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LOS TRES CARACOLES
Sábado, 21 de mayo 2011, 02:24
MEs probable que no exista ningún alimento que haya influido tanto en la historia de Occidente, como el zumo fermentado de la Vitis vinifera y sus múltiples derivados. El vino ha estado unido desde hace miles de años, al devenir de nuestra civilización en actividades tan diversas como la agricultura y la gastronomía, pero también y de qué manera, en la guerra, las artes, la literatura o la religión.
Nunca conoceremos al genial artífice de tan ponderado elixir. En el Génesis le apuntan el tanto al patriarca Noé, que después de tocar tierra y salvarse del Diluvio gracias a su robusta y concurrida arca, se dedicó a la agricultura y cosechó entre otras cosas viñedos. Al parecer Noé, poco familiarizado con el jugo de la uva fermentado, debió excederse en la medida al beber y cogió una considerable borrachera. Es la primera documentada de la historia, y como veremos y si hacemos caso a la leyenda, tuvo unas consecuencias importantes en el devenir de la historia del Próximo Oriente: Gn 9:20 "Y comenzó Noé a labrar la tierra y plantó una viña: Gn 9:21 Y bebió del vino y se emborrachó y estaba descubierto en medio de su tienda: Gn 9:23 Y Cam, padre de Canan, vió la desnudez de su padre, y díjolo a sus dos hermanos a la parte de fuera".
Parece ser que Noé, al despertar de la cogorza y saber de lo sucedido, maldijo a la descendencia de su hijo Cam por indiscreto. A su nieto Canan y a sus descendientes (los Cananeos) les cayó una buena, ya que durante siglos la estirpe de otro de los hijos de Noé, no se dedicó a otra cosa que hacerles la vida imposible. Además los Cananeos tuvieron la mala idea de tener otras creencias religiosas, bastante más relajadas que las de sus parientes y adorar a un dios diferente llamado Ël y a su hijo Baal, entre otras deidades. Así que los israelitas, sus parientes lejanos, afirmaban que ellos, IsraËl (el que lucha contra Ël) debían de aniquilar a estos pueblos vecinos, que practicaban costumbres disolutas y cultos paganos. Vamos...lo de siempre, respetando las diferencias.
Es lo que tiene un mal beber. Al menos Noé, debió de valorar en su justa medida las cualidades de la uva. Por fortuna, en ese momento de irritación, se le ocurrió solo maldecir a Canan y no a la vid. La consecuencia de una decisión así, hubiera sido más triste para muchos.
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