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La noche en la que Javier (62 años) se golpeó la cabeza contra una columna de su salón hizo justo todo lo contrario a lo que se debe hacer cuando se sufre un traumatismo craneoencefálico. Había perdido el conocimiento durante unos segundos, había vomitado... pero ... se negó a que ningún médico le echase un vistazo y se metió en la cama a dormir. Aunque finalmente el golpe se quedó en una pequeña fractura de cráneo sin mayores consecuencias para su salud, podría no haberlo contado. «Es que lo hizo todo mal. Tuvo mucha suerte porque los golpes en la cabeza no son ninguna tontería, sobre todo cuando van acompañados de una serie de síntomas como confusión, mareos, náuseas...», alerta el doctor Juan Carlos Montalvá, coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de la Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen).
Para evitar que nos ocurra lo que a Javier, expertos en urgencias repasan las señales a las que debemos estar atentos ante un traumatismo craneoencefálico, «que en el caso de los niños mayores de un año es la primera causa de mortalidad y discapacidad en los países desarrollados», apunta la pediatra Lucía Galán. «Desde el punto de vista de la gravedad, tenemos que diferenciar los golpes en los que el paciente presenta pérdida de conciencia de los que no. Si ha perdido el conocimiento, lo primero que tenemos que hacer es llamar directamente al 112 para que un médico valore lo ocurrido. Después debemos aislar al paciente y evitar que esté todo el mundo encima. Y, por supuesto, controlar que respire correctamente», apunta el doctor.
Si la persona que se ha golpeado ha estado consciente en todo momento, «lo que corresponde en ese caso es ver cómo se encuentra y observar su evolución en las siguientes horas. Ahora bien, si se marea, tiene un dolor intenso de cabeza, vomita, está confuso o dice palabras sin sentido... hay que trasladarle a un centro sanitario para una valoración médica». ¿Y si se queja del cuello? «En ese caso, habría que estabilizarle antes de tocarle porque podemos ponerle en peligro».
Los expertos insisten siempre en la importancia de conocer la causa del golpe para poder afinar en el diagnóstico. «No es lo mismo golpearse en la cabeza porque te has mareado previamente (se debe averiguar por qué) a que el traumatismo se deba a un resbalón». En el caso de Javier, por ejemplo, lo que le ocurrió es que sufrió una bajada de tensión como consecuencia del coronavirus. «Estaba en la cama, me empecé a encontrar mal y me fui a la sala», explica. En ese momento se mareó y chocó con la cabeza contra la columna.Dos días después, y ya en urgencias, le hicieron una prueba de antígenos para ingresar en Neurocirugía y fue cuando 'descubrieron' la causa del malestar: positivo en coronavirus.
Otro de los errores que cometió, además de negarse a ir al ambulatorio de inmediato para ser valorado por un médico («en estos casos, no se discute con el paciente, se llama directamente al 112»), fue meterse en la cama. «Por regla general, se recomienda no dormirse en las siguientes tres horas después del golpe porque no podemos ver cómo evoluciona el paciente», explica el coordinador de Urgencias de Semergen.
Lo mismo ocurre con los niños, cuyos traumatismos más graves suelen deberse a caídas desde alturas (la trona, el cambiador, muros, un columpio, el tobogán...). «Los golpes en la cabeza en menores son muy frecuentes. De hecho, es rara la guardia en la que no aparece uno, pero lo cierto es que la inmensa mayoría no producen lesiones ni a corto ni a largo plazo. En cualquier caso, se debe vigilar al niño durante los siguientes dos días y, en caso de que notemos algo raro (está somnoliento, vomita, habla mal, tiene las pupilas de diferente tamaño, hormigueo en las extremidades...), acudir a Urgencias», aconseja la doctora Galán en 'El gran libro de Lucía, mi pediatra' (Ed. Planeta).
La médico insiste en que después de un golpe en la cabeza «no es momento de parque de bolas, ni de correr o saltar. Se debe mantener al pequeño en un ambiente tranquilo y sereno. Es importante hablar con el niño de vez en cuando para comprobar que todo sigue bien. Si el golpe ha sido muy fuerte, despiértale durante la noche cada dos o tres horas, ofrécele un poco de agua, pregúntale como está o llévale al baño para confirmar que todo está en orden».
«En resumen, ante un traumatismo craneoencefálico, lo recomendable es acudir a un centro médico y estar al menos de 24 a 48 horas de observación. A veces, estos golpes presentan síntomas neurológicos tardíos como consecuencia de una fractura que puede pasar desapercibida o cualquier otra lesión que no se manifiesta al momento», aclara Montalvá.
Los golpes repetidos que sufren en la cabeza los deportistas de determinadas disciplinas deportivas, como los boxeadores o los futbolistas, pueden acarrear importantes secuelas neurológicas. Y no sólo a corto plazo, sino también una vez retirados. Los últimos estudios demuestran que estos deportistas sufren lesiones a nivel cerebral que pueden poner en riesgo su vida por la gran cantidad de golpes recibidos en la cabeza a lo largo de su carrera deportiva. «Tienen una mayor probabilidad de sufrir demencias, alzhéimer...», enumera el doctor Juan Carlos Montalvá. Más aún. Los jugadores que golpean el balón con la cabeza más de 1.800 veces al año presentan alteraciones cerebrales que se pueden relacionar con pérdida de memoria.
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