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Esta semana ha comenzado la primavera. ¿Qué sabemos sobre ella? Que florecen las plantas, se escucha cantar a los pájaros, los días se alargan y hay más luz, que suben las temperaturas o que es una etapa mala para los alérgicos. Pero en esta estación ... hay una larga lista de fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y de curiosidades desconocidas para aquellos que se saltaron las clases de ciencias de estudiantes.
La primavera comienza en el hemisferio norte en marzo, con el equinoccio de primavera, entre el 19 y el 21–este año ha sido el 20–. No es una arbitrariedad, depende de la órbita terrestre. El momento exacto es cuando el eje de nuestro planeta es perpendicular a la línea que une la Tierra con el sol, de manera que los rayos caen verticalmente en el ecuador y llegan horizontalmente a los polos, explica el físico Germán Fernández. La razón por la que los equinoccios no siempre llegan en el mismo día es porque la Tierra no gira alrededor del sol exactamente en 365 días. En primavera, el sol sale más temprano y las noches caen más tarde hasta que llega el día más largo del año: el solsticio de verano, el 21 de junio.
La primavera no existe en todas las zonas del planeta, solo en las áreas más templadas. En las zonas cercanas al ecuador no tienen las cuatro estaciones, ya que la temperatura apenas varía a lo largo del año. En esas regiones solo hay 2: temporada seca y lluviosa.
La Tierra no es el único planeta con primavera. Marte, Saturno y Neptuno tienen una inclinación semejante del eje de rotación respecto al plano de su órbita alrededor del sol y, por tanto, estaciones. Saturno registra un equinoccio de primavera y otoño, pero ocurre aproximadamente cada 15 años terrestres.
Decimos que el sol sale por el este y se pone por el oeste, pero en realidad solo ocurre dos veces al año: en los equinoccios de primavera y otoño, cuando el día y la noche tienen la misma duración. El resto del año, el punto por el que sale y se pone el sol está desplazado un poco hacia el norte en primavera y verano y hacia el sur en otoño e invierno. En el hemisferio sur, el desplazamiento es al contrario. Lo que ocurre es que por convenio se estableció que el punto cardinal por el que sale el sol es el este y se pone por el oeste, pero la coincidencia perfecta se alcanza solo dos veces al año.
El inicio de la primavera es una fecha que tiene que ver con la astronomía, pero el paso de una estación a otra es «una progresión en continuo en la naturaleza», resalta Javier Loidi, profesor del departamento de Biología Vegetal y Botánica de la facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. «Florecen las plantas, aparecen los insectos, salen los pájaros y llegan otras aves con la migración, es el período de reproducción de los animales...», describe este catedrático de Botánica. Algunos estudios apuntan que el cambio climático está provocando que la primavera se acorte. «Pero lo que muestran las investigaciones como tendencia para fin de siglo no es ese acortamiento de la primavera, sino que lloverá menos y las temperaturas serán más elevadas en verano», precisa.
Es la época de floración de la mayoría de plantas y árboles: almendros, sauces, avellanos, alisios, hayas, robles.. de los dientes de león o los tréboles rojos, pone como ejemplo. Los primeros que florecen son claveles, lirios, lilas, tulipanes o narcisos. «Vemos en los montes los tonos más intensos de verdes y es la etapa de máximo caudal de los ríos», destaca el profesor. Y las flores atraen la vida de los insectos, incluidas abejas y mariposas.
A partir del 20 de marzo cada día tenemos casi 3 minutos más de luz porque amanece antes y anochece más tarde. Esta abundancia de luz solar, que da lugar a la mayor floración del año, convierte esta estación en un problema para los alérgicos –sufren más rinitis, conjuntivitis...–, sobre todo por los elevados niveles de polen, apunta el inmunólogo Pedro Reche. Este mes está siendo más seco de lo normal, por lo que la contaminación acumulada es mayor y da lugar a niveles más altos de polen de lo habitual en esta época. El dicho 'la primavera, la sangre altera' tiene algo de cierto. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Graz (Austria) muestra que la vitamina D, que se genera en un 90% por la exposición al sol, activa la secreción de testosterona y, con ello, la libido masculina.
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