Isótopos estables: aplicaciones
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Empecemos recordando que los átomos están formados por un núcleo y unos electrones que, con carga eléctrica negativa giran a su alrededor. En el interior del núcleo hay dos tipos de partículas: protones que tienen carga eléctrica positiva, del mismo valor que la del electrón, ... y neutrones, que carecen de carga eléctrica. Por tanto, como el átomo es neutro, el número de protones debe ser igual al de electrones. En cuanto al número de neutrones puede variar dando lugar, según su número, a núcleos estables e inestables. Los átomos con el mismo número de electrones y protones pero, con diferente número de neutrones en su núcleo, se llaman isótopos. Cada átomo tiene su propio número de isótopos los cuales se nombran con la misma letra y un número, que pondremos entre paréntesis, relacionado con su masa. Por ejemplo, el carbono (C) tiene tres isótopos. Dos son estables, el C(12) que representa el 98,89% y el C(13) el 1.11%. El tercero, C(14), es inestable y su proporción es pequeñísima. Los isótopos inestables emiten radiación y su número es pequeño comparado con el número total de isótopos conocidos. Los isótopos radiactivos/radiogénicos se transforman en otro isótopo o realizan una cadena de transformaciones. La proporción de los isótopos estables, excepto en los seres vivos, es fija. La proporción de los inestables cambia con el tiempo.
Las primeras aplicaciones de los isótopos utilizaban los inestables. Más recientemente comenzaron a utilizarse los estables en química, biología, ecología, geología, hidrología, oceanografía, arqueología, o antropología física. Sin embargo, la aplicación de los isótopos estables al ámbito de los seres vivos es muy reciente. Veamos dos ejemplos. El primero tiene que ver con la interesante evaluación cuantitativa de la dinámica de la cinética del metabolismo humano, en reposo o en condiciones de estrés. Por ejemplo, el estrés producido por el ejercicio o, el debido a condiciones fisiopatológicas como el cáncer o la diabetes. En estos casos los trazadores isotópicos, a diferencia de otras técnicas, dan información crítica sobre la cinética «in vivo» del metabolismo de, por ejemplo, carbohidratos, lípidos y proteínas. La técnica consiste en introducir uno o varios isotopos por vía intravenosa y analizar muestras de sangre, tejido adiposo y muscular, antes y después de introducir los isótopos . La segunda aplicación tiene que ver con la antropología forense. Se parte del hecho de que la cantidad de isótopos estables (por ejemplo de C, N, O, H, etc.) depende del tipo de comida, de la procedencia de ésta, etc. Por tanto, la medida de la proporción de ciertos isótopos estables en diferentes tejidos (dientes, cabellos, uñas, etc.) puede indicar la región de nacimiento de un resto humano no identificado, el lugar de residencia a largo plazo de un adulto, un viaje reciente, opciones dietéticas, etc.
Se puede decir que los avances en los aparatos que permiten medir, con precisión, pequeñas variaciones en la proporción de isótopos estables, los ha transformado en una herramienta flexible y poderosa, en un extenso número de aplicaciones.
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