Reinventarse y emprender en 2021: por dónde empezar

Lo primero que quiero que sepas es que el nubarrón de dudas y la 'infoxicación' son normales en esta etapa en la que te encuentras, y se van a ir despejando por el camino a medida que vayas trabajando en tu nuevo proyecto.

Una pregunta de lo más normal es '¿por dónde empiezo?', así que en este artículo te voy a contar tres cosas básicas para que tengas una visión global y para que empieces a dar tus primeros pasos de la forma más práctica posible.

Lo más natural es empezar pensando '¿a qué me dedico, qué voy a vender, o qué voy a ofrecer?', y este es uno de los principales atascos en los que nos quedamos frenados. Porque a menos que tengas un don muy claro, una afición que quieras convertir en tu profesión o que vayas a emprender haciendo algo similar a lo que hacías trabajando por cuenta ajena, es un momento de máximas dudas y cero seguridad.

Y cuanto más te hayas especializado en tu anterior trabajo, cuanto más te hayas formado y cuanto más hayas crecido a nivel profesional, más probable es que aflore el 'Síndrome del Impostor', que es todo eso que tú te dices cuando piensas que partes de cero, que tu CV anterior no te sirve de nada y te preguntas '¿quién soy yo para empezar a hacer esto?'.

Es el momento de hacer tu primer cambio de chip: cambia el foco, deja de pensar en ti y en si eres 'lo suficientemente profesional' y empieza por pensar a quién quieres ayudar con tus productos o servicios.

Uno de los primeros aprendizajes que vas a tener es que emprender no va de ti, sino de las personas a las que vas a ayudar con tus productos y servicios; es decir, de tus futuros clientes. Es en eso en lo que te tienes que enfocar, en perfilar al máximo a quiénes eliges ayudar.

Y si sientes dudas sobre «a lo mejor no debería concretarlo, porque estoy cerrando mucho el abanico y esto no va a gustar a todo el mundo», esas dudas son naturales, pero te prometo que vas por buen camino. Hay que elegir, tienes que saber que elijas lo que elijas va a estar bien, y no va a quedar grabado en piedra, así que en el futuro puedes pivotar y cambiarlo como consideres: es tu emprendimiento.

El segundo pilar en el que tienes que trabajar es en investigar a tope a tu 'cliente ideal', hasta el punto de que sepas qué necesita, qué dificultades tiene y qué quiere conseguir, pero no está logrando por su cuenta.

¿Por qué esto es tan importante? Porque (en versión resumida) vas a aprender que la gente saca su tarjeta de crédito para pagar por tus productos o servicios por dos razones principales: porque tiene un problema que tú le vas a ayudar a solucionar, o porque tiene una necesidad o deseo (especialmente emocional) que va cubrir con lo que tú le ofreces.

Por eso perfilar y conocer tan a fondo a tu 'cliente ideal' es básico, y de ahí vas a sacar las ideas para crear el contenido con el que vas a empezar a 'sembrar y regar'. Para que alguien te compre a ti, y no lo haga a tu competencia, tiene que confiar en ti, y eso lleva tiempo y consistencia. Las ventas se basan en la confianza, ¡no lo olvides!

Y después de tener esos dos pilares trabajados, es el momento de pasar al tercero: crear tu primer producto o servicio y testearlo «en el mundo real».

De nada sirven miles de estudios de mercado, de investigación de las tendencias más innovadoras, de horas tuyas dando forma a una idea hasta dejarla redonda desde el punto de vista del papel y de la lógica de tus ideas: tienes que sacarlo al mundo y testearlo en condiciones reales.

Eso sí, mi consejo siempre es que trabajes con la estrategia de crear tu 'Producto Mínimo Viable', que es esa versión de tu producto o servicio que tiene la máxima potencia, pero que es lo más sencilla posible y te lleva el mínimo tiempo ponerla en funcionamiento. Tu tiempo vale un montón, ¡tenlo presente!

Olvídate de esperar a comprarte la súper cámara, encargar la mega web a medida con los últimos 'pluggins' del mercado o de suscribirte a la mega herramienta 'online' que se supone que usan todos los gurús, ¡no es el momento!

Tienes que lanzar esa primera versión, testearla, ver el 'feedback' de tus clientes, usarlo para corregir y ampliar la siguiente versión, y volver a ponerla en el mercado. Lánzalo, analiza tus números y a partir de ahí, toma las decisiones que tú consideres.

Tienes un camino maravilloso por delante, y un proyecto genial por desarrollar. ¡Disfruta del subidón de adrenalina de ese primer producto, de ese primer cliente y compártelo con otros compañeros emprendedores!

No eres el único que tiene dudas, que se enfrenta a decisiones a diario ni al que le cuesta avanzar: tener ese apoyo te ayuda a relativizar los momentos grises y a ponerle humor al trabajazo que estás haciendo y a «la cara B del emprendimiento».

Espero que estas ideas te sean útiles e inspiradoras, encontrarás más en mi página web y en Instagram. ¡Hasta pronto!