«Me bloqueo con las mates»

«En general, no se enseñan bien. Se explican como recetas en las que se siguen una reglas de manera mecánica y dan un resultado», cuenta Irene Ferrando, presidenta en la Comisión de Educación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME). «En lugar de que aprendan a repetir procedimientos, debemos hacer comprender al alumno lo que hace.Si no lo entiende, cuando se le plantea una cuestión más compleja no será capaz de resolverla. Para ello, el docente debería disponer de mucho más tiempo para estas explicaciones, pero los programas escolares incluyen demasiados contenidos», precisa la experta, que forma a maestros en la enseñanza de esta asignatura en las escuelas.

La apuesta por nuevas metodologías que no se centren en la repetición de operaciones engancha más a los alumnos. «Las clases tienen que ser divertidas, con juegos, retos que no sean muy fáciles pero tampoco excesivamente complicados», resume Alicia Alonso González, profesora de Matemáticas en el instituto de SecundariaMagallanes de Tenerife y experta en neuroeducación. Resalta que existen muchos materiales para jugar con los números y aprender en el aula de forma divertida.

Pero si queremos que esta materia deje de asustar a los escolares también es necesario respetar una norma dentro y fuera de aula: «No hay que sancionar el error. El alumno debe equivocarse, es parte del proceso de aprendizaje, aunque en la sociedad no se entienda así. Los escolares no deben temer al error», insiste la docente.

Las matemáticas se enfrentan con otro obstáculo: tendemos a asociar la capacidad para resolver problemas con la inteligencia. «Eso hace sentirse frustrados y tontos a los estudiantes que han tenido una mala experiencia con esta asignatura en la escuela», apunta Eduardo Sáenz de Cabezón, doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad de la Rioja. Llegan a generar «frustración» en muchos alumnos, coinciden las expertas. Los estudiantes que se enfrentan a un problema pueden experimentar sentimientos de tensión o miedo al no ser capaces de realizar una tarea o fracasar. Se ha llegado a definir como ansiedad matemática. «Las emociones negativas bloquean el aprendizaje, lo que no se nos da bien, lo abandonamos», ahonda la especialista en neurociencia.

Pero el bloqueo con las matemáticas puede llegar desde que los niños son muy pequeños. «Ocurre incluso con alumnos de Infantil. Cometemos un error grande al utilizar un lenguaje negativo, tanto por parte de las familias como de los maestros que han tenido una mala experiencia con los números. Es muy frecuente oír a padres y madres decir a sus hijos: 'A mí también se me daban mal las matemáticas', como si fuese un mal hereditario», señala Alicia Alonso. Es un «lastre sociocultural muy presente en nuestro vocabulario. Debemos hablar en positivo de las matemáticas», incide la docente.

Que a los escolares se les atraganten los números en Primaria –antes de los 12 años– marca su recorrido académico. «En esa etapa se enseñan conceptos básicos al alcance de todos los alumnos», subraya Irene Ferrando. Yuna laguna en Primaria es «una bola que se hace más grande» y limita los aprendizajes posteriores en esta materia, resalta la representante de la sociedad matemática. Un hándicap que no tienen otras asignaturas. Saltarse un tema de Historia, por ejemplo, no condiciona los aprendizajes futuros.

Así que evitar que los alumnos se frustren es una de las tareas más complicadas en el aula. La docente del instituto tinerfeño aplica la técnica del 'todavía' y le da buenos resultados. «Cuando me dice un alumno: 'Es que a mí no me sale este problema' o 'no entiendo cómo se hace esto otro', yo les enseño a añadir la palabra 'todavía'. 'Yo no sé resolver esta cuestión todavía'. De esa forma se dan cuenta de que son capaces y que es una cuestión de esfuerzo y trabajo más que de inteligencia».

Porque dar la espalda muy pronto a las matemáticas limitará nuestras competencias para la vida. «Junto con el lenguaje, es la habilidad más humana, de acercamiento al mundo, ya que nos permite contar, medir y ordenar», comenta Sáenz de Cabezón. «Cuando leemos informaciones en las que se manejan números o porcentajes nos pueden manipular, engañar... si no los dominamos –con los datos del paro, por ejemplo–». Además, son imprescindibles en las ciencias y la tecnología, los estudios con más futuro en el mercado laboral, apunta.

Este investigador, autor del libro 'Inteligencia Matemática', coincide con las dos especialistas en que hay que enseñar mates en un contexto real, mostrando al alumno cuál es su aplicación práctica. «Las matemáticas nos pueden hacer descubrir aspectos de la realidad, la sociedad, la naturaleza... que nos perdemos sin ellas».