Los moteros no faltan a su cita con La Patrona

«Esto consiste en concentrarse, hacer una ruta por la comarca y después comer una paella junto al auditorio», recordaba Óscar Carral, delegado en Cantabria del Club Burgman y miembro de la junta directiva nacional. A esta cita anual están invitados todos: «Puede participar todo el mundo, da igual que la moto sea pequeña o grande, nueva o vieja, una Vespino o una BMW de 1.600 centímetros cúbicos».

Los organizadores realizan la convocatoria a través de las redes sociales y el «boca a boca». La coincidencia con las actividades que se organizaban para las peñas y la celebración de otros eventos y concentraciones festivas en la región hicieron que la participación en esta edición fuese «algo menor».

Tras concentrarse cerca del auditorio, los moteros aprovecharon el buen tiempo para realizar una bonita ruta por la costa y algunas localidades del interior: Barreda, Viveda, Santillana del Mar, Tagle, Ubiarco, Oreña, Cóbreces, Liandres, Ruilobuca, Cabezón de la Sal, Villanueva de la Peña, Riocorvo... Como es habitual, de regreso en Torrelavega degustaron una paella en el lugar de partida, ofrecida también a algunos viandantes.

Las motos, los cascos, los chalecos, las chupas de cuero... La concentración sirvió de nuevo para contribuir a dinamizar las fiestas de Torrelavega y los participantes se lo pasaron en grande. En solitario, en pareja o con amigos, los amantes de las dos ruedas se sumaron a una fiesta diversa, que sustituyó hace varios años a la que protagonizaban los apasionados de una sola marca (Harley-Davidson).