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Maria Tallchief La bailarina y los asesinos de la luna La india osage que escapó de la matanza de su pueblo y brilló en la Ópera de París

Su tribu de indios americanos —los osages— fue acosada y masacrada, lo cuenta Martin Scorsese en su nueva película, Los asesinos de la luna. Pero Maria Tallchief pudo escapar de esa matanza y convertirse en la primera gran estrella de ballet de su país.

Viernes, 03 de Noviembre 2023

Tiempo de lectura: 5 min

Llovieron sobre ella los aplausos del público del Ballet de la Ópera de París. Y los titulares de la prensa francesa proclamaron: «Una piel roja baila en la ópera». Esa representación fue una proeza: ella, Maria Tallchief, descendiente de un jefe de la tribu osage, se había convertido en la primera bailarina estadounidense que actuaba sobre aquel escenario mítico. Y era india. Lo de París fue solo un peldaño de su exitosa carrera.



Maria Tallchief fue la primera prima ballerina estadounidense, ocupó portadas (Newsweek la consideró «la mejor bailarina del siglo XX nacida en Estados Unidos»); hizo giras por Europa y Asia; actuó con el New York City Ballet, con el American Ballet Theatre o The Royal Danish Ballet...; y en 1960 su gira por la Unión Soviética consolidó su fama internacional.

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Ella era el pájaro de fuego. George Balanchine (con quien estuvo casada) creó para Maria Tallchief coreografías legendarias como la de El pájaro de fuego. Ella lo interpretó como nadie. También bordaba El lago de los cisnes.| Getty Images.

Esta estadounidense triunfó cuando la cima del ballet la ocupaban solo europeos y rusos. Maria Tallchief se convirtió en un orgullo nacional para su país, pero llegar hasta ahí no fue fácil. Tuvo que ascender por una empinada escala de prejuicios, insultos y burlas por ser una india osage.

Maria era mestiza. Su madre tenía origen irlandés y escocés, pero su padre descendía de la nación osage, una tribu india que –al igual que muchos otros pueblos indígenas de Estados Unidos– fue expulsada de su tierra y arrumbada en una zona yerma de Oklahoma. Sin embargo, resultó que de esos campos secos, inútiles para el cultivo, imposibles para el ganado, empezó a brotar petróleo. De hecho, Peter Big Heart, bisabuelo de Maria, fue uno de los firmantes del tratado federal de 1906 que reconocía los derechos de los osages a recibir las ganancias del oro negro que manaba de las tierras que les habían asignado.

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Talento precoz.Maria Tallchief recibió clases de ballet y de piano desde los 3 años. Empezó en Oklahoma y luego se formó en Los Ángeles y Nueva York.

A principios del siglo XX, los osages se convirtieron en indios millonarios. La familia de Maria, por ejemplo, recibió en 1923 el equivalente a 400 millones de dólares. Esa fue su suerte y su perdición. La riqueza de los osages despertó la codicia de los cazafortunas, que se dedicaron a eliminarlos para quedarse con sus pozos y su dinero. Lo cuenta Martin Scorsese en su película Los asesinos de la luna. Hasta sesenta miembros de la tribu fueron asesinados en lo que se llamó 'el Reino del Terror', la caza sangrienta de los osages que se dio entre 1921 y 1925, el año en el que nació Maria en Fairfax (Oklahoma).

Asesinatos en la familia Tallchief

A los Tallchief les tocó vivir ese espanto: la prima de Maria, Pearl, se quedó sola en la vida: a su familia la quemaron viva, encerraron a todos sus miembros y prendieron fuego a la casa. La carnicería terminó en 1925, cuando el Gobierno federal prohibió la transmisión de derechos sobre el subsuelo a gente ajena a la tribu osage.

Terminaron las muertes, pero no los prejuicios y el rechazo. Los Tallchief se trasladaron a Los Ángeles para que las niñas, Maria y Marjorie, continuaran con su formación artística: desde los 3 años asistían en Fairfax a clases de danza y de piano; y Maria era tan buena que su familia estaba convencida de que sería una gran concertista de piano.

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Reconocimiento. Clinton le concedió la Medalla Nacional de las Artes y los osages la nombraron princesa. Aquí, la tribu seminola le otorga derechos de caza en su reserva. | GETTY IMAGES.

Fue en Los Ángeles donde Maria se concentró en el ballet. No fueron tiempos fáciles. Los otros niños de la escuela de danza de Beverly Hills se reían de su apellido (que significa 'jefe alto') y de su tribu. La saludaban al modo indio, le preguntaban si les iba a arrancar la cabellera… e incluso ella y su hermana tuvieron que interpretar una danza india vestidas con flecos y mocasines.

A los 12 años, Maria conoció a la coreógrafa polaca Bronislava Nijinska, hermana del legendario Vaslav Nijinski, que marcó su destino. Nijinska descubrió su potencial y le enseñó con pasión y severa exigencia. A los 17 años, Maria ya estaba instalada en Nueva York y formaba parte del Ballet Russe de Montecarlo. Era un sueño cumplido, pero ella aspiraba a más: quería ser solista.

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Su musa y mujer.George Balanchine atiende a Maria, solista del New York City Ballet, lesionada en un ensayo en 1950. Se llevaron muy bien y siguieron trabajando juntos tras divorciarse.| Getty Images.

Con 21 años, Maria conoció a la figura que iba a ser crucial en su vida: el coreógrafo George Balanchine, 20 años mayor que ella. Balanchine fue su maestro, su mentor y su marido. Según ella, «me modeló como bailarina». El coreógrafo, uno de los grandes del ballet clásico, demandaba que las intérpretes de sus creaciones fueran fuertes, rápidas y gráciles. Así era Maria: para Balanchine, encarnaba la perfección. El flechazo fue artístico, personal y mutuo. Se casaron en 1946, fundaron The New York City Ballet y juntos lo levantaron.

Arrancó el esplendor de Maria. Balanchine creó para ella papeles míticos como el Pájaro de Fuego de la obra de Stravinski, el Hada de Azúcar de El cascanueces o la Eurídice de Orfeo. Maria destacaba por la elegancia de su port de bras y bordaba el pas de deux de El cisne negro, pero sobre todo encarnó como nadie al Pájaro de Fuego. The New York Times decía que «se fundía con el personaje». El Pájaro de Fuego era ella.

La familia de su prima Pearl fue quemada viva durante el Reino del Terror, la matanza de miembros de su tribu, los osages

Estaba en la cumbre. El Ballet Russe de Montecarlo logró recuperarla ofreciéndole dos mil dólares a la semana, con lo que Maria Tallchief se convirtió en la bailarina mejor pagada, en 1954. Ya se había divorciado de Balanchine, pero seguían colaborando. Maria –que se había negado a cambiar su nombre por el de Tallchieva cuando había que ser rusa o parecerlo para triunfar– era un símbolo viviente: mujer del año para la revista Mademoiselle, princesa Wa-XThe-Thomba ('mujer de dos mundos') para la nación osage, premio Capezio el año de su retirada, 1965.

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Indios ricos. A principios del siglo XX, los indios osages fueron millonarios porque su territorio tenía petróleo. Aquí, mujeres de la familia Red Eagle ('águila roja').| Getty Images.

Dejó de bailar, pero no la danza. Fundó el Chicago City Ballet, ideó coreografías, dio clases... En 1999, Bill Clinton le entregó la Medalla Nacional de las Artes. «Con magia, misterio y estilo, se ha elevado por encima de todo», dijo de ella el presidente de Estados Unidos.

Cuando murió, en 2013, a los 88 años, el bailarín y coreógrafo Jacques d'Amboise declaró: «Cuando se pensaba en el ballet ruso, se pensaba en Ulánova. En el ballet inglés, en Fonteyn. En el ballet americano, en Tallchief». La revista Time la llamó «una ensoñación con espina dorsal». Ella había repetido en muchas entrevistas cuál era su sueño: «Por encima de todo quería que se me conociera como una prima ballerina que, además, era nativa americana».


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