'El Norteño': «La vida de un toro no tiene nada que ver con la de un perro»

-¿Quién es Agustín?

-Es mi amigo y, sobre todo, mi colaborador.

-El border collie es un perro muy enérgico. Igual demasiado para un hombre de 82 años.

-Es verdad que es un perro inquieto y con mucha energía, pero vivimos en un pueblo, dispone de amplios espacios donde quemarla mientras nos ayuda con el ganado.

-Ya.

-Además, yo a mis animales nunca los llevo atados. Caminan a mi lado libres.

-También es un perro muy inteligente.

-Sí. Muy listo. Eso es verdad. Aprendió muy rápido cuál es su función.

-¿Y cuál es?

-Acompañar y ayudar en las labores ganaderas.

-¿Y usted? ¿Ha aprendido algo de él?

-A mí Agustín me ha enseñado lo que es la lealtad de un fiel compañero.

-He oído que en su casa ha habido animales siempre...

-...perros, gatos, caballos...

-...Y que siempre se les ha tratado con el máximo respeto.

-Todos han mantenido una fantástica convivencia con los demás miembros de la familia; primero con mis hijos y ahora con mis nietos.

-¿Y cómo explica esto un torero, oiga?

-Bueno. No veo ninguna incompatibilidad en ello. Los toreros siempre hemos tenido animales y siempre les hemos tratado a todos con el respeto que se merecen.

-¿Cuál es la diferencia entre un toro y un perro?

-El toro de lidia nace y se cría para la actividad de la tauromaquia. Su vida no tiene nada que ver con la de un perro, que nace y se cría para acompañar a su amo y vivir con él.

-¿Recuerda cuantos toros pudo matar durante sus años en activo?

-No lo recuerdo, la verdad. Estuve en activo más de 40 años, primero como novillero y luego como matador.

-Pero muchos.

-Sí, claro, muchos.

-¿Y en ninguno vio nunca un gesto o una mirada de sufrimiento que a usted le hicieran reflexionar?

-Lo único que veía era sus intenciones.

-¿Usted cree que al torero le falta desarrollar un punto su sensibilidad?

-Los toreros tienen plenamente desarrollada su sensibilidad. Todos tienen animales con los que comparten su día a día.

-Cuando hablé con la empresaria María Eugenia Fernández de Castro contó que dejó de acudir a las plazas de toros cuando empezó a pesarle más el dolor del animal.

-Comprendo todas las posiciones, créame, pero, como torero, mi visión es completamente diferente.

-¿Cuál cree que sería la visión de Agustín?

-Agustín es feliz con su vida en libertad, acompañándonos al ganado, a mi hijo y a mí.