
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Domingo, 03 de Noviembre 2019
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El segundo lago de agua dulce más grande del planeta, del tamaño de Irlanda, es la principal fuente del Nilo. Sus orillas figuran entre las zonas más densamente pobladas del mundo –50 millones de ribereños–, una concentración humana que contamina sus aguas de forma imparable. A los residuos domésticos e industriales se unen plagas animales y vegetales, químicos de granjas ribereñas y vertederos como el de la imagen, en un manglar cercano a la ciudad ugandesa de Katabi. Los recolectores de bolsas las limpian aquí para vender el plástico, pero el tinte de estas se mezcla con el agua y de esta forma destruyen su propio medio de vida.
Garcetas blancas buscan restos de pescado entre las barcas en Bukoba, Tanzania. La pesca no ha dejado de mermar en la última década, incluso la de perca del Nilo, dominante desde que los británicos la introdujeran en el lago en 1954. Este pez ha generado un boyante negocio, pero ha arrasado con más de 200 especies endémicas. Figura por ello entre las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En la mayor reserva pesquera de agua dulce del planeta, los pescadores ganan de 2 a 3,5 euros por día. En aldeas como Kasensero, en Uganda, el alcoholismo se extiende entre los marinos, que temen salir a faenar por miedo a los piratas tanzanos. En sus comunidades, además, la tasa de prevalencia del VIH es tres veces mayor a la media nacional.
En una región donde casi la mitad de la población vive con menos de un euro al día, la pobreza también influye de forma drástica en la degradación. En Mwanza, segunda urbe tanzana, viven cerca de 800.000 personas. Cuando llegan las lluvias, las letrinas y fosas sépticas de las zonas ribereñas se desbordan y las aguas residuales fluyen por los callejones hacia el lago.
Tanzania es el país con más albinos de África (uno por cada 1429 habitantes), pero también donde más se los persigue: 76 asesinatos desde 2006 según Human Rights Watch. Los hechiceros usan partes de sus cuerpos (cotizan a 75 dólares y las de los niños son las más apreciadas) como amuleto o para crear brebajes de supuestas propiedades benignas. La isla Ukerewe es su gran santuario. Los primeros pobladores fueron abandonados aquí por sus familias, sobrevivieron y prosperaron, atrayendo así a toda una legión de marginados.
Wagagai es una de las mayores compañías de esquejes del mundo. Invernaderos como este de Nkumba se extienden por la orilla ugandesa, donde usan fertilizantes y pesticidas. Se sospecha que contaminan el suelo y las aguas superficiales, lo que causa la proliferación de algas y plantas como el jacinto del agua –especie invasora que se ha extendido por el lago–, reduce el oxígeno en el agua e inmoviliza, además, a los barcos que quedan atrapados en su denso entramado vegetal.
En el Victoria hay más de 3000 islas. Migingo es la más preciada de todas por la calidad de su pesca. Tanto que es objeto de tensiones entre Kenia, su propietario, y Uganda, que la reclama. En sus 2000 metros cuadrados viven más de 400 personas, pescadores y prostitutas principalmente (la llaman Sodoma y Gomorra). Debido a sus aguas profundas, aquí aún abunda la pesca, sobre todo de la perca del Nilo, cuyas exportaciones –el 60 por ciento con destino a Europa– generan, según la FAO, más de 350 millones de euros a los tres vecinos del lago.