Secciones
Servicios
Destacamos
No es un accidente raro, ocurre y asusta mucho. Imaginen la escena, que es real: estás comiendo un plato de verduras y notas un trozo duro, como un hueso en la boca. Piensas que será una piedrita perdida entre las vainas. Al sacarlo, descubres con ... pánico que es un trozo de cristal del tamaño de una pepita de girasol. Y se desata el nerviosismo. Vas al baño, te aclaras la boca en un intento de limpiar cualquier otro rastro de vidrio y ves que escupes sangre. ¿Qué tengo qué hacer?, ¿Cómo sé que no me he tragado un trozo y que no me va a perforar el estómago, el intestino..? Especialistas nos aclaran estas dudas.
Por lógica, si llegamos a tragarnos un cristal se tratará casi siempre de un pedazo muy pequeño, una esquirla. Como el cuerpo no es capaz de digerirlo ni degradarlo, el miedo es que nos provoque heridas a su paso por el esófago, el estómago o el intestino. Pero lo normal es que no pase nada. «Es muy raro que dañe la mucosa que recubre el esófago, que es fina pero muy resistente y se defiende ante cualquier agresión. Cuando detecta algo punzante se mueve de forma que esa parte que se puede clavar no toque la pared del esófago y siga su camino hacia el estómago, donde los jugos gástricos también protegen su paso hacia el intestino. El trozo de vidrio será expulsado sin digerir con la materia fecal, sin generar problemas», apunta Rosa Pérez, enfermera especialista de Urgencias y responsable de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.
Objetos afilados Alfileres, agujas, imperdibles abiertos, huesitos astillados y clavos: se aconseja llevar al hospital a los niños. Las señales de alerta: problemas para tragar, salivación, tos continua, vómitos, dolor abdominal o sangre en las deposiciones
Objetos redondeados sin bordes Como una moneda: el objeto más habitual que se tragan los niños. Hasta el tamaño de un euro –dos centímetros– no es necesaria la hospitalización. Es aconsejable una dieta rica en fibra con verduras y frutas y observar las heces. Si en un plazo de 5 a 7 días no se ha expulsado el objeto –solo debemos esperar si no hay síntomas– hay que acudir al médico.
Pilas de botón e imanes Las pilas de botón exigen acudir de forma inmediata a un hospital, ya que requiere su extracción de urgenca. Igual ocurre si un niño se traga dos imanes o un imán junto con un objeto metálico.
Incluso en el caso de que el trozo de vidrio haya provocado alguna pequeña heridita, esta puede ser reparada por el mismo organismo sin que se produzcan complicaciones. Para evitar estos sustos, lo recomendable es que si estamos manipulando alimentos y se rompe un vidrio, aunque sea a distancia, lo mejor es tirar todo. Más peligrosos que los cristales son los clavos, las agujas, los imperdibles abiertos, los palillos o los huesitos astillados. «Es más difícil que los movimientos del esófago logren evitar que se claven», precisa Rosa Pérez. Y aclara que son los niños de corta edad los que suelen protagonizar estos accidentes. «Si el pequeño deja de comer, saliva, tose mucho o tiene dificultades para tragar es una señal de que le ha podido provocar una lesión grave», alerta. Destaca que un clavo o una aguja pueden perforar el esófago y la tráquea e, incluso, llegar a los pulmones. «En el caso de objetos punzantes, la recomendación sería acudir al hospital siempre para que lo valoren los médicos, porque existe el riesgo de complicaciones graves. Y sin esperar a esas señales de alarma, como el dolor abdominal, los vómitos... porque puede ser ya tarde», advierte Juan Jesús Hernández, médico del área de Salud de Cruz Roja.
Los especialistas alertan de que entre los objetos que podemos tragarnos de forma accidental las pilas de botón son las más peligrosas. Además, son especialmente atractivas para los niños porque son pequeñas y brillan. Contienen mercurio, cinc, óxido de plata, litio y, a veces, hidróxido sódico o potásico y son altamente corrosivas, por lo que hay que extraerlas siempre y con urgencia. «Tienen un efecto parecido a la lejía, queman la mucosa y pueden perforar el esófago. Es una emergencia, debemos llegar al hospital antes de dos horas porque las consecuencias pueden ser muy graves e incluso provocar la muerte», alerta la enfermera de Urgencias. Da un consejo:que los niños nunca nos vean cambiar pilas ni sepan que están dentro de un juguete.
Pero son «fichas, monedas, botones o piezas de juguetes los objetos que con mayor frecuencia se tragan los pequeños y los casos que más se ven en los servicios de Urgencias», precisa el médico de la Cruz Roja. Lo normal es que si son de menos de dos centímetros lo expulsarán con las heces. Si son más grandes, debemos acudir al hospital porque puede ser necesario que se lo extraigan. «Es más habitual y entraña un mayor peligro que al tragar uno de esos objetos provoquen obstrucción parcial o total de las vías aéreas», advierte el médico de Urgencias. Así que prevención, sobre todo con los niños.
Los expertos no aconsejan remedios caseros como tomar miga de pan o beber leche o aceite porque no van a solucionar el problema. Incluso en el caso de una espina clavada en la garganta, si comemos miga la podría llevar a otras zonas del cuerpo en las que haga más daño o sea más difícil de extraer. Solo hay una excepción: en el caso de ingerir una peligrosa pila de botón, tomar cucharadas de miel retrasan que se pueda explotar y nos da más tiempo para llegar al hospital.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.