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Enrique Villareal (Pamplona, 1959) tiene una voz grave y cuando habla, sentencia. Es El Drogas, su alter ego y su último proyecto musical, surgido de las cenizas de Txarnega. Publica los discos de tres en tres y sus directos pueden durar hasta cuatro horas. Incombustible ... y agradecido, todos sus esfuerzos van destinados al momento de subirse al escenario. En el de Torrelavega estará este viernes, dentro de Rock en la Feria (22.00 horas)
- Viene a Torrelavega y se marcha a Sonorama. ¿Se imaginaba tocando en festivales indie?
-Voy a arrasar a cualquier parte que me dejen. Sea el estilo que sea. Hasta folk.
-¿Y en cuál de ellos se mueve con más soltura?
-En todos. Me siento cómodo en todo tipo de situaciones. Lo que hay que saber es pelear en todos los campos e ir con lo que tú tienes. Esa es mi máxima.
-¿Y qué es lo que usted tiene?
-Un espectáculo demoledor en directo, con una banda que nos dejamos el pellejo en el escenario. Entre tanto lloriqueo indie será el momento de que haya otro espíritu, aunque el que lo tenga muy arraigado que se vaya a tomar una cerveza y nos deje a los más burros.
- Una banda de directo que mueve muchos registros, según parece.
Dentro del proyecto de El Drogas hay diferentes formatos. Llevamos canciones anteriores, de todas mis épocas versionadas en acústico, una banda de rythm and blues con cinco músicos más, la versión más punk, que es la que haremos en Torrelavega, y otro formato en el que estoy con piano y acústica, con el personaje de Endika Bello Rubio; un vendedor y un charlatán. Hago un poco de todo, porque no me considero pianista, ni guitarrista, ni cantante.
- ¿Y qué se considera entonces?
Soy un gilipollas que ha tenido suerte en la vida. Dije una mentira y me ha durado 35 años, como los ilustres ignorantes. Estoy a gusto en el mundo de la farándula; me considero un farandulero. Me gusta mucho escribir. Unas veces me invento historias. Me gusta que no sepan cuando me las he inventado y cuando no.
-¿Escribir sobre la memoria histórica ('La tierra está sorda') ha supuesto cerrarse puertas?
-Nunca me ha importado cerrar puertas. Vamos llamándonos El Drogas, que bastante es... Me han llamado proetarra, rojo... Ese tema me afecta por el hecho de haber sido un ignorante y el reconocimiento de esa ignorancia me hizo escuchar y leer para sacar mis propias conclusiones. Tener mi propio criterio, que es lo que todos tendríamos que hacer.
-Sin embargo no es lo más habitual hoy en día
- No, no se hace. Con el tema de las redes se ve tal nivel de estupidez que a veces uno se asusta. El volumen de nuestras cabeza es muy parecido en cuanto a tamaño, pero por dentro hay seres unineuronales. Eso en las redes se descubre de manera fácil; hay mucho imbécil suelto.
-¿Cómo vuelve uno a empezar tras 30 años en una misma banda?
-Bueno, primero uniendo una compañía acorde a tu propia actualidad. Sintiéndote cómodo con la gente con la que estas poniendo en común ideas. Sin el Brigi (Duque, batería), el Flako (Eugenio Aristu, bajo y coros) y Txus (Maraví, guitarras), no lo concibo. Ahora mismo El Drogas significa haber dado con ellos. Son casi tan inconscientes como yo y eso ayuda a empujar cada idea que tengo. Y está el trabajo casi diario, aunque algunos guardamos fiesta, de ensayo, de trabajar las canciones y llegar a los escenarios sin miedo a nada.
- Ahora es un tipo trajeado. Eso también es un cambio
- Tras salir de Barricada mi estética cambio. Fue Brigi quien me marcó el camino; es el más peculiar de los que he conocido. Un cerebro prodigioso para la música y la producción. Él fue quien dijo que tenía que ir de traje. Nunca que me había hecho un nudo de corbata. En la primera comunión era de goma. ¡Tuve que mirar por internet! Ahora estoy aprendiendo a hacerme hasta el nudo doble.
- ¿Podemos decir que el de 2013 fue primer disco en solitario?
-En Barricada me dan la patada antes, pero me entero en 2011. Digamos que es a partir de diciembre de ese año cuando comienzo a recomponerme y empiezo a pensar a largo plazo. En El Drogas tienen cabida todas mis composiciones, sea con quien sea. Esa fue mi decisión. Les dije a quienes estaban en Txarnega que me gustaría contar con ellos. Fue mi tabla de salvación. En 2013 sale ese triple disco y es un poco enseñar en público el concepto de esa historia. 8 canciones en cada CD que entero se titula 'Demasiado tonto en la corteza' y por separado cada uno tiene un subtitulo: 'Alzheimer', 'Matxinada' que en euskera significa revuelta, más metalera y áspera y 'Glam' donde la ambientación hace referencia a los 70.
-¿Y a su gusto por Marc Bolan de T- Rex, quizá?
- Sí, aunque a mí me llamaban Slade cuando empecé. Marc Bolan me encantaba y esa parte del glam hace referencia a ese estilo: codas muy largas con una atmósfera muy inglesa.
- ¿Ya tiene composiciones para su próximo trabajo, pero tiene fecha de lanzamiento?
- No tengo nada previsto porque ahora estoy disfrutando de esta gira y cuando comiencen a decaer las actuaciones, continuaré con la composición del resto de partes, algunas ya están enfocadas e iré grabando. Me apetece que el trabajo que vaya a salir sea el que yo quiero.
- ¿Repetirá con Carlos Raya como productor?
- La semana pasada decidí que iban a ser cuatro discos para que cada uno compre el que quiera y ¡eres la primera en saberlo!. Me gusta ese formato de 8 canciones que da pie al vinilo y me da pie también a contar con diferentes productores porque las ambientaciones serán distintas. Me gustaría contar con Brigi y con Raya y tengo en la cabeza algunos otros nombres.
-Con lo difícil que es vender un disco hoy por hoy y usted ¡saca cuatro a la vez!
- A mí no me importa tanto. Tengo que cuidar a la gente y que no me absorba el tiempo. Antes hacíamos conciertos de hasta 3 horas y nos teloneábamos a nosotros mismos con el nombre de Ángel Casto y los Honestos en plan religioso, con versiones de Tony Ronald, María Ostiz, Anduriña...y yo hacía un discurso ultra católico para dar forma a esa historia. En total eran casi cuatro horas de bolo. Fue una gira muy divertida. Cuando te crees el espectáculo es bonito y había que terminar de una manera apoteósica.
- Ese último disco en directo recoge 5 horas y media de actuación con un buen puñado de colegas; Tarque, Leiva, Luz Casal, Fito, Quique González...
- Para mí es gente que aprecio mogollón. Admiro sus trabajos que son muy personales. No son todos los que podrían estar porque ¡habríamos estado tres meses tocando!. Me siento muy querido por mis colegas y siento admiración por mucha gente.
- No pudo estar Christina Rosenvinge a quien menciona como una de sus favoritas
- Sí, para nosotros es como un talismán. Con ella y con La Shica hicimos una historia al mes de haber recibido la patada en Barricada y son dos mujeres a las que me llevaría a vivir a casa. Los dos últimos discos de Christina están cinco pasos por delante de todo lo que se hace.
- Dice que siempre tiene sensación de deuda con el público. ¿Por qué?
- Es que yo vivo de lo que me gusta en un país que...ya ves, no vamos a hablar de cómo va esto. Hasta se puede hablar de estado fallido por todos los temas de corrupción y asquerosidades, y hacer lo que a uno le gusta...Ese sentimiento de deuda hace que cada vez que pienso en un nuevo montaje o gira, me coma el tarro para ver qué hago para cuidar a mi gente. Mi gente es cada uno que compra una entrada.
- Ha escrito poesía con pseudónimo de mujer. ¿No está la cosa ya bastante difícil?
- Para mí fue una especie de reto, no sé si conseguido o no. ¿La poesía tiene sexo?, me pregunté. Ya sabía que no, pero quise probar. El punto positivo fue que empecé a leer poesía escrita por mujeres. Hay una sensibilidad diferente, aunque no se puede generalizar.
- Entre sus poetas favoritos está Leopoldo María Panero, a pesar de no entenderle
- Sí. Es lo que me gusta de la poesía. No la leo por historia snob o dármela de intelectual, sino por comodidad. No entiendo algo, dejo el libro, vuelvo a la mañana siguiente y me da otro punto. No tengo que seguir un argumento. O me gustan o no cuando lo leo. Cuando escribo algo me gusta escucharlo con voz de otra gente y ver cómo toma otra dimensión
- La poesía no tiene género, pero ¿el mundo del rock es machista?
- Tampoco tendría por qué tenerlo pero refleja lo que es el machismo que impera en la sociedad. Forma parte de ese divertimento social. Puede que la poesía también sea machista en cuanto a que los autores que se promueven, como la cocina, que son todo cocineros hombre. ¡Cocina divina era la de la madre de posguerra o las abuelas que cocinaban para 12 con una porquería!
- ¿Los rockeros fomentan esa imagen de machos?
El hip hop también tiene ese perfil, creo. El indie, no lo conozco a fondo, pero me da la sensación de que la mujer tiene más espacio y mayor salida. Grabé con Kokoschka porque me llamaron para cantar un vals y me encantó la voz de la cantante y sus historias. Jesus and Mary Chain también tienen ese punto que después ha recogido Oasis por ejemplo. La historia naif tiene más espacio para igualar a las mujeres.
- 'Sacó los colmillos y desangró la enseñanza', canta en 'Verte en la Mierda'. Es la situación actual de la educación?
- Bueno, es que va de eso. Hace referencia al exministro Wert y al desangre que se está haciendo con la enseñanza. También con la sanidad y otras instituciones que debían estar al servicio de la sociedad. Soy defensor a muerte de la enseñanza publica pero me gustaría enfocada de otra manera. Que se integrase a un niño con síndrome de Down en una clase y que se les enseñe a convivir, como a mi nieto, por ejemplo. Que nadie se sienta marginado. Hay que aprender lo que es la vida no a sacar nueves y dieces.
-¿Cómo resiste el cuerpo tras 30 años de darle caña?
- Es fácil. Cuando haces lo que te gusta... todo lo que hablamos para mí solo tiene un objetivo que es pisar un escenario. Para mí es la vida. He tenido que ir dejando de fumar, de enviciarme, de tomar sustancias, de beber alcohol...porque ponía en riesgo esto otro. Y la gente que me rodea me apoya para seguir en el escenario. Siempre he tenido clara la elección. Tengo que acabar un bolo reventado e irme a la cama y no hago otras cosas.
- ¿Se siente satisfecho?
- Sí. Para mí la vida es un camino de aprendizaje, de crisis, de meter la pata y sacarla. Lo que se aprende con eso no se saca de ninguna otra manera. El pasado es lo que ha cimentado mi presente y lo que esté por venir. Estoy orgulloso de lo que he hecho, más que de sentir orgullo por una patria, una bandera o chorradas de esas. Estoy orgullosos de la cantidad de maestros que he tenido como los de Mochila 21, que son chicos con síndrome de Down. La vida que siga, que para encefalograma plano ya tendremos tiempo cuanto la palmemos.
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