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Isaac Asenjo
Madrid
Lunes, 29 de agosto 2022
La mayoría de la gente está llegando a cuentagotas estos días de sus vacaciones. Vuelta a la rutina... Ya sabemos que eso cuesta. Pero, muy importante: ¿ha logrado desconectar al menos en agosto? Parece casi imposible no hacerlo mientras uno está tumbado mirando al mar. ... Pero... ¿de verdad resulta tan sencillo, de verdad apagas el ordenador y te olvidas de todo? Pues no es tan fácil, o no para todo el mundo al menos. Una llamada del jefe a mediados de agosto que te hace 'regresar' momentáneamente a la oficina, esos emails de trabajo que no dejan de llegar... ¿A cuánta gente le sucede esto? A más de la que cree. La encuesta 'Verano y bienestar físico y mental 2022', realizada por TopDoctors, confirma que el 75% no logra desconectar totalmente en vacaciones. Otra cifra en la misma línea: según un informe de InfoJobs, el 64% de los trabajadores españoles responden llamadas o emails durante su tiempo de descanso.
Ahora, deje de pensar en el trabajo y mire solo por su salud: el cerebro necesita vacaciones. Y las ventajas de este descanso son importantes: regenera el cuerpo, activa la memoria y nos ayuda a reducir los niveles de estrés crónico. Estos beneficios se notan incluso antes de marchar. «El simple hecho de esperar una futura recompensa puede ser incluso más gratificante que esta misma. Lo es gracias a una pequeña molécula llamada dopamina», explica Javier Tubío Ordoñez, profesor del Máster en Neuropsicología y Educación e investigador del grupo 'Neurociencia aplicada al contexto educativo' de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Así que esas vacaciones que usted acaba de disfrutar (igual sigue en ello) han hecho mucho por su salud mental, ya que reducen los niveles de estrés crónico. ¿Cómo? Estando ociosos nuestro cerebro es capaz de revertir, al menos de forma temporal, los efectos negativos de estar estresados y mantener así la motivación. De este modo, y para no avistar la recompensa muy lejos en el horizonte, el experto considera que lo ideal es poder disfrutar de periodos vacacionales cada, aproximadamente, tres meses.
«Debemos hacer algo diferente y que nos llene como mínimo un fin de semana cada dos meses. Algo que nos mantenga esperando a que llegue», coincide Inés Valderrábano, psicóloga en el Instituto Psicológico Cláritas. Recomienda también hacer planes, aunque sean más modestos, una vez a la semana para «recargar las pilas».
Así que queda resuelta una cuestión siempre a debate: ¿qué es mejor, coger todas las semanas de vacaciones seguidas o 'partirlas' y disfrutarlas en varios tramos? Los expertos insisten en que, si es posible elegir, dividamos los días para tener más intervalos de descanso repartidos a lo largo del año, en lugar de concentrarlo todo en verano.
Puede parecer que cuando uno tiene vacaciones ya está, que solo queda disfrutar. Y es así, pero a veces asoma el estrés: por los preparativos, porque tenemos dudas con el destino elegido, porque el plan no es el que más nos apetece... «A lo mejor es una tradición veranear todos en la casa que la familia tiene en un pueblo del Levante, pero puede que a alguien ese plan le agote, que no le guste. ¿Qué sucede entonces? Pues que va a requerir un esfuerzo y un estrés decir que no y no dejarnos condicionar por el enfado de los demás», advierte Valderrábano.
Vale, decidimos entonces cambiar de aires, dejar al resto de la familia en el Levante y aventurarnos a otro destino, pero ¿a cuál? «Cuando elegimos el lugar donde pasar nuestras vacaciones tampoco hay que dejarse influir solo porque parezca un buen lugar para hacerse un selfie o porque ese destino esté de moda en ese momento en las redes sociales», añade Tubío.
Los especialistas son claros: no debemos obsesionarnos con las vacaciones perfectas o programarlo todo al mílimetro, esto solo nos llevará a la frustración si no se cumplen las expectativas. Y todo ello va a aumentar los niveles de estrés de la persona y de la gente que la rodea.
Pongamos que ha superado (esquivado incluso) el estrés de planificar las vacaciones. Ahora quedar esquivar otra cuestión: el bajón que mucha gente sufre los primeros días de descanso: «Mientras se trabaja a un ritmo trepidante, los niveles de cortisol y adrenalina –las dos hormonas relacionadas con el estrés– son elevados. La adrenalina hace que nuestro sistema inmunológico esté más fuerte y el cortisol actúa como antiinflamatorio, todo ello para que podamos aguantar largas jornadas. En cambio, cuando entramos en 'modo vacaciones' estos niveles de hormonas disminuyen, con lo que nuestro sistema inmunológico se deprime y podemos enfermar con más facilidad o tener algunos problemas de salud», Silvia Sumell Canalda, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya.
María Gallego Blanco, psicóloga sanitaria y miembro de TopDoctors, nos ofrece consejos para desconectar del trabajo cuando tenemos días libres o períodos vacacionales.
1. No es conveniente pasar de un período de tiempos muy marcados, que nos impone habitualmente la vida cotidiana, al desajuste absoluto. Hay gente que se queja de ansiedad cuando pasa de un nivel de actividad muy alto a uno muy bajo. Aunque no madruguemos, debemos intentar proponernos rutinas que nos mantengan activos y levantarnos a una hora razonable.
2. Que no te domine tu teléfono: quita el sonido de las notificaciones, sepárate de él siempre que sea posible, evita que te robe tiempo de calidad y socialización, establece rutinas y/o horarios de consulta de ciertas cosas, como redes sociales. Pero no lo hagas justo antes de acostarte.
3. Evita el sedentarismo porque, aunque el verano sea un período de descanso, un nivel de inactividad elevado tampoco es bueno. Aprovecha las vacaciones para iniciarte en algún deporte y mantén ese hábito durante el resto del año.
4. Deja a un lado lo que tenga que ver con el trabajo todo lo posible y, si no lo es, intenta acotarlo a un tiempo diario del que luego desconectes.
5. Evita las jornadas maratonianas y planificar demasiado en los viajes, intentar verlo absolutamente todo estresa y agota.
6. Aunque vuelvas a dormir a tu casa, intenta salir a pasar el día fuera para hacer algo que se salga de la rutina.
7. Pasa tiempo con la gente a la que quieres, y trata de cuidar las relaciones que, a veces, sin querer, se descuidan porque no tenemos mucho tiempo.
8. Deja algún rato para no hacer nada y luego llénalo con aquello que te apetezca en ese momento. Resérvate un tiempo para ti solo.
9. Dedícate a tus aficiones y, si no las tienes, intenta iniciar un hobby.
10. Hazte buenos propósitos, especialmente aquellos que tenías un poquito olvidados, y procura mantenerlos el resto del año.
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Ana del Castillo
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