Notre Dame, el poder de una buena historia

Pasados unos años, en el 1802 fue devuelta a la Iglesia católica gracias a Napoleón Bonaparte, que intervino para que la Catedral, orgullo de la Isla de la Cité, retomase su actividad eclesial. No sin antes coronarse emperador de Notre Dame, un par de años después, pese a que el templo mostrase una imagen desfavorecida, este acto ayudó a que la Catedral no continuase con su constante deterioro.

El escritor Victor Hugo, ferviente defensor del arte y en especial de la 'Catedral de Nuestra Señora', hizo todo lo que pudo para que sus vecinos no prosiguieran con la destrucción de las grandes obras arquitectónicas de París. Es más, utilizó su ingenio y escribió panfletos defendiendo las muestras de arquitectura gótica aún subsistentes en la capital francesa como parte de un patrimonio artístico que debía preservarse, aunque sin gran éxito.

La clave sería Charles Gosselin, conocido como el gran editor de libros de los románticos franceses que, tras hablar con el escritor, encargó una novela para ser publicada ese año. Victor Hugo vio en esa publicación una oportunidad de oro. El resultado todos lo conocemos, el libro lanzado en el año 1831, con once tomos que se centran en la historia de Quasimodo, la gitana Esmeralda y el archidiácono Claude Frollo en el París del siglo XV. Un texto, en cuyo prólogo el autor ya denunciaba el olvido al que se había abocado el edificio, pero que consiguió llamar la atención de la ciudadanía parisina. Tal era la fascinación de Notre Dame para Victor Hugo que la primera novela solamente habla de las maravillas de la Catedral dedicada a la Virgen María. En los siguientes volúmenes ya comienza la historia que muchos conocemos por Disney como 'El jorobado de Notre Dame'.

La novela 'Nuestra Señora de París' fue la primera obra de ficción en abordar la vida como un todo, desde el rey de Francia, hasta las ratas de alcantarilla de la propia ciudad. La enorme popularidad del libro permitió un giro de acontecimientos histórico y, gracias a sus novelas, comenzó un nuevo movimiento por defender y preservar la arquitectura y salvaguardar el patrimonio histórico.

Como anécdota, los dibujantes de la versión de Disney sobre el importante libro y todo lo que consiguió con su publicación, nombraron a las dos gárgolas masculinas con los nombres de Víctor y Hugo, en un claro homenaje al escritor francés.

Y es que muchos hemos olvidado el poder de la letra y la gran influencia de los libros en las personas, claro ejemplo el de Notre Dame de París, para hacer que nos olvidemos un poco de la tecnología y plantemos la semilla de la literatura reivindicativa.

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