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Los secretos del Gran Azul: así se crea la cerámica de Sargadelos

Factoría de porcelana

Los secretos del Gran Azul: así se crea la cerámica de Sargadelos

Moldes clásicos El decorado 'espiroide' en blanco y azul cobalto no pasa de moda. Pablo Zamora

Los grandes gurús del diseño mundial descubrieron la cerámica de Sargadelos en la década pasada. Desde la revista Wallpaper al Financial Times han hablado de ella. La cerámica española que se hizo popular en los años setenta está inmersa estos días en un torbellino laboral. Cuando se decide su futuro empresarial, recuperamos nuestra visita a la factoría del 'gran azul'.

Domingo, 24 de Enero 2016

Tiempo de lectura: 3 min

El azul cobalto no ha pasado de moda. No viene del azul del mar gallego, sino del óxido de cobalto. Es el ADN de la cerámica Sargadelos. Una seña de identidad que lleva años convertida en símbolo de lo cool gracias a figuras como el famoso prescriptor de tendencias Tyler Brûlé, el fundador de la cabecera inglesa Monocle, que mencionó la marca en su mítica publicación y en uno de sus artículos del Financial Times.

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Atemporal. Completamente vintage , la cafetera recuerda a una plancha antigua.

Y es que corren nuevos tiempos para una empresa que ha decidido salir de Galicia –un mercado ya demasiado maduro– y abrirse al mundo. Sus piezas se venden en la tienda on-line de la revista Wallpaper, la meca del diseño. «Nos seleccionaron entre cinco fabricantes en el mundo», cuenta orgulloso su director comercial.

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Cuartel general. La empresa se remonta a principios del siglo XIX, a la parroquia de Sargadelos, en Cervo (Lugo). El libro 'Artesanos, el buen hacer español', (ed. Turner) le dedica un capítulo a Sargadelos, al que pertenecen estas fotos.Pablo Zamora

El proceso de reconversión de la firma también pasa por la colaboración con importantes artistas, como el diseñador de moda Ailanto y su aportación de un jarrón de edición limitada ya agotado y una vajilla infantil; o el vasco Martín Azúa –presente en el MOMA–, que ha desarrollado una de las piezas de mayor éxito: la vajilla espiral, dirigida a un público más joven. Dentro de su rejuvenecimiento, Sargadelos ha apostado también por una línea vintage, una colección de tazas, con un colorido distinto, más variado.

Sin embargo, la empresa gallega no ha perdido ni un ápice de la identidad que se forjó desde que la primera fábrica de cerámica fuese creada a principios del siglo XIX en la parroquia de Sargadelos del Ayuntamiento de Cervo, un pequeño pueblo de la costa de Lugo, donde hoy todavía se pueden visitar los restos de las antiguas fábricas de fundición y loza.

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Cocción extrema. Uno de los cuatro hornos de la fábrica de Cervo. Solo la porcelana de Sargadelos se cuece a 1800 ºC.Pablo Zamora

Quizá sea ese su secreto. Mantener lo que hace 200 años su fundador, Antonio Raimundo Ibáñez, consiguió: una cerámica de altísima calidad. Un producto intermedio entre la loza y la porcelana. Un material duro y ligero a la vez, con una cocción muy superior a la habitual, unos 1800 ºC, necesaria para que la porcelana adquiera su proverbial firmeza.

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A mano. Decoración a mano de cada una de las piezas. El dibujo se hace con pincel, línea tras línea.Pablo Zamora

Asturiano y gran emprendedor, el entonces marqués de Sargadelos –título otorgado por Carlos IV– creó una siderurgia y fábrica de cerámica, aprovechando la rica naturaleza de la zona: mucha agua y gran cantidad de árboles. El mejor sitio para levantar un alto horno.

Una formidable iniciativa que comenzaría por copiar la clásica porcelana inglesa aprovechando la excelente calidad de los yacimientos de caolines –arcilla blanca muy pura– en las proximidades de Cervo. Eran vajillas rococó, una evolución del famoso estilo inglés tan de moda en la época.

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El color. Su color azul no viene del mar gallego, sino del óxido de cobalto. Ese es el ADN de la cerámica de Sargadelos, dura y ligera a la vez.Pablo Zamora

La muerte del marqués –asesinado en Ribadeo– acabó con el cierre de la fábrica en 1875 y no es hasta 1970 cuando realmente se recupera el legado y el espíritu de Sargadelos, gracias a otro visionario: el pintor y diseñador Isaac Díaz Pardo. Empieza entonces el sello del Sargadelos que hoy conocemos. Un diseño arrollador en el que aún interviene la pintura a mano y domina el color azul cobalto como emblema de la casa.

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Un clásico. Una de las vajillas más antiguas, la F-73 Azul o Follas Azul. Cada plato cuesta unos 30 euros.Pablo Zamora

No hay familia en Galicia que no conozca o posea en su casa una vajilla de Sargadelos. Dicen que beber café en una de sus tazas es una sensación única. Con el tiempo no pierden colorido ni tersura, son piezas aptas para lavavajillas, microondas y horno, hasta los 1500 ºC. Son eternas. Su nombre emula calidad y tradición.

Y, aunque como muchos negocios artesanos se han visto obligados a reinventarse, sus productos estrella siguen siendo los mismos desde hace casi 50 años: las vajillas. En concreto dos de ellas: la Espiroide (en blanco y azul) y la Portomarínico (blanco con relieve).