El cuero y la madera llenan de artesanía los jardines de Pequeñeces
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Una docena de expositores participa en el mercado, instalado por primera vez en el céntrico espacio de la capital del BesayaEl mercado artesanal había llegado. «Cada día es una sorpresa, nunca sabes la gente que te vas a encontrar y lo bonito que va a ser el día», decía Blanca, la más veterana del recinto y con la mirada llena de ilusión. El último sábado ... de las fiestas de la Virgen Grande comenzó a las 08.30 horas, momento en el que los artesanos llegaban a las calles de Torrelavega para alegrar el día con sus obras. Sacaron las lonas, las estiraron y las tendieron sobre una superficie de metal. Así, un total de doce puestos ocuparon los jardines de Pequeñeces desde primera hora de la mañana.
Estuvieron allí, exponiendo y vendiendo sus obras, desde las once de la mañana hasta las nueve de la noche. Al mediodía ya habían vendido un buen porcentaje de sus existencias y eso que este verano, dicen, está siendo más flojo de lo habitual en todos los municipios en general. «Este año la gente controla más su cartera, pero por suerte nos va bien y en los ambientes de fiesta siempre se gana más», explicaba Sonia Ruiz, una de las expositoras. Su puesto, Mi Luna del Norte, era uno de los más místicos. Todo el mundo lo miraba al pasar. El nombre tiene historia. «La luna es una mentirosa porque en Argentina la silueta que marca en forma de letra 'c' significa que está en la fase 'creciente', pero en Torrelavega significa lo contrario. La 'c' es de descendente», explicaba mientras admiraba el cielo. Y esa es la razón por la que el nombre del puesto y todas sus piezas contenían frases o palabras sueltas con un significado «potente».
Y aunque la venta de los productos era la razón principal por la que la mayoría se reunía en Pequeñeces ayer por la mañana, había quien asistía por otras razones. Como Blanca, que vino porque le encanta el ambiente que hay en los mercados y porque «me emociona ver que a la gente le gustan las piezas que hago. Saber que tu esfuerzo se ve recompensado es algo tan gratificante que, sin duda, es el motivo por el que vendo en estos sitios». Su puesto se llama Complementos de Blanca, aunque también vende libros. Lecturas amenas, cuentos infantiles y guías de rutas por la región, todas de la editorial cántabra Librucos. Los vendía muy bien: «Lo bueno es que Cantabria vende sola, pero tengo que decir que la mayoría de los que compran los libros son jóvenes y está muy bien porque no todos son senderistas», destaca de las nuevas generaciones.
Con las últimas tendencias llegó a la plaza el puesto de El Crochet. Más conocido como el ganchillo, «pero ya sabes, ahora hay un nuevo nombre para todo», comentaba la dueña en una conversación sobre sus productos. En su mesa lucían las caras más conocidas de los dibujos animados y la cultura popular de los últimos años. Mario Bros, Dumbo, Barbies... Todas hechas a mano. Algunos en formato de llavero (los que más vendía), otros en versión sonajero y también peluches de todos los tamaños. Una representación de la infancia de muchos y la suya propia. «Hago ganchillo desde pequeña. Así empecé y así he seguido», expresaba con orgullo la empresaria.
Y entre tanta representación, Los diseños de Mónica. Sus productores quizá no evocan tanto a la niñez, pero sí a los rostros más conocidos de la historia en versión «animal salvaje». Entre las caras más reconocidas, Frida Kahlo, quien tenía cara de tigresa y acaparaba todas las miradas. «Fue la primera figura que hice y, como la gente la reconoce con facilidad, terminan por entender que todos los rostros que no conocen son personas famosas también. Me preguntan sus nombres y a veces les cuento el motivo de cada uno», contaba Mónica. También hay personas anónimas y animales personificados, todos con un trasfondo inesperado: «El pájaro cantante lleva una chaqueta de cuero porque su cántico siempre se ha atribuido a la pureza. También hay una figura de un ciervo vestido con un jersey navideño». Ojo al mensaje: la prenda luce un dibujo de cazadores apuntando directamente a la cabeza del animal: «Algunos padres lo quieren para la decoración del cuarto de sus bebés pero les digo que no, que es una reivindicación en toda regla».
Y así hasta mil y un productos y figuritas más. Bisutería en metacrilato, cuero, macramé, láminas de madera pintadas a mano o tallado en madera... Mientras, dos señoras disfrutaban de la mañana en uno de los bancos: «Es un evento perfecto para las que venimos a sentarnos aquí todas las mañanas. Da ambiente y compramos alguna cosita».
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