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Tras su escrito catártico de ayer, en el que anunció su retirada de la política en 2019 y cargó contra la dirección actual del PP, Ignacio Diego ha publicado hoy en sus redes sociales un segundo artículo. Una segunda bomba, disfrazada de análisis político ... bienintencionado, contra la estructura actual de los populares en Cantabria. El expresidente de Cantabria propone que sea el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, el cabeza de lista del PP en las elecciones autonómicas de 2019 en la región. «Este es el momento en que un verdadero líder ha de estar a la altura de las circunstancias, asumiendo el compromiso y la responsabilidad que se espera en los momentos de crisis», se puede leer en su escrito.
No es ningún secreto la mala relación que Diego mantiene, desde hace años, con el exalcalde de Santander. Las diferencias se volvieron públicas y notorias cuando coincidieron gobernando, uno en el Ayuntamiento y otro en el Ejecutivo regional, y terminaron de confirmarse cuando De la Serna decidió apoyar a Buruaga como candidata a presidir el PP cántabro y la defendió en Madrid frente a Diego, aprovechando su cercanía en la mesa del Consejo de Ministros con la cúpula del partido.
Entonces, ¿por qué aboga ahora por una candidatura liderada por el exalcalde? En primer lugar, para continuar con la campaña de desprestigio a Buruaga que Lealtad Popular, la asociación de críticos con la actual dirección, lleva promoviendo durante el último año. Diego dice que De la Serna «debe asumir esta responsabilidad» ante el «escaso atractivo electoral» de una candidatura encabezada por la actual presidenta, María José Sáenz de Buruaga. «Sus propios compañeros de la actual dirección reconocen implícitamente que es una mala opción cuando, como se ha escrito ya en medios de comunicación nacionales, se está promoviendo la búsqueda de lo que se ha denominado 'una persona independiente de reconocido prestigio' para encabezar las listas», escribe.
A Diego le resulta «insultante» que el partido intente encontrar fuera de sus filas un cabeza de lista, pues implica reconocer que entre los 14.000 afiliados y los centenares de cargos públicos del PP cántabro «no hay ni uno sólo con el prestigio profesional y político suficiente para encabezar el cartel electoral». «Es incomprensible que nuestra dirección regional tenga en tan baja consideración la valía política de sus afiliados y sus cargos institucionales y orgánicos, hasta el punto de buscar fuera a ese 'elefante blanco'».
En segundo lugar, el expresidente intenta poner contra la pared a De la Serna al recriminarle que anteponga sus intereses personales a los del partido si evade esa responsabilidad. «Huir de ese compromiso, y mucho más en la complicada situación actual del PP, no sería entendido ni por nuestros afiliados, simpatizantes y votantes, ni tan siquiera por la propia opinión pública, y yo creo que éste es el momento de exigir ese paso al frente, huyendo de fórmulas extrañas como es la de buscar candidatos ajenos al propio partido, y asumiendo la responsabilidad que de él se espera», señala Diego.
«Cualquier otro candidato, en las circunstancias actuales, podría ser dramático de cara al resultado de tan importante cita electoral, en la que tanto nos jugamos, y yo personalmente, en mi fuero interno, quiero pensar que Íñigo de la Serna va a estar ahí para representarnos. Y estoy seguro de que lo afrontará», concluye su texto.
En un partido que salió dividido del Congreso -sólo cuatro votos separaron la candidatura de Buruaga de la de Diego- y que acumula un año de duro desgaste interno, la propuesta del expresidente sembrará aún más conflicto en las bases del partido, donde existen muchas dudas sobre quién debe ser el próximo candidato electoral a pocos meses de que Mariano Rajoy nombre al cabeza de lista.
De hecho, no es casual la elección de este día para señalar a De la Serna como candidato. Hoy se celebra la Junta Directiva Regional del PP y Diego considera «importante» que los asistentes debatan esta propuesta, que, de ser aprobada, «convendría trasladar a Mariano Rajoy».
Frente a las expectativas que Buruaga tiene para las elecciones de 2019, Diego se muestra mucho más pesimista. «Los malos resultados obtenidos por nuestra formación en las recientes elecciones autonómicas catalanas, así como los pronósticos de las encuestas, parecen reflejar -con la consabida prudencia que merece la interpretación de este tipo de sondeos- una reducción de la intención de voto», vaticina.
Y en el caso de Cantabria, el expresidente ve la situación aún más complicada debido a su «notable debilidad y al clima de ruptura a raíz del nefasto desarrollo del pasado Congreso regional, y las decisiones desafortunadas de la nueva dirección que ha optado por el sectarismo». En clara alusión a los expedientes abiertos a algunos militantes críticos, la expulsión del partido del exdiputado Carlos Bedia por sus comentarios en redes sociales contra Buruaga y la intención de la directiva de cambiar el portavoz parlamentario, algo que todavía no ha conseguido.
«Es lamentable que la nueva dirección no haya sabido interpretar el resultado del Congreso como un mandato de encuentro y consenso, con el fin de volver a unir las diferentes sensibilidades, y haya apostado por el autoritarismo», ha denunciado Diego.
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