Cajeras del súper, el nuevo antídoto contra la soledad
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La pandemia ha duplicado la soledad grave en España, donde 5 millones de personas –casi la mitad, mayores de 65 años– viven solos. En Holanda y Reino Unido se han inventado curiosos remedios para combatirla y un estudio realizado en Estados Unidos nos invita a conversar con extraños. Te lo contamos
En los supermercados Jumbo de Holanda hay unas líneas de cajas especiales. Son lentas. Los consumidores las eligen por eso. No hay agobio ninguno si te demoras. Es lo suyo. Se trata de las kletscassas, 'cajas habladoras': están ideadas para charlar con los clientes, sobre todo con los mayores.
«Nuestros supermercados son un lugar de encuentro. Queremos ayudar a reducir la soledad de la gente. Estas cajas son un pequeño gesto, pero muy valioso en un mundo cada vez más digital y rápido», explica Colette Cloosterman-van Gerd, consejera delegada de Jumbo y propulsora de las cajas para charlar. Jumbo forma parte de la Coalición Nacional contra la Soledad, iniciativa del Ministerio de Sanidad, Bienestar y Deporte de Holanda, un país donde la mitad de los mayores de 75 años confiesa sentirse solo.
«Nuestros cajeros están encantados de establecer un contacto real con los clientes», cuenta la consejera delegada de Jumbo. La cadena experimentó en 2019 con una kletcassa y fue tan bien que este año planea abrir 200 en todo el país. Aseguran que son más demandadas que las cajas de autopago.
La soledad es un problema generalizado en los países más desarrollados. En España, por ejemplo, casi cinco millones de personas viven solas y el 44 por ciento de ellas son mayores de 65 años. La pandemia ha empeorado las cosas. Según el Informe España 2020, elaborado por la Cátedra José María Martín Patino de la Universidad Pontifica de Comillas, ha multiplicado por dos la sensación de soledad grave.
Un invento británico
Las kletscassa holandesas no son la única inicicativa 'curiosa' para combatir la soledad. En Gran Bretaña, la compañía ferroviaria TransPennine Express ha ideado los bancos para charlar, chattie benches. El objetivo es el mismo que el de las cajas de supermercado parlanchinas de los supermercados Jumbo holandeses: incentivar las conversaciones entre la gente.
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TransPennine Express participa así en la Campaña para poner fin a la soledad, que pretende ayudar a los nueve millones de solitarios reconocidos en el Reino Unido.
Los bancos para charlar comenzaron a funcionar el pasado mes de agosto. Para animar a la gente a utilizarlos, los clientes, el personal de TransPennine Express y varios representantes de la Campaña para terminar con la soledad se sentaron en el banco de ferrocarril más largo del mundo en la estación de Scarborough, en la costa del mar del Norte en Yorkshire.
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Los promotores de la Campaña para Terminar con la soledad han realizado una encuesta en el Norte de Inglaterra y los resultados pintan un panorama triste: el 71% de los adultos afirman que la soledad es un problema muy grave.
Hablar con extraños
¿Le ha contado secretos o intimidades a desconocidos? No es raro. Incluso es bueno. Una reciente investigación de la revista de la Asociación Estadounidense de Psicología Journal of Personality and Social Pshycology deduce que las conversaciones profundas con un extraño se disfrutan más y producen una mayor conexión entre quienes la sostienen.
Los participantes en el estudio dijeron que presuponían que los desconocidos con los que iban a charlar no se iban a interesar en ellos y se sorprendieron al comprobar que no solo era así, sino que cuanto más profunda era la conversación más a gusto se sintieron.
El profesor de Ciencias del Comportamiento Nicholas Epley, uno de los autores del estudio, cuenta que «creyeron que si revelaban algo importante sobre ellos mismos durante la conversación se enfrentarían a la indiferencia o el silencio del otro, y no fue así».
Las conversaciones profundas con un extraño se disfrutan más y producen una mayor conexión, asegura un estudio reciente
Para romper el hielo, a los 1800 participantes agrupados en parejas del estudio de la Universidad de Chicago les facilitaron unas preguntas superficiales, del tipo ¿qué tal tiempo crees que hará mañana? O, ¿qué película te ha gustado últimamente?; y otras cuestiones más profundas, como ¿cuándo lloraste ante otro por última vez? O, ¿qué es lo que más te preocupa de tu futuro? Es evidente qué da más juego.
Si charlar con extraños nos hace sentirnos bien ¿por qué no lo hacemos más? Los investigadores de la Universidad de Chicago lo achacan a ese prejuicio de que nuestras cosas no le van a interesar a un desconocido. Tampoco ayudan las prisas y el modo de vida actual, donde apenas se pasea o se compra desde el ordenador.
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