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Sin margen de error Robert Marc Lehmann Submarinismo extremo: un fallo se paga con la muerte

El investigador submarino Robert Marc Lehmann se adentra en lugares recónditos donde nadie había penetrado antes. Sus impresionantes descubrimientos —inverosímiles cuevas o altares para sacrificios mayas, habitados antes de verse inundados— conllevan los más altos riesgos. A veces se queda sin oxígeno o expuesto al derrumbe de una caverna. Con todo, él dice que vale la pena...

Jueves, 10 de Agosto 2023, 13:00h

Tiempo de lectura: 4 min

De repente te quedas sin oxigeno a decenas de metros bajo el agua. Esto le ha sucedido en varias ocasiones a Robert Marc Lehmann, fotógrafo de vida salvaje e investigador submarino. Explorando los lugares más recónditos ha vivido todo tipo de peripecias; algunas, muy peligrosas. Pero sigue en la brecha porque queda mucho por descubrir: «Hoy sabemos más sobre la superficie de la luna que sobre las profundidades oceánicas», explica. Lehmann es uno de los expertos en indagar los sistemas de cuevas más intrincadas del mundo. Explora los pecios históricos y persigue a los que matan a los tiburones.

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Al alcance de pocos. Robert Marc Lehmann ha buceado en más de cien países. Su sitio preferido es la Dean's Blue Hole [en la imagen que abre este reportaje], «una gruta tan difícil como extensa que hay en las Bahamas –cuenta–. Después de nadar durante más de una hora, llegas a 'la cristalería', un espacio muy bajo, pero asombroso en el que hay millares de estalactitas y estalagmitas. Te tumbas en el suelo de la cueva y contemplas esa increíble luz verdosa... No demasiadas personas han visitado el lugar porque llegar a él resulta muy difícil».

A sus 40 años protagoniza algunas de las aventuras más arriesgadas bajo las aguas. Penetra kilómetros adentro en sistemas de cuevas submarinas en el curso de sus exploraciones, colándose a través de angostos boquetes, y lo hace cargando con equipamiento pesado en la oscuridad más negra y absoluta.

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Si se te cae la cueva encima. Uno de los mayores riesgos de bucear en cuevas es que el techo se venga abajo. Les pasó a Lehmann y su equipo en unos cenotes en México en 2012. El techo se hundió y al momento la visibilidad se redujo a cero. ¿Qué hicieron?. «Aplicar el protocolo de emergencia. Llevas una mano al cable de seguridad y la otra a la pierna de la persona que va por delante de ti. Te comunicas a ciegas, presionando con los dedos para transmitir señales. Fuimos siguiendo el cable hasta salir de la gruta».

Un oficio peligroso

Suena de lo más arriesgado. Pero a él no se lo parece. «Siempre que lo planifiques todo de forma pormenorizada, hacer submarinismo en esas grutas no es más peligroso que hacerlo en cualquier otro lugar. Lo único que necesitas es la preparación y el entrenamiento indicados».

«La mayoría de las personas que mueren dentro de cuevas son submarinistas 'normales', sin la formación adecuada; no saben cómo han de reaccionar en situaciones de emergencia. Estamos hablando de un trabajo que no admite errores. Si surge un problema, tienes que resolverlo al momento».

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Cinco minutos sin respirar. «Aprendes a controlar el reflejo de respirar. Lo haces calmadamente y desde el abdomen. Hoy soy capaz de aguantar la respiración durante cinco minutos seguidos. Lo que me proporciona un recurso extra si algo va mal», explica Robert Marc Lehmann.

Un problema serio puede ser quedarse sin aire. «Puede suceder perfectamente. Se trata de una posibilidad muy real», reconoce Lehmann. ¿Qué hacer entonces? «Pongamos que estás nadando por el interior de una gruta muy angosta, casi rozando su techo, y que el regulador de la botella de oxígeno se engancha y se desconecta. De pronto no puedes respirar. La solución estriba en mantener la calma, llevar la mano al regulador y conectarlo otra vez».

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La regla de los martinis. «Cuando estás usando solo aire y no mezclas de gases, hay que atenerse a la 'norma de los martinis'. Una profundidad de 10 metros afecta al cerebro como un copazo de Martini. Una de 20 metros afecta como dos martinis... Por eso, para explorar grutas usamos el Trimix, una combinación de oxígeno, nitrógeno y helio, que ayuda a que tengas la cabeza clara. En todo caso, el desgaste es enorme. Tras estar en una cueva sientes como si hubieras corrido una maratón».

La clave, según él, es no perder los nervios. «En esta profesión has de tener los nervios de acero. Y cuentas con un equipo de colaboradores que te brinda apoyo adicional. Nunca se me ocurriría entrar en una cueva a solas; lo normal es que entremos cuatro a la vez. Mis compañeros están muy bien instruidos», cuenta Lehmann.

Tiene muy claro que merece la pena: «Me encanta descubrir lugares en los que nadie, o casi nadie, ha estado antes. En los cenotes de México encontramos altares para sacrificios de millares de años de antigüedad, así como hogares para el fuego que databan de la era de los mayas. Estas grutas estuvieron habitadas antes de verse inundadas. Es fascinante explorar un mundo submarino que sigue siendo un misterio para la mayoría de las personas».


¿DÓNDE HACER EL MEJOR SUBMARINISMO?

MIS CINCO SITIOS PREDILECTOS

1

Cenotes, México

«En las costas de los estados de Quintana Roo y Yucatán hay más de un millar de antiguas cuevas kársticas [generadas por procesos de disolución y precipitación, que crean paisajes de extraordinaria belleza con multitud de 'formas kársticas', como las estalactitas y estalagmitas]».


2

Dean"s Blue Hole, Bahamas

«Unos colores que quitan el aliento. Una de las grutas más espectaculares del mundo».


3

Islas Azores, Portugal

«Tiburones, mantarrayas, delfines, ballenas, grutas submarinas... En este archipiélago hay de todo».


4

Noruega e islas Spitzberg

«A favor: oscuros fiordos, seres de las profundidades, bosques de algas. En contra: la temperatura del agua puede bajar incluso a -1,8 grados».


5

Islas Poor Knights, Nueva Zelanda

«En ellas hay delfines, orcas y gigantescas bancadas de peces... Pero ojo con la corriente, que es muy fuerte».