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La dataciones, en torno a 65.000 años, que ha publicado en la revista ‘Science’ un equipo internacional y multidisciplinar de investigadores para tres cuevas de la península ibérica –La Pasiega en Puente Viesgo, Maltravieso en Cáceres y Ardales en la provincia de Málaga– ha ... abierto el debate científico sobre si los neandertales fueron autores de estas manifestaciones parietales y sobre si la cronología de las mismas se puede situar en el Paleolítico Medio.
El hallazgo ha tenido una amplia repercusión internacional y representa un impulso incuestionable para el valioso legado paleolítico que albergan las cuevas con arte rupestre de Cantabria, diez de las cuales están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, entre ellas La Pasiega.
El método urano-torio empleado en estas investigaciones abre nuevas perspectivas que obligan a revisar algunas tesis. No obstante, como los mismos investigadores reconocen, «ahora hay que aplicar este método a otras partes de Europa y del mundo en yacimientos que lo permitan y ver si podemos reproducir fechas de igual antigüedad», reconoce João Zilhão, investigador de la Universidad de Barcelona y coautor del estudio.
No obstante, la publicación científica de estas tres dataciones, permite a Zilhão afirmar que «debemos aceptar que los neandertales eran humanos tan capaces desde un punto de vista cognitivo como nosotros».
Marcos García, profesor de la Universidad Isabel I de Burgos y otro de los miembros del equipo, abunda en la aportación de estas dataciones, que «nos permiten saber que los neandertales pintaban para transmitir ideas en soportes a través de formas perdurables en el tiempo y en un espacio concreto».
César González Sainz, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria (UC) y una de las voces más autorizadas a nivel internacional cuando se habla de arte paleolítico, formó parte de este equipo cuando se dataron algunos elementos decorativos de las cuevas del Castillo y Altamira hace 40.000 y 36.000 años. Ahora no ha participado y se encuentra metido de lleno en terminar los estudios de arte rupestre precisamente en La Pasiega, tarea que compagina con otras investigaciones en cuevas con arte en el País Vasco. Recién llegado de Francia, y a la vista de la información publicada en la revista norteamericano, se pronuncia con cautela y con ciertas dosis de escepticismo, aunque no rechaza que los neandertales pudieron tener unas capacidades artísticas.
«Este tema es relativamente complejo y no fácil de explicar. Vayamos punto a punto», comienza. En primer lugar, «los procedimientos de datación absoluta para las costras son instrumentos estupendos. Desde 1990 tenemos el radiocarbono, desde la década pasada, empezamos en Cantabria datando costras, fuimos pioneros; luego están la termoluminiscencia y el uranio-torio, que tiene como ventaja que ofrece desviaciones inferiores en las dataciones». Su experiencia con el radiocarbono, a su juicio el método más aceptado universalmente y el que más resultados ha dado, le ha permitido modificar la cronología para pinturas de las primeras fases del Paleolítico Superior.
Hasta el año pasado la cueva de La Pasiega podía ser visitada por 30 personas al año. Este régimen se ha suspendido por problemas de conservación. En Cantabria, actualmente, además de Altamira –que tiene visitas experimentales, cinco personas a la semana por sorteo–, están abiertas al público las cuevas de El Castillo y Las Monedas, en Puente Viesgo; Hornos de la Peña –parcialmente–, en San Felices de Buelna;El Pendo, en Escobedo de Camargo; Covalanas, en Ramales de la Victoria; y Chufín, en Riclones (Rionansa) –solo en Semana Santa y verano–. El precio de la entrada normal es de tres euros.
Pero, reconoce César González que estos métodos presentan «frecuentes contradicciones internas por lo que hay que interpretar con mucho cuidado las fechas que dan incluso sobre una misma figura o la misma costra». Por otro lado, está la calidad de las muestras: «Es un mundo, pueden haber estado sometidas con contaminaciones y reactivaciones de la calcita».
Por todo ello, el catedrático de la UC cree que «es necesario cruzar diferentes técnicas de análisis y no se puede utilizar un dato aisladamente. Los datos, las fechas, tienen que engarzar bien unas con otras, hay que interpretar con sentido común, especialmente cuando una muestra aislada choca con otros muchos resultados».
César González, conocedor en profundidad de las aproximadamente 900 unidades gráficas de La Pasiega, cree que «se están proponiendo cronologías de más de 60.000 años para algunos elementos que son 40.000 años más recientes». Y, concretando más, el prehistoriador sostiene que «las representaciones de ese panel de la Galería C de La Pasiega son, con toda seguridad, del Paleolítico Superior, de hace entre 35.000 y 12.000 años, no de hace más de 60.000 años».
Y prosigue el profesor lamentando que no se hayan cruzado datos, que el estudio se remitan a datos aislados y que se haya dejado al margen los muchos conocimientos acumulados en materia de investigación del arte rupestre paleolítico durante más de cien años. «Hay muchos yacimientos de neandertales excavados y lo único que se han encontrado son algunos huesos con palotes y poco más; mientras que el Paleolítico Superior está lleno de objetos procedentes de excavaciones con dibujos semejantes a lo que vemos en las paredes».
Y va más allá el catedrático de Prehistoria de la UC:«No es razonable cambiar la Prehistoria de arriba a abajo. No tiene ni pies ni cabeza. Nos ha ocurrido en otras ocasiones, nosotros tenemos incluso fechas más antiguas para algunas costras de La Garma, pero si tienes contradicciones, actúas con cautela».
La posibilidad de que los neandertales tuvieran alguna capacidad artística, César González no la descarta:«Somos del mismo género, aunque una diferente especie. Seguro que tenían una capacidad de abstracción, de transmisión, de emoción estética, tendrían sus capacidades artísticas, bailes, danzas, algún tipo de emoción plástica..., pero en las cuevas no encontramos restos de este periodo semejantes a los de las paredes».
Concluye fechando hace 45.000-40.000 años cuando hay «una suerte de maduración en la capacidad plástica» en diferentes zonas del mundo, que «surge rápido y no lentamente como se creía», y que coincide con «la expansión del homo sapiens de origen africano, pero no hace sesenta mil años», señala González Sainz.
El catedrático de la UC está en la fase final de sus estudios en La Pasiega, a su juicio, junto con El Castillo, «las cuevas con más representaciones de la Península Ibérica». El objetivo es publicar una monografía en la que se dará visibilidad a tres pinturas «excepcionales» de representaciones humanas, dos de las cuales aún permanecen inéditas; la tercera ya fue identificada por Breuil y Alcalde del Río a principios del siglo XX.
Por otro lado, a Federico Bernaldo de Quirós, catedrático de Prehistoria en la Universidad de León y director de las excavaciones en la cueva de El Castillo, en Puente Viesgo, a pocos metros de La Pasiega, también le ha despertado el lógico interés el descubrimiento. «Me choca la datación porque el trazo me parece muy integrado en la sala para ser neandertal».
No obstante, prefiere compartir una reflexión: «¿Qué es arte? Hemos utilizado la palabra simbólico. Hago un trazo porque significa algo para mí y porque tú sabes qué significa. Hablamos de arte con mucha ligereza. ¿En qué contexto de programa decorativo, iconográfico se presenta este trazo? ¿Esto es arte?».
Sin embargo, el que fuera director del Museo de Altamira, está convencido de que «hacían cosas. Tenemos trazos extraños desde hace muchos milenios. Es posible que los neandertales tuvieran un pensamiento simbólico. En otros lugares enterraban a sus muertos; aquí, no».
Y pone en contexto la aparición de las primeras manifestaciones artísticas formulando alguna hipótesis. «El arte del Paleolítico Superior no apareció porque sí, seguro que hubo antecedentes que no conocemos. Por ejemplo, sabemos muy poco o nada de qué hicieron estas comunidades con la madera o con el cuero».
La boca de la cueva del Castillo, que tiene una de las más completas secuencias estratigráficas de la Prehistoria, ofrece información de la ocupación humana desde hace 150.000 años hasta la Edad Media.
Bernaldo de Quirós pone en contexto qué ocurría y cómo vivían aquí hace aproximadamente unos 65.000 años, en el momento en que apunta el equipo internacional de investigadores en su publicación de ‘Science’ se realizaron las pinturas de La Pasiega, a pocos metros. «Hemos trabajado en este nivel del Paleolítico Medio y hemos encontrado restos de industria lítica musteriense, restos humanos, muchos ocres y un canto rodado con decoración punteada. Estos grupos, que funcionarían a modo de tribu, con su jerarquía y una organización social probablemente compleja, eran, como siempre, cazadores, que vivían fuera de la cueva, en la boca. Dentro nunca se vivía, no era cómodo, las condiciones son muy húmedas y no se puede hacer fuego a gusto».
Y sobre La Pasiega, el catedrático, aunque no ha trabajado en su registro solutrense (Paleolítico Superior), cree que la galería donde se ha tomado la muestra corresponde a una antigua entrada a la gruta.
Sautuola descubrió las pinturas de Altamira en 1879 y falleció en 1888 sin que la comunidad científica hubiese reconocido y dado autenticidad a la cronología paleolítica de las manifestaciones artísticas de la cueva de Santillana del Mar. Posteriores hallazgos hicieron rectificar a quienes habían negado las tesis de Sautuola. Émile Cartailhac rectificó públicamente con el artículo ‘La grotte d’Altamira, Espagne. «Mea culpa d’un sceptique»’ en 1902.
Ha transcurrido más de un siglo: ¿Se repetirá la historia?
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