Stop al acoso en los gimnasios

Este movimiento elevó el vuelo en enero, cuando la influencer estadounidense Nora Love publicó un clip corto en el que se veía a un hombre mayor que vagaba de una máquina a otra del gimnasio sin hacer ejercicio y mirando a las chicas. Tras colgar el vídeo en TikTok con los hashtags #GymTok y #GymCreep (fisgón de gimnasio), otras mujeres empezaron a subir imágenes parecidas. Desde entonces, TikTok se ha convertido en un muro para colgar las denuncias de acoso en los gimnasios. De hecho, los hashtag #GymCreep y #GymWeirdo (bicho raro) acumulan más de 70 millones de visitas y decenas de miles de vídeos.

Que este movimiento estalle ahora tiene que ver con que hasta hace unos años la presencia femenina en las salas de pesas era muy limitada. Con la tendencia progresiva a trabajar la fuerza –el auge del crossfit– se ha multiplicado el número de mujeres que se ejercitan en la zona de musculación y ha abierto la puerta a que aumenten estas actitudes machistas. «Es verdad que en los gimnasios convencionales es algo que ocurre, que las mujeres se sienten observadas en la sala de máquinas», reconocía la entrenadora Macarena Fernández en declaraciones a Telecinco. «Siguen existiendo neardentales y cromañones que van al gimnasio a mirar e, incluso, graban vídeos o hacen fotografías sin permiso», se queja otra deportista en un vídeo.

De hecho, en algunos de estos clips subidos a Tik Tok se ve a hombres que graban de forma disimulada con su móvil a chicas que hace sentadillas, fisgan a mujeres ocultos tras unas pesas o hacen comentarios sobre ellas y se ríen en corrillos. En otra de estas escenas se puede ver cómo un individuo mira de forma descarada a una joven mientras levanta pesas, hasta que su pareja se coloca entre ella y el mirón.

Las mujeres incluso piden en sus vídeos de denuncia la colaboración de los monitores deportivos de los gimnasios y les proponen «que tengan un protocolo de actuación» para estos casos. En algunos centros ya se interviene. «Estábamos en una clase de pilates, en una habitación con puertas acristaladas situada junto a la sala de pesas. El monitor se dio cuenta de que había varios chicos mirando por las cristaleras, salió de la sala y se acercó a ellos:'¿Qué, os interesa la clase? Podéis pasar hay sitio', les soltó, y los chavales se fueron», cuenta Amanda, clienta de un centro deportivo vizcaíno que ha sufrido estas miradas indeseadas.

«Movimientos de este tipo son positivos porque ayudan a visibilizar un problema que, lamentablemente, sigue existiendo. La mujer está en su derecho de reivindicar respeto y no ser tratada como objeto», recuerda el psicólogo social Guillermo Fouce. «Estas agresiones no tienen que quedar en el terreno de lo privado, deben hacerse públicas y requieren intervenir», insiste.

El gimnasio, como cualquier otro espacio, «es un reflejo de la sociedad actual», en la que «se mantienen actitudes que cosifican a la mujer», advierte el experto. No solo eso. «Estas conductas se han incrementado con la influencia de Internet, del abuso de la pornografía. Pero es, en todo caso, una consecuencia de la carencia de una educación en valores».

El acoso en los gimnasios es un problema real pero 'invisible'. Una encuesta realizada por la plataforma RunRepeat revelaba que más de la mitad de usuarias admitían haber sufrido algún tipo de acoso mientras se ejercitaban, aunque solo el 8,8% lo había denunciado. Un dato muy preocupante: un 15% de mujeres se borran del gimnasio por esta razón. «No hacerlo público dificulta la gestión de este problema por parte de los centros deportivos», señala el informe.

Y describe tres formas de acoso: una de cada cuatro mujeres ha experimentado miradas que le hacen sentirse intimidadas, casi una de cada cinco recibe comentarios indebidos sobre su cuerpo o aspecto y una de cada diez experimenta contacto físico no deseado.

Preguntado por el asunto, Alberto García, gerente de la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas, señala: «No discutimos que exista, pero el hecho es que gestionamos instalaciones con 6 millones de usuarios, la mitad de ellos mujeres, y no tenemos constancia de denuncias de este tipo».