«Vivimos rodeados de ratas y culebras»

Azucena vive en un piso de la calle Río Miera, al final del Barrio Covadonga. Junto a su vivienda se encuentra una finca abandonada sin vallar, conocida como Prado del Roble, en la que asevera, «hay matorrales de más de un metro de altura, piedras y numerosos animales como ratas y culebras que continuamente se meten en las casas». Y es que esta vecina del popular barrio torrelaveguense se topó hace unos días con una rata a las puertas de su vivienda. «Vivimos rodeados de ratas y de culebras, y aquí al lado tenemos un parque al que bajan niños a jugar, un día va a pasar algo porque no se trata de ratones de campo, son ratas como gatos que campan por aquí a sus anchas debido a la suciedad que hay en el solar», dice.

Harta de tener que sacar del garaje de su casa ratas y serpientes, Esmeralda Serrano ha decidido unir a los vecinos para hacer una protesta pública después de haber dado traslado de estas quejas al Ayuntamiento a través de la asociación vecinal y pidiendo que se adecente este solar, sin haber obtenido más que promesas de que se tomarían medidas al respecto. De momento, no se ha producido ninguna intervención en la finca, según los vecinos, «tan solo podan y limpian la parte más próxima al parque, pero el resto está lleno de suciedad, basura y plumeros», se lamentan.

La parcela, según los vecinos es propiedad de un fondo buitre, y por tanto «el Ayuntamiento no interviene y nadie se está haciéndose cargo de este espacio» en el que durante las fiestas del barrio y las de La Patrona los feriantes ocupan para dejar sus caravanas.

A pesar de ello, los vecinos de la zona piden al Ayuntamiento que inste a los propietarios a que mantengan el solar en condiciones y comience el proceso habitual de requerimientos que se realizan en este tipo de actuaciones.

«Y si ellos se niegan a limpiarlo y vallarlo, que lo haga el Ayuntamiento y luego les cargue el coste a los propietarios», exige Esmeralda, quien lamenta que se haya de luchar tanto por «algo tan simple como tener un solar limpio y vallado, que es lo que exige la normativa».

Además del problema sanitario que supone la proliferación de roedores, los vecinos alertan acerca del «peligro de incendio» que supone toda esa cantidad de arbustos secos pegado a las paredes de las viviendas e insisten que, en los últimos meses, «ha habido una bajada del servicio de limpieza en esta zona». Yolanda Arroyo es otra de las residentes en el barrio que ha encontrado con la presencia de ratas en los alrededores. «Se me metieron en el coche y me mordieron todos los cables, una chapuza, pero peor es que un día te subas al coche y te encuentres una dentro o en casa como les ha pasado a varios vecinos», dice. De hecho Esmeralda recuerda que la pasada semana «los perros mataron varias ratas, y son de un buen tamaño para llevarse un susto, además del asco que da tener esto en la puerta de casa».

La parcela ha terminado en manos de un fondo de capital riesgo o buitre, después de fracasar un proyecto de construcción de viviendas. El Ayuntamiento, que utiliza parte de la finca para diversos usos, quiere hacerse con la propiedad de la misma, pero ni siquiera ha podido contactar con los nuevos dueños.

Tras las últimas quejas vecinales, el primer teniente de alcalde y concejal de Obras, Javier López Estrada, ordenó al servicio especial de empleo Serca, encargado de la limpieza de parques y jardines, que desbroce la zona más degradada y acabe, en la medida de lo posible, con especies invasoras como el plumero y el bambú japonés. También se ha ordenado a una empresa constructora local que retire algunos montículos de escombro.