
Una ruta hecha de tranquilidad
Un cómodo paseo permite descubrir el Hayal de Aloños, a la par que disfrutar de buenas vistas en esta localidad del municipio de Villacarriedo
Aunque es una actividad de lo más recomendable cualquier día del año, para apreciar la distinta luz y también el cambio en la 'decoración', pasear por un bosque estos días es aún más aconsejable. Con la naturaleza en todo su esplendor, además sirve de buen refugio para mitigar el calor del verano. Aloños, en el municipio de Villacarriedo, cuenta con uno de esos parajes. Un hayedo para disfrutar de la naturaleza y también de los paisajes de todo el valle carredano. Allí lo conocen como el Hayal.
En este pequeño pueblo de Villacarriedo hay sitio de sobra para dejar el coche. Junto a la iglesia de San Fructuoso, con una pequeña y coqueta bolera al lado, es un buen lugar. Ahí mismo hay carteles que informan de la ruta, que se puede iniciar siguiendo esa misma carretera. Como muchas rutas que empiezan tras dejar atrás un pueblo, el primer tramo pica para arriba. Y al llegar al punto más alto llega la que es la única precaución en toda la ruta. Una señal, que cuesta ver porque está caída, indica que hay que seguir un pequeño sendero, paralelo a un cercado, para enlazar con una carretera cercana que luego conduce a la ruta en sí. Pasarse ese sendero obliga a franquear alguna alambrada, portillas en mal estado y, sobre todo, a transitar por un tramo de bosque con barro en cantidades en las zonas sombrías. Se llega también a enlazar con la ruta, pero con muchas más penalidades.
La ruta

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Localización: Villacarriedo.
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Duración total: 3.40 horas.
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Longitud total: 8,5 kilómetros.
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Nivel: Fácil.
Otra opción es seguir directamente por carretera desde Aloños. Algo más largo, pero más seguro. Al seguirla, en un desvió una señal indica el Barrio Castrajones y otra apunta el camino hacia el Hayal. Se inicia ahí un firme por el que se podría circular en coche hasta el inicio de la ruta. No puede ser más cómodo. Además, el paisaje abierto permite unas vistas inmejorables del valle.
El camino llega a una zona ya poblada de árboles con indicaciones hacia el Hayal. Tras franquear un paso canadiense, comienza una pista de monte propiamente dicha. En el primer tramo, son los pinos los que reclaman el protagonismo. De nuevo se vuelve a subir, pero sin ningún desnivel imposible.
Consulta la ruta en Wikiloc:
Al llegar a una pequeña bifurcación, junto a la que hay una señal con esos característicos colores blanco y amarillo que indica una ruta de pequeño recorrido, se puede optar por ir de frente o a la derecha, ya por que un lugar u otro llegaremos de vuelta a ese punto. Al poco se inicia el hayal propiamente dicho, con las hayas y sus a veces formas casi imposibles junto al camino. El sendero es al inicio un suave sube y baja, envuelto en un silencio apenas roto por algún pájaro. Y se está bien fresco bajo todo ese manto verde. La sensación no puede ser más agradable.
Una curva, en la que hay otra señal, marca el inicio del tramo más exigente. Una de esas cuestas sin un desnivel imposible, pero que pone a prueba las 'patas', se hace más larga de lo que realmente es. Coronar significa entrar en una pequeña avenida de hayas, tan cerca del camino que se pueden tocar. En esta época, cualquier bosque cántabro es, simplemente, un espectáculo que obliga a detenerse varias veces a contemplarlo.

La ruta por el Hayal de Aloños, en imágenesVer 13 fotos
Un pequeño claro, a la izquierda en el sentido de la marcha, con hayas de muy buen tamaño en él, marca el punto más alto del recorrido. A 679 metros de altitud, aunque se parte de los 317. Alguna otra cuesta arriba queda muy cerca, pero ya el camino apunta hacia el descenso. Enseguida, un paisaje despejado, de nuevo con los pinos a un lado del camino, permite las vistas del valle, con Villacarriedo a la derecha y el pico Jeniro –también conocido como 'Jiniro'– justo encima.
La ruta tiene variantes, y de hecho el cartel que hay en Aloños incluye un recorrido algo más amplio para explorar otro pequeño bosque que hay más cerca de la localidad. Se prefiera la opción que se desee, el resultado siempre va a ser bueno. Una charleta a pie de bolera, educadísimos saludos de quien ve a un caminante dirigirse al Hayal... Aloños invita a tomarse la vida durante unas horas con calma. Y la visita a su pequeña catedral verde supone una excursión de lo más asequible y apta hasta para los que estén menos en forma. El premio, recorrer un Hayal que rebosa de verde en estos días. Temperatura agradable, tranquilidad y espectáculo en forma de naturaleza. Pocos planes hay mejores en Cantabria en estos días.

1. El comienzo.
Uno de los inicios de la ruta está junto a la iglesia y la bolera de Aloños. Marco G. Vidart
2. La precaución.
Es fácil pasarse este desvío al salir del pueblo. Hay que tomar ese sendero paralelo al cercado.
3. Desvío.
Tras transitar por la carretera, en esta bifurcación hay que seguir a la izquierda.
4. La ruta.
Al llegar a este punto, bien señalizado, poco después un paso canadiense inicia ya el camino de monte propiamente dicho.
5. Espectáculo
Las hayas justo al lado del camino conforman un paisaje soberbio.1 / 5
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