. La pregunta cada vez se oía más, hasta alcanzar su nivel máximo a falta de diez minutos. Para ese momento, existían dos tipos de concursantes: por un lado, los que ya habían concluido el trabajo y se limitaban a esperar mientras tapaban la elaboración con un trapo o papel de plata; por el otro, los que apuraban hasta el último segundo para hacer los retoques finales. Este segundo grupo, lucía una cara de bastante más estrés. «Está un poco duro aún», comentó una de las participantes, que confiaba en que el tiempo restante sirviera para que su paella terminara de reposar.

A las 13.00 horas se dio por finalizado el tiempo de cocina con un sonoro aplauso. Ahí comenzó la labor de los jueces, quienes primero valoraron la estética para después proceder a la cata que dictaminó los ganadores.

¿Y cuáles fueron? La paella de marisco de Susana Borja se llevó el premio al mejor plato, seguido de otra paella, en este caso mixta, hecha por Ana María Martín. Cerró el podio Josefina Cuevas y su arroz negro de marisco. Sandra Noriega con un arroz con carne completó los premiados en lo que fue una oda a los arroces más clásicos frente a la innovación, que se fue sin premio.

Mientras, en los postres, la victoria fue para Ainara Sánchez con su arroz con leche, seguida de Isabel Sánchez y Yolanda Pérez, que hicieron arroz con leche tailandés y bombones de arroz con leche y base de sobao, respectivamente. Los premios para estos son de 500, 300, 200 y 100 euros en el caso de los platos y de 300, 200 y 100 para los que optaron por apuntarse en el apartado más dulce. Premios al margen, la totalidad de los platos tenía una pinta estupenda. Que se lo digan a los niños y los perros que andaban por ahí.

• Temas
• Cultura gastronómica
• Gastronomía
• Recetas de arroces
• Fiesta de la Virgen Grande, Torrelavega