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Julio Arrieta
Lunes, 3 de marzo 2025, 00:05
La población de perros de compañía «ha crecido en todo el mundo, especialmente durante la pandemia de covid-19». Se estima que en 2023-24 ... el número de hogares que poseían «al menos un perro rondaba los 104 millones en Europa». Este dato figura en un nuevo estudio realizado por investigadores del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (Hungría), publicado en la revista de referencia 'Scientific Reports', sobre «Percepción de los costes y beneficios de la tenencia de perros de compañía». Es una novedosa aproximación científica a un tema que todos hemos rumiado a la hora de considerar la posibilidad de meter un 'peludito' en casa: ¿Pesan más las ventajas o las desventajas de incluir a uno en la familia?
Los investigadores, encabezados por Laura Gillet, señalan en su publicación que «la mayoría de los futuros propietarios esperan efectos positivos de la tenencia de un perro, como hacer más ejercicio físico, hacer nuevos amigos y mejorar su estado de ánimo», pero tienden a subestimar «ciertos costes, como los económicos o la cantidad de paciencia necesaria para manejar a un perro». Y también los emocionales, como los que pueden suponer la enfermedad y la muerte del animal, momento inevitable que se va a tener que afrontar tarde o temprano.
En la parte cualitativa del estudio, la que recogía las impresiones de una gran muestra de propietarios, la creencia de que los perros alegran la vida de las personas resultó ser el elemento más positivamente valorado, mientras que su corta vida fue el más negativo. Sumando todas las apreciaciones, los investigadores observaron que las afirmaciones positivas tenían, de media, una nota mucho más alta que las negativas, «lo que inclinaba la balanza coste/beneficio a favor del lado positivo de la experiencia de tener un perro».
En la Real Sociedad Canina deEspaña (RSCE) coinciden con esta percepción: «Los perros aportan grandes beneficios en términos de bienestar físico, social y emocional. Sin embargo, creemos que es fundamental concienciar a la sociedad sobre los compromisos que conlleva su tenencia», comentan desde la entidad. «No solo implica asumir gastos en alimentación, cuidados veterinarios y bienestar general, sino también afrontar el impacto emocional que supone su enfermedad o pérdida, pues al final se trata de un miembro más de la familia», subraya la entidad.
«Adoptar o comprar un perro es una decisión meditada que debe tomarse con responsabilidad y compromiso a largo plazo», insisten en la RSCE. Yañaden un factor: «En esta decisión es fundamental elegir el perro que mejor se adapte a nuestro estilo de vida, pues solo así encontraremos al compañero que nos haga felices y al que, a su vez, podamos hacer feliz».
Aquí juega un papel clave «la predictibilidad. Elegir un perro de raza nos permite conocer de antemano aspectos esenciales como su carácter, tamaño y desarrollo, lo que ayuda a que la convivencia sea más armoniosa y a que el propietario esté preparado para cubrir sus necesidades». Gillet y sus colaboradores concluyen que «la experiencia de tener un perro es polifacética». En todo caso, «más del sesenta por ciento de los propietarios mencionaron espontáneamente que el mayor beneficio de los perros de compañía era la relación significativa y valorada que desarrollaban con ellos. A menudo se los describía como compañeros sociales honestos, devotos y solidarios, que mostraban un amor incondicional y desinteresado a su familia humana».
Señala la RSCE que, de realizarse un estudio como este acotado a España, «es muy probable que los resultados fueran similares». A título personal, José Antonio Bolaño, miembro de la Comisión de Bienestar de la entidad, apunta que «los que tenemos la suerte de convivir con un perro, somos sin duda conscientes de cuántas cosas positivas nos aporta la convivencia con ellos, pero también lo dura que es la pérdida de un ser tan querido como nuestro perro. Si me preguntan a mí, creo que sin duda merece la pena».
Bolaño insiste en que tenemos que «ser muy conscientes de cómo es nuestro estilo de vida y qué perro puede adaptarse mejor a ella». Una vez tengamos claro qué raza es la adecuada para nosotros, conviene «buscar un criador responsable asociado a la RSCE que pueda terminar de asesorarnos y nos ofrezca un cachorro criado en condiciones éticas y saludables, bien socializado y con todas las garantías».
Por último, «también es importante asesorarse bien con un especialista en comportamiento canino, que nos ayude con la educación y crianza de nuestro cachorro, pues de estos puntos depende una futura convivencia feliz con nuestro perro».
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