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IRRIMARRAK
Se habla de los niños, pero ¿cómo lo llevan los adolescentes?

Se habla de los niños, pero ¿cómo lo llevan los adolescentes?

«A esa edad tienden a aislarse, así que no es extraño que estén mejor que otros»

Viernes, 24 de abril 2020

En Semana Santa que las clases 'online' de Física le han dado una tregua al despertador (empiezan a las ocho de la mañana) Eneko (16 años) aprovechaba en la cama casi hasta mediodía. «Cuando iba al instituto me acostaba a las once de la noche agotado, pero ahora algún día me dan las dos de la madrugada y no tengo sueño». Un desfase horario de cuyas consecuencias los especialistas en sueño llevan alertando semanas (tantas como llevamos de confinamiento). Y al que muchas familias, especialmente con hijos adolescentes, se han rendido ya. Se habla mucho estos días de los peques, que van a poder salir a la calle desde el lunes a ratitos. Y de los más mayores, el colectivo más vulnerable a esta crisis que ha convertido en barro los pilares que sujetaban nuestras rutinas. Pero poco se habla de los adolescentes. Una se los imagina encerrados en la habitación, en posición horizontal y con los cascos puestos, chateando con los colegas mientras ven vídeos en YouTube. O hincando los codos, peleándose con un 'tocho' que, «incomprensiblemente», deben aprenderse aunque no haya examen.

Les estamos haciendo poco caso. Y ellos que son de poco hablar... Con los padres al menos. Pero, ¿cómo están llevando este encierro obligado? «Lo normal es que incluso estando todos juntos en el recreo se aíslen y solo comenten entre ellos alguna foto o vídeo gracioso. Pero suelen permanecer 'solos', por lo que no es de extrañar que lo lleven bastante bien», aventura Jesús Francisco Ramírez, psicólogo educativo. Con una excepción: los que están «ennoviados». «Aquí la cosa cambia porque el contacto físico es primordial. A partir de los 12 o 13 años si están enamorados se les va a hacer más cuesta arriba». También cuando llega el sábado, «un día en el que se reunían en el parque o en la discoteca».

Ahora las reuniones son 'virtuales': por WhatsApp, redes sociales, mientras juegan a la consola en grupos... «Los adolescentes están en una etapa de la vida en la que la cuadrilla de amigos cobra mucha importancia. Por eso están todo el día enganchados a las redes. De hecho, para ellos, y para todos en general, esta crisis está siendo más llevadera por lo digital», agradece Luis Manuel Ayuso, sociólogo de familia. «Internet es una válvula de escape porque les permite sociabilizar, que a esa edad es algo muy importante. Imagínate un confinamiento con adolescentes encerrados sin móviles ni ordenador. ¡Menuda olla a presión!».

Lo está siendo a ratos, incluso con todo el 'armamento' tecnológico. «A los 13 o 14 años están construyendo su personalidad y una manera de hacerlo es enfrentándose a sus padres. No quieren ser una extensión de ellos y por eso se pintan se pelo, se aíslan...». Lo que en esta situación de encierro puede acabar un día sí y el otro quizá también en bronca. «Si ya de por sí la relación entre padres e hijos puede resultar tensa, en las circunstancias actuales afloran muchos sentimientos y actitudes que pueden resultar negativas para la convivencia», advierte Ramírez.

Y lo reconocen nuestros jóvenes protagonistas. «Hemos pasado muchos momentos discutiendo en casa, porque estamos todos estresados», reconoce Eneko, estudiante de primero de Bachiller. Martina es más pequeña, 12 años, así que con los padres todavía lo lleva «bien», pero con su hermano tiene «altibajos».

«¡Por fin se aburren!»

Y es que, advierte Ayuso, «no son niños que se entretienen coloreando, son personas en una fase muy crítica que se están convirtiendo en hombres y mujeres. A ver cómo gobiernan esto los padres en una situación de encierro... A ver cómo les ponen rutinas». Despertador, deberes, ayudar en casa, moverse algo... «La mayoría de los adolescentes eso de no moverse del sofá o de la cama es algo que llevan muy bien», aunque algunos se han animado con el deporte. «Están construyendo su sexualidad y la imagen es muy importante para ellos. Les gusta gustar, ¡y es normal! De ahí que se hayan puesto a hacer ejercicio, cosa que está muy bien».

Y lo que está fenomenal, sorprende el sociólogo, es que «por fin se estén aburriendo». «Los chavales tienen una agenda de locos: clases, inglés, futbol, conservatorio... No les deja tiempo para estar sin hacer nada. Pero aburrirse forma parte del proceso de maduración. Y si me apuras, estimula su creatividad. Hay adolescentes que están grabando vídeos en los que se les ve ayudando en algo a un vecino y hasta haciendo tareas de casa. Ellos quieren llamar la atención y de igual manera que antes se hacían un 'selfie' en un acantilado, ahora se lo hacen disfrazándose en casa. O se inventan memes, o empiezan un blog de música... Eso les mantiene activos», valora Ayuso. Porque aunque entienden lo que ocurre, su percepción no es la del adulto. «Soy joven así que el coronavirus no me parece que para mí tenga mucha gravedad, pero entiendo que tengamos que estar en casa», reconoce Eneko. Y Benito cree que «si hay mascarilla y guantes, sin problema».

Eneko. 16 años

«Estaba feliz sin clases, pero ya cansa»

«Al principio todos estábamos muy felices porque nos habían quitado las clases... pero un mes y pico encerrados ya cansa. Y menos mal que los profesores han bajado el ritmo porque los primeros días todos querían avanzar con su asignatura y metíamos el doble de horas que yendo a colegio. Ahora ya no. Nos mandan los deberes de la semana y así te organizas. Yo ahora le estoy dedicando mucho tiempo al trabajo sobre 'La casa de Bernarda Alba...'. Es el segundo libro que me leo en la cuarentena, aunque los dos son deberes. Lengua Castellana creo que es una de las asignaturas que más se va a resentir porque suele pencar mucha gente, aunque espero que el año que viene, que empiezo segundo de Bachiller, tengan en cuenta esto que ha pasado y los profesores nos ayuden un poco. Los días que no tengo clase a primera hora me levanto a las doce. Cuando había colegio me metía a la cama a las once agotado, pero ahora son las dos de la mañana y no me encuentro cansado. Y eso que estoy haciendo bastante deporte. Entre eso, los deberes, las series y la consola... se pasa el día. Estoy con pantallas desde que me levanto hasta que me acuesto, pero es entendible, no tenemos mucho más que hacer. A ratos también ayudo en casa con el lavavajillas, la lavadora... Echo mucho de menos salir a la calle, estar con los amigos... donde sea, me da igual. Pero estar con ellos. Básicamente nos relacionamos cuando jugamos a la consola. Vivo en casa con mis padres y mi hermana pequeña y aunque esto une, también hace que discutamos más porque estamos todos estresados. Aunque hay una cosa buena del encierro, he reflexionado y me he dado cuenta de que tengo que aprovechar más el momento. La última vez que salí de fiesta no sabía que era la última. ¡Y quién sabe cuándo volveremos a salir de nuevo...!».

Benito. 12 años

«Antes los videojuegos, solo el fin de semana; ahora dos horas al día»

«Estos días me levanto a las nueve. El horario lo he elegido yo, pero al menos no tengo que despertarme a las siete menos cuarto como cuando iba al colegio. Así que estoy más descansado y a la noche me dejan meterme a las diez y media. Dedico entre 4 y 6 horas a estudiar todos los días y como los profesores hacen las clases por videoconferencia y responden a nuestras dudas no estoy muy preocupado por el curso. Antes solo me dejaban jugar a los videojuegos el fin de semana, pero ahora me dejan dos horas todos los días y ese tiempo que jugamos 'online' aprovecho para hablar con los amigos. Eso está bien pero tengo unas ganas de ir al campo... También hago media hora de deporte y leo de vez en cuando, ayudo a poner la mesa y recoger... Con mis padres y mi hermana... pues bueno, me llevo un poco como siempre, hay roces... Es verdad que estas semanas no estoy cansado, ni estresado, ni tengo agobios, pero me da la sensación de estar perdiendo el tiempo, de tener poca organización».

Martina. 12 años

«No quiero volver al instituto hasta que haya seguridad»

«A mi me gusta estar en casa, así que por ahora no me siento mal. Además, estoy todo el día conectada con mis amigas, incluso para hablar de los deberes de clase y por la tarde, para jugar 'online'. Mientras haya terminado los deberes puedo utilizar el tiempo que quiera el ordenador o los videojuegos. Aunque también hago repostería y a veces bailamos 'just dance' por movernos un poco. Mientras esté en casa no me da miedo el coronavirus pero no quiero volver al instituto hasta que haya seguridad. Me he dado cuenta de que me gusta trabajar 'online', y hacer los trabajos en el ordenador, es mucho más rápido, así que cuando regresemos al 'insti' me gustaría que nos dejaran llevar una tablet o un portátil antes que cargar con todos esos libros, libretas, estuches… Lo primero que quiero hacer cuando podamos salir todos es quedar con mis amigas».

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