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Padre e hijo celebran con gran emoción el veredicto. :: SANE
Juicio al hostelero de santillana

Veredicto: "No culpable"

Considera que Ángel González actuó en legítima defensa cuando disparó a los asaltantes de su mesón

MARIÑA ÁLVAREZ

Sábado, 9 de junio 2012, 03:04

Ángel González «no es culpable» de haber dado muerte a uno de los tres ladrones que asaltaron su mesón de Santillana del Mar en diciembre de 2009. Murmullos desde los bancos de la sala de vistas, los familiares comienzan a besarse y a llorar emocionados, el hijo se tapa el rostro con las manos mientras la portavoz del Jurado termina de leer un veredicto que viene a reconocer que el hostelero acusado de homicidio disparó su escopeta porque no le quedó más remedio y porque estaba convencido de que actuaba en legítima defensa, lo que le exime completamente de responsabilidad penal.

La presidenta del Tribunal que lo ha juzgado a lo largo de seis jornadas en la Audiencia de Cantabria dictará una sentencia absolutoria, fijando, eso sí, la cantidad indemnizatoria que considere que corresponde a la viuda del ladrón fallecido y al herido. Visto el veredicto, el fiscal avanzó que reduce a la mitad la petición de indemnización, que pasa a ser de 30.000 euros; mientras que los abogados de la viuda y del herido mantienen la cantidad inicial: 105.000 euros para ella y 2.500 para él.

Cuando la lectura terminó, Ángel González se puso en pie. «¿Puedo decir algo?», dijo entre lágrimas. «Realmente no, el final es éste», le contestó la magistrada Paz Aldecoa. «Sólo quiero decir que agradezco al Jurado su trabajo». Y entonces, abandonó su banco de acusado y se fundió en un largo abrazo con su hijo y con el resto de allegados que, día a día, le acompañaron en el complejo judicial de Las Salesas.

Los nueve miembros del Jurado se marcharon por la puerta de atrás, los amigos de los rumanos que ejercieron la Acusación abandonaron raudos la Sala y en los pasillos quedaron solamente los que defendían la inocencia de Ángel. «No, que esto no lo convierta en un héroe», dijo uno de sus amigos a la prensa, interesada por conocer las primeras impresiones del hostelero. «No quiero decir nada -acertó a decir-. Sólo que soy un trabajador nato, y que sólo quiero que me conozcan por eso, por ser un trabajador nato y honrado». A su alrededor, todos hablaban por teléfono; «¡sí, sí, absuelto!», se escuchaba.

Un día de nervios

Ayer las horas pasaron especialmente lentas para los interesados en este caso. El Jurado se retiró a deliberar a las once de la mañana y, a medida que avanzaba el día, nada se sabía sobre su decisión, que no debió de ser fácil dado el tiempo invertido en redactar su veredicto: siete largas horas. Al mediodía hicieron un receso para comer, con un catering en el mismo complejo judicial, y a las seis de la tarde, al fin, se citó a las partes para dar lectura del fallo.

Pero todavía se tuvo que prolongar un poco más ese momento. El fiscal no aparece, ni coge el teléfono. Sin su presencia, el acto tendría que suspenderse. «Tengo ganas de vomitar», comentó a las puertas de la Sección Tercera una familiar del acusado. Finalmente, el representante del Ministerio Público llegó a las 18.22 horas y, en quince minutos, y a pesar de los nervios de la portavoz del Jurado -hizo verdaderos esfuerzos por aguantar una risa nerviosa- Ángel González pudo celebrar su suerte.

Para llegar a su conclusión de «no culpable», el Jurado tuvo que reflexionar las trece preguntas que forman el Objeto del Veredicto, contestando 'probado' o 'no probado' a los distintos hechos expuestos.

La primera se refería a la condición de vivienda del mesón asaltado, donde el 6 de diciembre de 2009 dormía el matrimonio, hecho que el jurado considera 'probado'. La segunda y la tercera preguntas son ya fundamentales. Se expone que, de madrugada, los ruidos provocados por los ladrones al forzar la puerta y las tragaperras despertaron al dueño del local, que miró primero desde su cuarto y, en la oscuridad, distinguió unas siluetas, que consideró que entraron para apoderarse de lo que hallaran de valor. Cogió después una escopeta de caza semiautomática, la cargó con un cartucho y disparó una sola vez desde 17 metros de distancia hacia ellos, en sentido descendente. La primera opción que se da al Jurado es «asumiendo la posibilidad de alcanzarles con su disparo en cualquier zona de su cuerpo, incluidos los órganos vitales y sabiendo que podía matarles». Y el Jurado respondió que «no» por mayoría de ocho a uno, dando por cierta la otra versión: «sin tener en cuenta la posibilidad de que podía alcanzarles e incluso causarles la muerte».

«Sólo quiso asustarlos»

Para llegar a esta conclusión tuvieron en cuenta «las declaraciones del acusado y la prueba pericial», y, según el Jurado, la intención de González «no fue dar muerte ni herir, sino sólo asustarlos». No le salió bien, porque, aunque disparó hacia el suelo, «como no apuntó y apoyó la escopeta en la cadera, el disparo hizo que se elevara».

Las siguientes preguntas se refieren ya a las consecuencias del disparo: Gioni Sorin recibió el impacto de 21 perdigones y murió, y a Alin Costel le alcanzaron 9 y resultó herido, que el Jurado considera «probado». Sobre las lesiones de Costel, también aprueba por unanimidad que Ángel le disparó «sabiendo que podía lesionarle, pero sin intención de causarle la muerte». Insisten, en este punto, en la intención de «asustar», «no de matar ni siquiera de lesionar».

También resultó crucial la siguiente pregunta, en la que se distingue la legítima defensa de la 'legítima defensa putativa' -que es la que se realiza para repeler una agresión imaginada, no real-, y por la que, finalmente, se decantó el Jurado, al considerar que el acusado, «creyendo fundadamente» que estaba siendo atacado, y ante el temor de sufrir un mal en su vida o en su integridad y en la de su esposa, para evitarlo disparó. Para llegar a esta respuesta, indican que se basaron «en las declaraciones del acusado, que fueron totalmente creíbles», y al considerar que los ladrones «no se iban a conformar» con el dinero de las tragaperras, pues también afirman que sí estuvieron por la tarde en el mesón «y pudieron observar el volumen de dinero» que estaba entrando en caja.

«No pudo emplear otro medio»

Sobre el medio que empleó Ángel -la escopeta- el jurado considera que «no podía haber empleado otro» y, más aún, «podía haber usado un arma más peligrosa y tirar a matar», cosa que no hizo. Además, se añade que el hostelero llamó a la Guardia Civil y dio cuenta de lo ocurrido.

Por todo ello, a la pregunta «¿es Ángel González culpable o no culpable del hecho de haber matado a Gioni Sorin?», el Jurado contestó que no lo es, como tampoco lo es de haber lesionado a su compinche, Alin Costel.

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