Encajando las piezas de un futuro más sostenible
Elena López Rey
Gerente de Comunicación de Ecoembes
Viernes, 26 de enero 2024, 08:29
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Elena López Rey
Gerente de Comunicación de Ecoembes
Viernes, 26 de enero 2024, 08:29
Cuando somos niños, nos asomamos al mundo con una curiosidad innata por todo lo que nos rodea. Predispuestos a la aventura de aprender, experimentamos el placer de descubrir, de indagar, de cuestionar, de descifrar acertijos… y de encajar piezas; ya sea aquellas que nos permiten ... organizar nuestras ideas para comprender el mundo o las que conforman un puzle que nos reta a resolverlo.
Y es que los puzles, ese juego que nos acompaña desde la infancia, tiene muchas similitudes con la educación ambiental. Ambos implican el reconocimiento de las piezas, la reflexión sobre posibles soluciones y la habilidad para encajarlas de manera coherente. Mientras que los puzles desafían nuestra destreza mental y nuestra lógica, la educación ambiental nos invita a reconocer nuestro entorno natural, a reflexionar sobre el impacto que tienen nuestras acciones y a buscar medidas para que éstas se acoplen en armonía con nuestro planeta. Además, hacer un puzle es una actividad que no tiene edad y que se puede hacer en equipo. De la misma forma, la educación ambiental requiere del esfuerzo y la colaboración de todas las generaciones.
Esta pequeña reflexión nos recuerda la importancia de trabajar de manera conjunta y con un enfoque intergeneracional para buscar soluciones que protejan el planeta. También nos revela algunas pistas del papel que cada uno de nosotros desempeña a la hora de crear conciencia ambiental e influir en las generaciones más jóvenes para promover el respeto al medioambiente y el uso responsable de los recursos.
Así, en este Día Mundial de la Educación Ambiental, es importante hacer un llamamiento a toda la sociedad para revisar la relación que tenemos con nuestro entorno natural. De la misma forma que cada pieza de un puzle es única, pues tiene un lugar específico e irremplazable, cada aspecto de la naturaleza es valioso e indispensable y requiere atención y cuidado si queremos garantizar su conservación para el futuro.
Estamos de acuerdo en que la educación es uno de los motores de transformación social más poderosos que existen. De ahí la importancia de implementar una mirada ambiental en el aula, de incorporar el medioambiente de forma transversal en el currículo escolar. Para que los más pequeños, dueños del futuro, sean conscientes de que el cambio climático, la basuraleza, la escasez de agua, la desigualdad de acceso a los recursos, la deforestación o la contaminación son problemas globales para los cuáles debemos buscar soluciones entre todos.
Afortunadamente, el enfoque ambiental en la educación ha ido creciendo en los últimos años. Es cierto que aún queda mucho por hacer, pero tenemos la suerte de contar con un profesorado cada vez más comprometido con el medioambiente. Un ejemplo de ello, son los profesores que se han unido al proyecto Naturaliza, iniciativa de aprendizaje ambiental activo que impulsamos desde Ecoembes, que quieren llevar el medioambiente al aula y reciben formación y recursos didácticos para trabajar la cultura de la sostenibilidad con su alumnado y transmitirle conocimientos, competencias y valores proambientales.
Además de los docentes, cada vez más padres y madres y, en general, toda la sociedad están comprendiendo que el cuidado de nuestro planeta es trabajo de todos y que es fundamental educar en hábitos y comportamientos ecológicos para que las futuras generaciones se conviertan en agentes de cambio.
Efemérides como la de hoy nos invitan a involucrarnos más, a celebrar los avances logrados hasta el momento, pero también a reflexionar sobre el camino que queda por recorrer. Introducir una mirada ambiental en los centros escolares es un paso crucial para incentivar el interés de los más pequeños. Para que sean conscientes de que forman parte de la naturaleza y que, al ser un elemento más, todas sus acciones pueden alterar los procesos que mantienen el equilibrio y estabilidad de los ecosistemas.
Solo desde el esfuerzo intergeneracional y colectivo podremos seguir construyendo el puzle de un planeta cuyos habitantes entiendan que el medioambiente está presente en todas partes; que no hay un futuro posible si no aprendemos a estar en armonía con la naturaleza. Sigamos trabajando, hagamos que las piezas encajen para que muy pronto no haga falta hablar de educación ambiental porque sea una obviedad que no hay educación sin medioambiente.
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