¿Por qué los perfumes huelen diferente en cada persona?

Cada uno de nosotros tiene un olor diferente (odortipo) que viene determinado por los genes, la flora bacteriana... «Porque no nos equivoquemos, sin perfume olemos a caca de bacteria. En realidad, el sudor es completamente inoloro. Lo que hace que desprendamos mal olor son los desechos de los millones de bichitos (microbiota) que cubren nuestra piel y que se alimentan de sustancias presentes en el sudor. Si se mira a través de un microscopio se ve perfectamente cómo las bacterias hacen caca sobre nuestra piel», aclara la doctora Molina. Y como cada uno tenenos una «etiqueta olfativa diferente», la colonia no huele de la misma manera en todas las personas.

Precisa la perfumista y experta en marketing olfativo, Sandra Iruela, que el tipo de piel (pH) es uno de los factores que más afecta a cómo huele una misma fragancia en cada uno de nosotros. «En general se puede decir que el olor dura menos en las pieles secas que en las grasas –más ácidas– porque la fragancia se evapora antes. Sin embargo, el aroma original se suele ver menos alterado. Es decir, el olor de un perfume con notas de fondo de vainilla, cedro o sándalo puede funcionar bien tanto en una piel seca como en una más húmeda, lo que ocurre es que en la grasa ese aroma va a percibirse de una manera más intensa y durante más tiempo que en una piel menos ácida, en la que, por ejemplo, se aprecian muy bien los matices de las notas cítricas, que no siempre funcionan en las pieles grasas que, por su nivel de humedad, se pueden llegar a oxidar».

Desde el punto de vista comercial, que un aroma guste más que otro no depende tanto del tipo de piel como de las viviencias personales e incluso de aspectos culturales. Según Sandra Iruela «el hecho de que estés acostumbrado a oler un determinado aroma lo hace más familiar, por eso en el norte gustan más las notas cálidas e intensas (frutos rojos), mientras que el sur prefieren fragancias más frescas como la flor del naranjo porque están rodeados de esos árboles». En cualquier caso, las fragancias que más suelen atrapar al público en general son las que llevan aromas naturales, ya sean notas cítricas, florales o afrutadas.

Gustos personales al margen, ¿se pueden usar perfumes si se tiene la piel sensible? En estos casos, la dermatóloga Ana Molina aconseja huir de las colonias con altos niveles de alcohol, usar un producto libre de fragancias y evitar la exposición solar en las zonas en las que hemos aplicado el perfume. «También es importante hacer primero una prueba en una pequeña zona del cuerpo para comprobar que no nos causa irritación. Después de los metales, las fragancias son las sustancias más relacionadas con el desarrollo de dermatitis alérgica de contacto. Y, ojo, porque no solo se encuentran en los perfumes y colonias sino también en cremas, jabones de ducha y hasta en los suavizantes para el pelo. Las que producen más alergia son el geraniol, el clavo, la citronela y el limonelle, las mismas que se uasan para la llamada cosmética 'natural', por lo que ese tipo de cosméticos tampoco son la solución», advierte la dermatóloga.