Cristina Brandariz: «Las barreras sociales son culpa del desconocimiento sobre las personas sordas»
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La Presidenta de la Federación de Asociaciones de Personas Sordas (Fescan) asegura que «aún falta aumentar la presencia de la lengua de signos en la sociedad»
Cristina Brandariz (La Coruña, 1970) nació sorda. Sabe lo que es enfrentarse a un mundo en el que nadie se escucha, y menos a un sordo. Su inquietud le llevó a empezar una relación con el movimiento asociativo de personas sordas en la federación gallega en 1997. Un compromiso que fue incrementando, de manera que en 2002 formó parte de la primera junta directiva de Fescan, tras crearse, como Secretaria General. Fue nombrada presidenta en 2015. Consciente de la necesidad de ayudas económicas de entidades privadas, como Fundación 'la Caixa', sólo tiene palabras de agradecimiento. Incansable, no flaquea en su empeño por defender los derechos de las personas sordas y su inclusión plena en la sociedad. Para ello, afirma, «es clave aumentar la presencia de la lengua de signos, hasta normalizarlo».
-¿Cuáles son los principales objetivos de Fescan?
-Fescan nació en 2002 por el acuerdo de las tres asociaciones: la de Santander, Laredo y la del Besaya. Este año celebramos nuestro veinte aniversario. En este tiempo hemos avanzado mucho. Contamos con mucha ilusión para seguir trabajando en la defensa de los derechos de las personas sordas y sus familias para que puedan alcanzar su plena ciudadanía. Para ello, es fundamental reivindicar el uso de la lengua de signos española y contar con un movimiento asociativo sólido.
-¿A cuánta población abarcan?
-Se trata de un colectivo muy heterogéneo, en función del grado de pérdida auditiva de la persona o de su forma de comunicarse. Atendemos a unos 250 usuarios, pero los últimos datos oficiales cifran el número de personas con discapacidad auditiva en Cantabria en 2.521 personas. En cuanto al usuario medio atendido, suele ser una persona de entre 31 y 50 años, seguido de los de 51 a 65. Si bien también se atiende a los niños de los centros educativos de Cantabria.
-Una parte importante de su cometido es la inclusión de las personas sordas y el trabajo es esencial para ello. Reciben un apoyo de la Fundación 'la Caixa' para ello. ¿Qué acciones desarrollan?
-La Fundación 'la Caixa' lleva apoyando a Fescan desde sus inicios y gracias a ello la entidad ha podido desarrollar el proyecto 'Programa de formación y empleo para personas sordas'. El apoyo de entidades privadas, como 'la Caixa', resulta fundamental para poder complementar las subvenciones públicas y los ingresos propios, que no cubren el 100% de nuestros servicios.
-La difusión del lenguaje de signos, ¿sigue siendo su caballo de batalla?
-Sin duda. Aún falta aumentar la presencia de la lengua de signos en la sociedad, pues se trata de una lengua oficial, reconocida por ley desde 2007. Su difusión es fundamental, de ahí que fomentemos su enseñanza a través de nuestros cursos (presenciales y online), apostando por un profesorado nativo signante y siendo el único centro en Cantabria que forma parte de la Red Estatal de Enseñanza de Lengua de Signos de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) que permite que estos cursos sean reconocidos por todo el movimiento asociativo de España.
-Nos preocupa la proliferación de cursos que se imparten y que, al no estar dentro de esta Red, no son reconocidos por el movimiento asociativo y al llegar a nuestras entidades de personas sordas, tienen que volver a empezar el itinerario formativo. Asimismo, la lengua de signos llega a las aulas de los colegios de Cantabria a través de nuestros especialistas en LSE, gracias al convenio de colaboración entre Fescan y la Consejería de Educación. El trabajo de difusión y sensibilización de este equipo es fundamental para avanzar hacia la inclusión del alumnado sordo.
-Las mascarillas han debido de ser una gran barrera durante todos estos meses.
-Efectivamente. Sin duda las mascarillas son fundamentales para poder protegernos en esta situación sanitaria, pero para las personas sordas y nuestra forma de comunicarnos, ha constituido una nueva barrera que afecta muy negativamente a nuestra comunicación. La lengua de signos implica componentes gestuales que con la mascarilla se pierden, faltando información, así como el apoyo de la lectura labial. Con las mascarillas, en muchas ocasiones, las personas sordas ni siquiera se percatan de que otra persona se está dirigiendo a ella, creándose continuamente situaciones de total incomprensión.
-¿A qué otras barreras se enfrentan que serían fáciles de derribar si se pusiera interés?
-Las barreras son fundamentalmente de comunicación, pero también hay barreras sociales y mentales, como consecuencia de un desconocimiento de la sociedad sobre las personas sordas. Cualquier actividad que implique comunicarse supone una dificultad para nosotros. Si una persona sorda acude al médico, al banco o a un juzgado, por ejemplo, puede reservar un intérprete en Fescan. Este servicio es fundamental para nosotros, si bien las barreras continúan estando presentes, ya que resulta imposible contar con un intérprete de forma continua en nuestras vidas.
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