Leticia Zaldívar: «Los perros me han enseñado a ser más comprensiva»
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Nacho González Ucelay
Santander
Sábado, 26 de junio 2021, 08:23
La escritora Leticia Zaldívar lleva cinco años conviviendo con Talula, el tercer miembro integrante de la orden perruna del teckel que, embriagada por la raza, decidió constituir su dueña poco después de emanciparse. Guardián del valioso legado que dejaron sus antecesores, nobles y ... fieles hasta el final, el animal ya está empezando a olisquear el rastro del éxito que dejaron en las librerías las andanzas de uno de ellos: el gran Currinche.
(Santander) es escritora. Doctora en Filología Hispánica y profesora de Lengua Castellana y Literatura, es autora de las obras 'Las andanzas de Currinche' y '¡Qué país, Miquelarena!'
Animal: Perro. Raza: Teckel. Edad: 5 años. Peso: 5 kilos. Características: «Cariñosa», «paciente» y «afable».
-¿Quién es Talula?
-Una perra guapísima que se comunica conmigo a través de su expresiva mirada.
-Ya había tenido perros antes, ¿verdad?
-Sí. Siempre he tenido perros. Siendo una niña tuve un cocker y luego, ya adulta, dos teckel; Hans y Currinche.
-Con Talula ya hacen tres.
-Es que es mi raza predilecta, aunque esta vez quería una hembra.
-¿Y eso?
-Son más tranquilas.
-Usted llevó a las librerías 'Las andanzas de Currinche', un ameno viaje por Santander narrado por el propio animal. ¿Por qué?
-Porque había contado a tanta gente todas sus anécdotas, y la gente se reía tanto con ellas, que decidí dar a conocer la vida de este perro genial.
-Currinche; dícese del periodista aprendiz, gacetillero. ¿Así lo veía?
-Sí, hizo gala a su nombre. Tenía todas las cualidades de un corresponsal.
-Y cosas que contar.
-¡Uf! Se cayó a la bahía, se quedó colgado de un ascensor, se comió varias meriendas... Aunque, sobre todo, tenía auténtica devoción por la carnaza que usaban los pescadores. Era todo un raquero.
-El perro hablaba en primera persona.
-Bueno, nadie mejor que él para escribir aquellas correrías que vivió con tanta pasión y que a mí me acabaron convirtiendo en una gran bebedora de tila.
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-¿Y qué veía en sus paseos?
-En cada uno veía una aventura fantástica que comenzaba nada más salir de casa.
-¿Qué echaba en falta?
-Jardines donde jugar sin que multaran a su dueño.
-¿Y qué le sobraba?
-Los dueños de otros perros que no recogían sus necesidades en la calle.
-Usted dijo en una entrevista que le gustan los perros porque son sinceros y porque no aparentan.
-Eso dije, sí.
-¿No le gusta la gente?
-Jajaja ¡Me apasiona la gente! A mí los perros me han enseñado a ser más comprensiva y más paciente con las personas y, en consecuencia, a quererlas más todavía.
-Si los perros escribieran libros sobre las andanzas de sus dueños, ¿serían comedias?
-¡Por supuesto! El perro transforma cualquier tragedia cotidiana en una comedia tronchante. Sólo así debemos contemplar la vida, como ellos, como una comedia.
-¿Cree que leeremos algún día 'Las andanzas de Talula'?
-La personalidad de Currinche, tan raquero como era, y los magníficos retratos que de él hizo José Cobo en el libro le han granjeado gran fama. Tanta que no sería de extrañar que algún día, quién sabe, despierten la envidia de Talula y quiera sentarse a escribir las suyas propias.
-Dele tiempo al animal.
-Bueno, ya se ha cargado la nevera y se ha comido un trozo de la puerta de la cocina.
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