La nostalgia de una abuela cántabra al recordar su infancia y ver la de sus nietos

Fue la primera, pero no la única, otro corazón latía junto al suyo, latido con latido, piel con piel.

Ella es la hermana mayor. Él tiene unos minutos menos. Mismo día, mismo compás.

-Dulce, pizpireta, presumida y con un punto de timidez. Poco dormilona, inquieta y perfeccionista.

Su llegada revolucionó mi vida; mis primeros y únicos nietos pusieron mi mundo del revés.

Chupetes, biberones, pañales y ropa diminuta se instalaron en mi casa y convirtió mi hogar en un caos maravilloso lleno de blancos, beiges, azules y rosas; cunas, cochecitos, tronas y peluches han sido principalmente, protagonistas de la decoración durante sus primeros años.

Él llegó justo después de su hermana, unos minutos más tarde.

-Dormilón, tranquilo, tímido y muy cariñoso.

No concibe la vida sin su hermana, donde va ella, él la sigue, o al revés.

Ella es mi enero, mi cumpleaños preferido.

Llegó con el frío, el primer mes del año (mismo mes, mismo día que yo) y comenzamos un idilio que perdurará en el tiempo.

Fue una niña tímida, aunque siempre estuviera rodeada de muchos otros pequeños. No recuerdo preparar una sola merienda, siempre eran unas cuantas niñas que entraban y salían mil veces de casa (es un milagro que no quemasen el timbre). La gustaba ayudar a todas sus amigas (lo sigue haciendo) y cuidar de los hermanitos pequeños de las demás.

Estaba destinada a ser madre. Y tuvo amor multiplicado por dos.

El destino quiso que su trabajo sea ayudar a los demás, organizar y consolar en momentos duros. No la imagino haciendo otra cosa. Bueno, tal vez sí. Su pasión. Creatividad y diseño. Trabajar con las manos. Decorar. Crear.

A veces me miro en el espejo y no me lo creo. ¿Abuela? ¿Yo?... ¡pero si recuerdo mi infancia como si fuese antes de ayer! ¿Cuándo ha pasado tanto tiempo? En qué momento pasé de ser hija de…, madre de…, para convertirme en abuela de…

Mis mayores se fueron yendo poco a poco, algunos jóvenes aún, otros no hace tanto. Yo soy la próxima generación en marchar.

¡Qué diferencia entre estas tres generaciones!

Yo nací con la música de las folclóricas y los discos de vinilo, la máquina de escribir (con papel de calco para hacer copias), el teléfono de centralita y la televisión en blanco y negro.

Con programas como 'Los Chiripitifláuticos' o 'La Familia Telerín' (que anunciaban la hora de acostarse) para seguir con 'Un, Dos, Tres… responda otra vez' o 'La casa de la Pradera', en las tardes de domingo (mi padre y yo llorábamos a mares).

Con la única calefacción de la lumbre de leña o carbón y la goma con agua caliente que metiámos entre las sábanas para dormir calentitos.

Con las pesetas y la hucha de barro; con los vestidos y jerseys que me confeccionaba mi madre y que estrenaba en fechas señaladas (la fiesta del pueblo, Semana Santa, verano o Navidad). Y, por supuesto, sin facilidad para viajar, puesto que no teníamos coche, eso vino mucho más tarde.

Mi hija nació en los 80, como los móviles, aunque para el ciudadano de a pie, llegaran un poco más tarde. Pero algunos teníamos teléfono fijo en casa y cabinas en las calles, radio casette en casa y en el coche (teníamos un utilitario) y vídeo VHS para grabar nuestros programas favoritos de la televisión.

'Barrio Sésamo', 'David el Gnomo' y 'Epi y Blas' llenaban las tardes acabadas las clases y, por supuesto, seguíamos con las pesetas, aunque entramos en la Unión Europea y se avecinaban cambios.

Valentina y Nicolás han nacido avanzado el 2010, con el euro, móviles de última generación, Google y YouTube, pantallas táctiles, navegador en el coche y WhatsApp.

Tienen calor o frío en casa con sólo darle a un interruptor, posibilidad de viajar con sus padres a menudo, videollamadas aunque estemos cada uno en su casa o al otro lado del mundo y comprar 'online'.

No tenéis la sensación de que el mundo va demasiado deprisa y os estáis quedando atrás... Yo, a veces sí.

Cuando vuelvo la vista al pasado me pregunto dónde quedó mi infancia, mi juventud, qué o quién me ha 'robado' tiempo...

¿Es el mundo tal y como lo conocemos mejor ahora? O tal vez gira tan deprisa que en mi cabeza resuena esa frase: ¡Paren el mundo que yo me bajo!

Sigue en redes sociales a 'Abuela a la última': Instagram y Facebook.