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Solange Vázquez
Miércoles, 20 de diciembre 2023, 18:58
Lo del villancico 'Noche de paz' a veces parece un mal chiste. En esta época del año, en la que se van a suceder varias comilonas familiares, es muy normal (casi una tradición navideña más) que se discuta en la mesa, con mayor o menor ... mala leche. Porque a veces una conversación animada acaba cogiendo intensidad (y ahí el alcohol inflama bastante) y termina en bronca... ¿Podemos hacer algo para evitarlo o preferimos sacar de quicio a los comensales? A continuación damos claves para lo uno y lo otro. La elección es nuestra.
Ante todo, lo principal es prepararse antes de la cita en cuestión. Para ello debemos ser conscientes de cómo vamos a reaccionar. Y, sobre todo, tener en cuenta que en estas fechas vamos todos muy agobiados: en el último estudio de Nascia –compañía especializada en estrés y ansiedad–, un 65% de los encuestados confirmaron que experimentaban angustia en estas fechas y casi la mitad (el 48%) lo atribuyen directamente a las citas familiares. Para rebajar tensión, la Harvard Health Publishing apunta que, ante todo, hay que estar alerta y atento a los posibles desencadenantes, teniendo en cuenta que estos días hay mucha gente con los sentimientos a flor de piel, lo que redunda en que expresarnos correctamente y ser tolerantes no va a ser nuestro fuerte. «Cuando aumenta la excitación emocional, esto afecta a nuestro razonamiento y comportamiento. Por lo tanto, podemos estar más a la defensiva o expresarnos de formas que deriven en conflicto», advierte Justin Gillis, terapeuta del Hospital McLean, afiliado a la Universidad de Harvard. Así que cuidado con los 'expertos' en tocarnos la fibra, que estos días están en su salsa.
Comentarios-espoleta (saltan y todo explota)
El trío de la bronca «Algún comentario sexista, retar a alguien para que haga una burrada o corroborar un insulto a un personaje público», este es el trío de la bronca para estas navidades, según Aguado. Repasemos algunos 'temas-espoleta' más que son garantía de conflicto (tanto para evitarlos como para dinamitar la cita si es esa nuestra insana intención).
Fútbol «¿Conocéis esta canción 'cómo no te voy a querer/ cómo no te voy a querer/ si fuiste campeón de Copa hasta el minuto 93?'» (dedicado por madridistas a colchoneros).
Sexismo «¿Qué os parece lo de Rubiales?».
Trabajo «Estás en paro porque quieres».
Educación de los hijos «A los míos no les consiento eso».
Trapos sucios «Tú calla, que tienes mucho que callar».
Hablar de cuñadismo... con cuñados delante «El 'cuñao' que todo lo sabe...».
Política «Pero qué dices. No tienes ni idea».
Luego, está la ayudita 'extra' para que se desencadene la tormenta perfecta: el alcohol, que desinhibe, muchas veces para mal. Según una encuesta realizada por la American Addiction Center, el 57% de las personas tienen en su familia al menos un miembro que la lía pajarraca en las reuniones navideñas después de pasarse con las copas.
Abrir ventanas es una gran idea para escaparse de la bronca. No nos referimos a airear la estancia, que podría ser objeto de nueva discusión, sino a nuestra cabeza. Para ello, desde la Universidad de Harvard recomiendan ceñirse a una especie de horario (del que se avisará a los anfitriones) para irse a una hora prudencial. Tanto si la cosa va bien como si la cosa va mal, porque a más tiempo, más excesos y más boletos para la bronca. Además, quienes no soporten la situación y no quieran lío deben «programar descansos para controlar sus emociones», apuntan los expertos de la universidad estadounidense. A poder ser, hay que irse a otra habitación un par de minutos, ayudar a retirar platos de la mesa, decir que vas a hacer una llamadita... Así 'rompemos' las escaladas de tensión verbal.
«Las broncas se montan porque hay una tipología de personas a las que les gusta el enfrentamiento y las discusiones constantes... y la línea roja se sobrepasa cuando no saben controlar los líquidos u otras sustancias que ingieren», sentencia Javier Aguado, uno de los representantes de la Escuela Internacional de Protocolo. Luego, según explica, «viene ese sentimiento de 'la he cagado' que te inunda a posteriori..., ¡pero hay que detenerlo antes!». Para ello contamos con alguna herramienta, pero ojo, que los 'reventadores' de reuniones las conocen y suelen eludirlas. Muchas veces hablamos de auténticos 'profesionales' que se sienten comodísimos en el conflicto.
Si vemos que la cosa se empieza a poner fea en el transcurso de la comida o cena, hay un modo de esquivar la bronca, según recoge la Harvard Health Publishing. Decir 'entiendo lo que dices, pero mejor hablamos de algo en lo que coincidamos' o 'no quiero continuar con una conversación negativa' es buena opción. Aunque los verdaderos 'tocanarices' pueden sortear este recurso con un 'pues yo hablo de lo que quiero', 'a ver si solo vamos a hablar de algo si tú estás de acuerdo'... En fin, lo importante es intentarlo.
Los expertos de Harvard aconsejan «no contestar a preguntas comprometidas» para evitar enfados y, a cambio, preguntar al 'interrogador' qué tal está. Otro 'tip': responder a todo con amabilidad (aunque cueste).Y esto quizá nos ayude: está demostrado que, cuando alguien se enfada contigo, realmente le importa lo que piensas, «así que recuérdalo y trata de mantener una postura y una respuesta compasivas». Quizá sea posible este 'milagro' de la Navidad... o quizá no.
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