Rubén del Campo
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Rubén del Campo
De niño quería ser periodista y le fascinaban los fenómenos meteorológicos, así que el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo (Lodosa, Navarra, 46 años) ha visto cumplidos sus deseos infantiles. Licenciado en Biología, el responsable de informar a los medios ... del tiempo, desentrañar los secretos atmosféricos y avisar de las olas de calor es la cara visible de un organismo público donde trabajan más de mil personas, con el cometido final de salvaguardar vidas y bienes. «Y en eso ponemos todo el empeño», dice en esta entrevista de verano.
–Rubén… ¿es más 'del campo' o de mar?
–Llevo el campo en el apellido y es más fácil que en verano me pilles con las botas de monte que con el bañador.
–Si pone la oreja para escuchar al planeta, ¿qué le dice?
–Que el cambio climático está aquí desde hace tiempo y nos está dejando olas de calor, sequías cada vez más severas, incendios y lluvias torrenciales.
–¿En los días más felices de su vida se acuerda del tiempo que hacía?
–Marta, mi hija mayor, nació a las 18.30 del 8 de julio de 2016 en Madrid, un día muy caluroso, y justo a esa hora se formó una tormenta espectacular; estaba pendiente del parto claro, ¡pero también de la tormenta! La pequeña, Lola, nació el 10 de diciembre de 2017, un día muy frío y el primero en que la Aemet inició el programa de nombramientos de borrascas. La borrasca se llamaba Ana. Lola es otra borrasca persistente que ya tiene seis años y medio, jajaja.
–¿Qué le inspira la tierra mojada?
–El olor a petricor… es un aroma relajante. Me evoca paisajes húmedos y me invita a la calma.
–A la política, ¿qué aviso le pondríamos? Amarillo, naranja, rojo por ciclogénesis explosiva....
–La situación está cada vez más borrascosa. No sé si ya habría que darle un aviso naranja o rojo u otro de más nivel que no hay. A mí me disgustan la bronca y las trincheras. Ojalá la política sea un anticiclón con calma, con tiempo apacible y viento favorable.
–¿Dónde ha pasado más calor?
–En el verano de 2003, que fue uno de los más calurosos, tuve la ocurrencia de hacer un viaje con un amigo a Córdoba en agosto. 'Disfrutamos' de un paseo en calesa por la ciudad a las cinco de la tarde... Ya te puedes imaginar.
–Las noches tórridas de verano ya no significan lo que pensábamos de jovencitos.
–No… jejeje, puede evocar otra cosa, pero significa que vamos a pasar una noche regular para conciliar el sueño sin bajar de los 25ºC.
–¿Cómo duerme en verano?
–Pijamita de manga corta y pantalón corto y, por supuesto, sin sábana.
–¿Qué le deja helado?
–Alguna declaración de los políticos… Parece que buscan la bronca por todos los lados, en vez de la concordia.
–¿Y qué gota fría o caliente colma el vaso de su paciencia?
–Las injusticias y los conflictos donde mueren niños. Y en otro plano, aunque soy bastante paciente, hay cosas que me desesperan… a veces los funcionarios 'lloramos' porque queremos hacer las cosas más rápido de lo que la propia estructura administrativa permite.
–¿Nos vamos a tener que ir a veranear a Noruega?
–Igual la pregunta es si los noruegos van a querer seguir viniendo a veranear a nuestro país. El verano ya es, en general, una estación adversa por las altas temperaturas.
–¿Llegaremos a veranos de 50 grados?
–Aún no tenemos ningún registro en España de 50 grados. Lo más cerca fueron los 47,6 grados en Córdoba en 2021. Los veranos son hoy más cálidos, más largos y con menos recursos hídricos, pero a mediados de siglo van a dar otra vuelta de tuerca y hablaremos de olas de calor casi continuas en verano. Necesitaremos más refugios climáticos y zonas verdes. Además, se alargarán tanto hacia la primavera como hacia el otoño y habrá que repensar los calendarios escolares o proveer a los colegios de aire acondicionado.
–¿Cómo convence a un negacionista del cambio climático?
–Probablemente no lo logremos convencer. Pero a los escépticos o a los que dudan, sí. Con empatía, explicando bien las cosas y sin cansarnos.
–Activistas climáticos atacan obras de arte… ¿es la forma de llamar la atención sobre el calentamiento global?
–Creo que no han llamado la atención de la manera que pretendían porque se ha puesto más el foco en el acto en así que en lo que se quiere reivindicar. No han conseguido transmitir el mensaje. Yo creo que las personas que han visto los actos se han quedado en el acto vandálico.
–Por cierto, ¿qué tal se lleva con los hombres y las mujeres del tiempo de los medios?
–Estupendamente. Somos gente muy bien avenida y eso facilita mucho las cosas a la hora de transmitir el mensaje. Vamos todos en la misma dirección y aprovecho para decir que España tiene un colectivo de comunicadores de meteorología, de hombres y mujeres del tiempo, de los mejores del mundo.
–¿Y con los cabañuelistas?
–No conozco a ninguno. No vi venir este fenómeno. Cuando empezamos a oír que alguien había previsto la nevada Filomena (enero 2021) por las cabañuelas me pareció algo pintoresco. Pero cuando se hizo una bola tan grande vimos que era necesario divulgar más sobre la ciencia.
–Vivimos entre alertas meteorológicas y olas de calor… ¿el infierno está aquí?
–Este tema lo debatimos mucho los comunicadores… si ahora hablásemos de infierno o de la ebullición climática… ¿qué vamos a dejar para dentro de 30 años que va a ver una vuelta de tuerca más?
–¿Cuál es su tiempo ideal?
–La fuerza de la naturaleza representada por una tormenta me fascina. Los rayos, la lluvia, el granizo… como espectador me gustan. Y echo de menos que nieve más.
–¿Las cuatro estaciones de Vivaldi hoy se quedarían en tres?
–Casi en dos. Un verano largo y un invierno cortito.
–No tendrá por ahí algún chiste del tiempo para contar este verano en el chiringuito…
–¿Qué son dos vascos? Un chubasco.
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