Torrelavega se echa un año más a la calle para caminar
Bulevar Ronda ·
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Más de 2.000 personas participaron en la Marcha, que recorrió la ciudad desde La Lechera hasta La LlamaPreparados con calzado deportivo, el recinto de La Lechera se abarrotó de participantes dispuestos a recorrer unos cuantos kilómetros hasta llegar a La Llama. Desde las 09.00 horas se podía hacer la inscripción. Solo hacía falta fijarse en el atuendo y escuchar la música ... y las risas para ver que las peñas sabían a lo que iban: caminar y disfrutar de una gran mañana en compañía que ya es toda una tradición.
Adultos, adolescentes y niños vestían las camisetas de la propia peña, la rosa, azul o amarilla de 'Somos 39300', pero hay una que ya es la más característica después de varias ediciones de esta cita:la blanca con el mensaje trazado en rojo o verde de 'Marcha Bulevar Ronda en Fiestas'. Para que se hagan una idea, antes de las once de la mañana ya estaba agotada.
«La participación ha sido masiva, no esperábamos tanto. Hemos repartido más de 2.000 camisetas y papeletas y han venido muchos más», decía uno de los organizadores de la Peña Amigos de la Radio. Para el resto de agrupaciones, la marcha era un evento marcado en su calendario, pues forma parte del concurso de La Liga de Peñas –y como evento puntuable–, teniendo que presentar una foto hecha durante la mañana con al menos cinco integrantes.
Una vez equipados con lo necesario, los grupos, algunos con sus mascotas, comenzaban a caminar –casi que a danzar– en dirección al Barrio Covadonga al son de un altavoz. Para facilitar su transporte iba sobre un carro decorado con plumas rosas, un vehículo que animaba el paso de los caminantes con temas de lo más enérgicos.
Durante el camino había varias cosas que no podían faltar: pañuelo verde en el cuello –hasta los perros, como de costumbre cumplen con la vestimenta–; botella de agua en la mochila porque, a pesar del cielo nublado, el bochorno se dejaba sentir –«estoy empezando a sudar», decía una señora abanicándose con un papel–; e, importante, tener la papeleta a mano. Esta es fundamental para poder participar en el sorteo final, porque debe ir marcada con los tres sellos del recorrido antes de ser depositada en la urna.
Es en esos tres puntos de sellado donde estaban repartidos los más de quince organizadores. La primera parada fue en un colegio cercano al Barrio Covadonga. Se dejaba atisbar desde más lejos. «Ahí ya hay gente parada, seguro que es el puesto de sello», se empezaba a rumorear entre los grupos de amigos. La segunda parada se encontró cerca del Instituto de Minas, la última, poco antes de llegar a La Llama, fue en La Inmobiliaria.
Cada uno se tomó el camino a su ritmo:«Mira que flores más bonitas, son zarzamoras», decía un señor a sus amigos mientras avanzaban con calma. Por el contrario, otros preferían acelerar el paso: «Así no llegamos ni para la noche», comentó un chico a su pareja mientras se adelantaban por el carril bici.
Otros se quedaban observando desde los bancos, animando a la corriente de gente que no paraba de pasar. En ese flujo constante de personas, la Policía ayudó con las direcciones y el tráfico en los tramos de curvas y cruces con coches, para que todo transcurriera sin problemas ni accidentes.
En la llegada al punto final, las piernas ya dolían, pero la pista estaba preparada con hinchables y banderines rojos para recibir a los caminantes y volverles a subir el ánimo. Además, también esperaba un pequeño escenario con los premios del sorteos. Mochilas, calzado deportivo, chándales, bastones de caminata, relojes deportivos o abrigos corta vientos eran algunos de los regalos a los que los participantes pudieron optar.
Mientras por el altavoz se repetían las instrucciones para participar en el sorteo, los distintos grupos que terminaban el recorrido captaban la atención de todos al entrar al recinto, rebosando alegría, con bocinas y bailando. Hubo incluso algunas banderas personalizadas.
Allí, todos recibieron un refresco como recompensa al esfuerzo y, además, debieron introducir la parte sellada de sus papeletas en la urna y quedarse con la otra, para después –en el caso de ganar– demostrar poseen el distintivo. La pista estaba llena: «Ha sido una noche muy fiestera y, aún así, habéis madrugado para venir» celebraba la voz del micrófono.
Al poco tiempo, terminó la espera, y el sorteo comenzó. Ahora tocaba estar atento al número y a su color. «Si el número no está presente, se saca otro», recordaron los organizadores. Finalmente, fueron los vecinos con el 495 y 846 los primeros de una larga lista en subirse al escenario a recoger sus galardones, donde –entre otros– los encargados de darlos fueron el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, la concejala de Festejos Patricia Portilla y Nacho González, edil de Deportes, todos satisfechos con el éxito de una actividad ya consolidada en La Patrona.
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