El emotivo reencuentro de Alejandro Albalá y su madre en 'Supervivientes'

«De flojo nada, no puede más», decía. Su cabeza estaba en pensar cómo sería el momento en que viera, por fin, al joven santanderino. «Me emocionó tanto con lo que me dijo en la llamada que necesito encontrarme con él», aseguraba. Y, añadía, sentirse «muy orgullosa porque veo que ha demostrado fortaleza física y psíquica. Ha ido madurando. Este es su año. Se merece todo lo mejor». Eso sí, no podía evitar la parte emocional, «lo que quiero ver es cómo me abraza y me dice que me quiere».

«Estoy súper nerviosa, ya se me hace como eterno», se escuchaba a Guerra en los cebos. Y llegó su momento. Algo que se produjo en la gala presentada por Jorge Javier Vázquez en Madrid y Lara Álvarez, la mejor cómplice del grupo en Honduras. El equipo se inventó una falsa prueba de recompensa que el cántabro disputaría con Gianmarco Onestini. Con unas balsas de bambú del todo inestables tenían que llegar a una supuesta plataforma con el premio. Y allí estaba Paz, nerviosa, escuchando el desarrollo del supuesto juego y sabiendo que tenía a escasos metros a su hijo.

«¡No!», exclamó Alejando al ver allí a su madre. Ella no podía evitar romper a llorar y entonces, tras ayudar al 'robinson' a subir a la plataforma, se fundieron en un emocionante abrazo. Escena que se repetía con su compañero Gianmarco y su hermano, Luca. El llanto de Albalá-Guerra traspasó las pantallas. Sus compañeros también celebraban el momento, «qué bonito, por favor», decía Melyssa. «Mi madre», gritaba un Alejandro eufórico y aún cubierto de barro de una prueba anterior. «¿Pensabas que me iba hoy?», preguntaba el santanderino.

Paz lucía espectacular un bañador negro con pronunciado escote y saludaba a los concursantes de lo más cariñosa. «Era de comer», comentaba el cántabro sobre el engaño, pero lo era. Porque hasta los Cayos Cochinos viajó una sabrosa quesada. Desde plató, Jorge Javier Vázquez preguntaba a Paz Guerra sobre cómo había encontrado a su hijo. Apenas podía articular palabra, «muy guapo». Era inevitable que volvieran a abrazarse tras estos meses de aventura.

Entonces explicó que había optado por esa «quesada, que es un postre típico de Cantabria». «Que tiene una pinta, Jorge. Esto huele increíble, de verdad», apuntaba su hijo. «Va a engordar cinco kilos con ella», comentaba irónica la podóloga. «Entre esto y mi madre, lo mejor que me podíais haber regalado. De verdad, muchísimas gracias, de corazón». Lo bueno es que podía compartir con los compañeros el manjar de nuestra tierra infinita.

El hándicap fue que debían volver a la playa con la comida y acompañados de las visitas. Confundidos ante la situación, hicieron auténticas cabriolas para nadar y conservar la quesada en perfecto estado. «Ay, ay, la tarta», decía un equivocado Jorge Javier. Seguro que cualquier empresa cántabra de repostería le podía sacar de su confusión con un lote de esencia pasiega. Albalá demostró buen pulso zambulléndose para quitarse el barro y manteniendo en todo lo alto a su Cantabria querida en forma de quesada. Paz Guerra se reía y llegaba a la isla cual Úrsula Andrews en versión madre 'reality'. Fue muy educada al saludar a Tom Brusse, enemigo no íntimo de su hijo, así como al resto de concursantes.

En cuanto al desarrollo de la gala, Albalá se había salvado de la 'quema', perdiendo a su amigo Omar Sánchez, prometido de Anabel Pantoja. «Me voy contento», decía, mientras Alejandro celebraba su continuidad y daba las «gracias al 'Team Albalá' por salvarme y dejarme aquí». El propio Omar entendía su expulsión y tenía buenas palabras para su compañero de tantos momentos isleños. «Estoy orgulloso por él. Sé que es un luchador y yo estoy muy débil».

En el capítulo 'chascarrillos', Jorge Javier no pudo evitar decir a Paz Guerra que «te has quemado un poco…». La santanderina se lo tomaba con humor, «un poquito esperando, vuelta y vuelta como a la parrilla». Fue curioso ver cómo ella acompañaba a su hijo a la ceremonia de nominaciones. Melyssa le había dado un voto con la mítica justificación, «quedamos poquitos, por ranking». El santanderino parecía tener muy claro su voto, bien advertido de que su madre no podía intervenir con información.

Al final optó por Lara Sajen, «me duele en el alma, pero es menos fuerte que Gianmarco, tengo que mirar por mí. Uno lo que quiere es llegar a la final y quedarse aquí el máximo tiempo posible». Como líder, Olga Moreno repetía con la papeleta de desempatar y «Alejandro espero que lo entienda, salvo a Gianmarco», dijo. Ella nominaba directamente a Tom. Conclusión, Alejandro Albalá, Lara Sajen y Tom Brusse están en manos de la audiencia. Una noticia que, quesada mediante, seguro que no le sentó tan mal.