'Doxing' o cómo desvelan tus datos en internet

«Los acosadores unen las piezas que encuentran por la red y las reúnen para identificar a la persona que se encuentra detrás de un usuario anónimo en las redes sociales», explica Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España. Este método de acoso genera en la víctima miedo, vergüenza y estrés al ver invadida su privacidad, al margen de que queda abierta la vía para el hostigamiento, ya que los acosadores pueden compartir información confidencial de esa persona y exponerla a la vista de todos. Los datos compartidos pueden ser desde documentos de trabajo a fotografías privadas, el número de teléfono, la dirección de su casa o información del entorno familiar, entre otras referencias personales.

El término 'doxing', todavía nuevo pero que empieza a sonar, ya ha sido incluido en el Observatorio de la Violencia de la Fundación Mujeres como una forma más de ciberviolencia machista. Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado la creciente violencia que es ejercida especialmente contra las chicas en el mundo digital: el 26% de las mujeres en nuestro país que han sufrido abusos en Internet reconocen haber sido víctimas de esta nueva práctica.

El 'doxing' no es un delito si solo estamos recopilando información de una persona. Sin embargo, «lo que sí va a constituir delito es la finalidad con la que usemos esa información o el método a través de la que la obtengamos. También depende de los datos específicos que se revelen. Por ejemplo, desvelar el nombre real de una persona no es tan grave como dar a conocer su dirección particular o el número de teléfono», señalan los expertos en seguridad de Kaspersky. Y alertan sobre los peligros que implican en este sentido las aplicaciones de citas 'online': el 67% de los encuestados españoles temen ser acosados por alguien al que han conocido de esta forma.

«Las técnicas utilizadas para encontrar esta información pueden ser desde búsquedas en bases de datos y redes sociales hasta otras más avanzadas como el seguimiento de direcciones IP o el 'phishing' (engañar a alguien para que comparta información confidencial)», amplía el especialista en seguridad informática. Cualquiera de estas técnicas tienen en común que la información difundida no cuenta con el permiso de la víctima.

Cuanto más tiempo están las personas en línea, más vulnerables se vuelven. De ahí que los chavales pertenecientes a la llamada Generación Z (los nacidos entre 1997 y 2015) y la Generación Alpha (nacidos del año 2010 en adelante) son las víctimas potenciales más numerosas del 'doxing'. «La gente más joven 'vive' en el mundo virtual y hace un uso lúdico de la red sin pensar que pueden convertirse en víctimas», advierte el profesor del programa de Criminología de la UOC, Marc Balcells. «El problema es que van cediendo imágenes y vídeos de los que no se puede tener control una vez que han salido de su esfera, ni saber dónde son guardados ni en qué servidores. Tampoco pueden controlar hasta qué punto puede haber filtraciones de ese material».

Así que movernos en Internet como un espacio seguro hace que cada día tengamos que sortear más obstáculos de este tipo. La Fiscalía General del Estado advierte en su memoria de un potente repunte –de un 30%– en las coacciones a través del mundo digital, que es su caldo de cultivo ideal, por su poder de amplificación así como por la impunidad que ofrece el anonimato tras el que se ocultan los acosadores.