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solange vázquez
Jueves, 16 de junio 2022
Aviso a navegantes: tener muchos orgasmos no nos va a dar superpoderes ni a convertirnos en personas inmunes a todo problema de salud. Pero, ojo, sí ayuda a mejorar nuestro estado físico y mental. ¿Cómo es posible que esos estallidos de placer produzcan cambios tan ... notables en nosotros? Algunos de los grupos de divulgadores y especialistas más reputados del momento –Carlos Beyer, Barry R. Komisaruk, Beverly Whippe y Sarah Nasserzadeh– califican el orgasmo como «uno de los procesos biológicos más complicados que conocemos» y resulta que rema a nuestro favor (qué bien, algo gozoso sin contraindicaciones). Pero, ¿hay que tener un montón (vamos, de forma regular) para notar sus maravillas? «Una única liberación de la tensión acumulada ya implica una serie de beneficios de forma aislada, por lo que un único orgasmo ya provocará impacto: la liberación de hormonas que se da durante el acto sexual ya supone un chute hormonal suficiente como para tener pequeños efectos sobre el estado anímico, por ejemplo», avanza la sexóloga Rosa Navarro. Ella y su colega, Santiago Frago nos enumeran sus principales bondades del clímax sexual, que en la mayoría de los casos son comunes a hombres y mujeres.
No hace falta ser un atleta del sexo, pero hay evidencias científicas de que la gente que tiene orgasmos con regularidad ve mejorada su capacidad cardiovascular. «La liberación de ciertas hormonas produce un aumento del ritmo cardiaco y activa la circulación. También relaja las paredes arteriales», indica Santiago Frago, miembro de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología y codirector del Instituto Amaltea de Sexología de Zaragoza.
«Los orgasmos también aumentan la producción de anticuerpos implicados en la protección de infecciones virales», aportan Rosa Navarro, sexóloga de Diversual, y Andrés Suro, sex coach de MYHIXEL, firma dedicada al cuidado de la salud sexual masculina. Y no es ese el único efecto de la bomba química que se genera en nuestro cuerpo al tener un orgasmo, ya que también produce «una especie de antihistamínicos naturales», aporta Santiago Frago.
La oxitocina, hormona secretada durante el orgasmo, regula procesos fisiológicos muy relacionados con las emociones. «Es una de las implicadas en el control de la ansiedad y la disminución del estrés», dice Navarrete.
«Se suele dormir mejor después del orgasmo», apuntan Navarro y Suro. Se liberan opiáceos naturales que actúan como sedantes.
Durante el orgasmo se producen una serie de contracciones intermitentes de los músculos estriados del suelo de la pelvis y del útero. «Esto es muy bueno para prevenir, por ejemplo, los problemas de incontinencia en las mujeres y la atrofia vaginal debido al aumento de irrigación sanguínea en la zona cuando se produce el orgasmo», añade Navarro, quien también destaca que las endorfinas que se liberan durante el orgasmo poseen un efecto analgésico que reduce, por ejemplo, los dolores menstruales.
«Cuanto más nos estimulemos y aprendamos qué es lo que nos gusta y cómo conseguirlo, más probabilidad tendremos de llegar al orgasmo», anima Navarro.
Todo el encuentro en sí supone una actividad física, por lo que realizarlo con cierta frecuencia nos ayuda a prevenir ciertas enfermedades cardíacas.
Como decíamos, se trata de una actividad física en la que nuestro sistema cardiovascular se ve acelerado, lo que nos ayuda a quemar calorías.
No solo previene enfermedades cardíacas. La liberación de hormonas como la oxitocina ha demostrado tener un efecto protector a largo plazo contra el desarrollo de células cancerosas.
«Aunque parezca mentira, los orgasmos rejuvenecen la piel, es verdad».
Que los orgasmos brinden beneficios para la salud física y mental no quiere decir que quienes no los disfruten por el motivo que sea tengan un hándicap o un problemón al no obtener sus beneficios. «Es bueno tenerlos, sí, pero también ha habido mucha mitificación del orgasmo», advierte Santiago Frago. Tal y como explica, lo hemos visto tradicionalmente desde parámetros «aritméticos» –cuántos tienes, eres o no multiorgásmica...– y finalistas –¿no has llegado?–, algo que a todos nos ha hecho, según el sexólogo, un flaco favor.
¿Por qué? «¡Hay placer más allá del orgasmo! No son sinónimos: el placer es de recorrido largo y el orgasmo, un momento», explica Frago. ¿Qué quiere decir con esto? «Que no hay que obsesionarse con buscar el orgasmo, porque, de hecho, es la manera más fácil de matarlo», destaca.
Así, considera que el simple contacto piel con piel es fuente de numerosos beneficios. A todas las edades y también en ámbitos que no tienen que ver con el sexo. «Los bebés lo necesitan para desarrollarse bien, los adolescentes que no son besados ni tocados se encuentran enfadados, los adultos nos quedamos tristes y los mayores... directamente enferman», desgrana.
Para la sexóloga Rosa Navarro, «ni el sexo ni los orgasmos son necesidades imperiosas a satisfacer. La actividad sexual no es algo que solo realicemos por una necesidad de descarga orgásmica, hay implicadas fases anteriores y posteriores que provocan también respuestas en nuestro organismo».
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