Carmen Jiménez: «El covid ha aumentado las desigualdades»

Carmen Jiménez (Santander, 1989) llegó a la Plataforma de Asociaciones Gitanas de Cantabria Romanés como usuaria, pero pronto fueron conscientes de su valía como mediadora social natural. Ahora combina las dos figuras gracias al programa de Intervención Social y Mejora de la Calidad de Vida de la Comunidad Gitana, financiado por la Fundación 'la Caixa'.

-¿Cómo llegó hasta la plataforma?

-Hace unos cuatro años llegó a mis manos un folleto con información de actuaciones relacionadas con la salud y la población gitana, en especial dirigido a las mujeres. Pero ya les conocía, porque solía recibir alimentos de la plataforma. Entonces me acerqué a la oficina a preguntar. Vivo muy cerquita, pero por varios motivos, nunca se me ocurrió preguntar por sus programas. Me explicaron cómo trabajaban, lo que hacían y me gustó su profesionalidad y sinceridad. Me ofrecí para ayudarles en algunas actuaciones. Enseguida me enganchó el equipo humano que trabaja allí y, además, el trabajo social que desarrollan es increíble. Y desde entonces las ayudo cuando me necesitan.

-¿En qué actividades participa?

-Desde que empecé, participo principalmente como mediadora social en todas las actividades, sobre todo con el equipo de promoción de la salud. También ayudo en la difusión y captación de nuevas usuarias. Acudo a los talleres porque me parecen muy interesantes: sobre salud, gestión de las emociones, prevención de adicciones... También acompaño a los grupos en las salidas de ocio y tiempo libre.

-Noto que su labor como voluntaria es gratificante e intensa.

-Sí, lo es. Como ya he comentado, desarrollo labores de mediación social, acompañando a las familias cuando se me necesita desde la asociación, mediando entre la Administración o entidades privadas y las familias. Hago difusión de las actuaciones repartiendo folletos, voy a las familias y capto nuevas usuarias, colaboro con la técnico del programa organizando los talleres y las charlas, acompaño en las salidas socioculturales que se realizan y ayudo en el reparto de alimentos, cuando llegan.

-¿Por qué cree que este programa es necesario para la población gitana?

-El covid ha provocado una situación de emergencia socioeducativa y sanitaria en la población gitana. Durante el confinamiento aumentaron los retrasos y las desigualdades en educación y salud y se creó una situación de miedo y angustia entre las madres. En educación hemos detectado una gran brecha entre alumnos gitanos y el resto. Cerca del 90% de familias gitanas no poseen internet, tablets o herramientas digitales o no pueden pagar el wifi, hoy en día todo ello imprescindible para seguir las clases, descargar tareas, documentos enviados por internet... El desánimo y cansancio entre los niños y las niñas es comprensible. No podíamos perder los logros alcanzados. Ahora necesitan más apoyo que nunca.

Y en cuanto a salud, la carga sobre las madres se ve triplicada. Es importante apoyarlas psicológica y físicamente, responder a sus dudas y preguntas, crear un espacio de trabajo que dé respuesta a sus inquietudes y mostrarles los recursos a su alcance.

-En estos años, ¿cómo cree que se ha avanzado en el ámbito educativo y sanitario?

-Se va avanzando poco a poco, pero de manera constante. Estos programas facilitan hacer llegar a las familias la importancia del estudio y de una utilización adecuada y normalizada de los sistemas de salud. Es esencial reforzar la educación escolar y sanitaria y las familias gitanas van dándose cuenta de su importancia.

-¿Qué habría que hacer, desde su punto de vista, para involucrar a una mayor población gitana?

-Es muy importante que desde las administraciones entiendan, apoyen y resalten la figura del mediador social natural (se llama así a aquellos que no disponen de título oficial), una figura gitana referente y el enlace entre las familias gitanas, la asociación y la Administración. Esta figura, junto con los técnicos de la plataforma, conseguimos difundir el trabajo y actuaciones de manera transparente y las hacemos llegar a la población gitana. Es importante que desde la Administración entiendan la importancia del trabajo de estas figuras, de etnia gitana, y estrechemos más la colaboración mutua.

-Con la pandemia se han prohibido los mercadillos, principal sustento de muchas familias gitanas. ¿Cómo les está afectando?

-En Cantabria, el 99% de familias gitanas vive de la venta ambulante. El cierre de mercadillos ha generado una situación de grave crisis económica. Sin ellos, están perdidas. Familias enteras se han visto sin recursos. La actividad de la Plataforma Romanés ha crecido un 300% gestionando ceses, ayudas, búsqueda alimentos... Seguimos ayudando todo lo que podemos para que salgan adelante y, sobre todo, no afecte a los menores.

-¿Cuáles son sus principales necesidades en estos momentos?

-Necesitamos más apoyo de la Administración para tramitar ayudas sociales y para atender sanitariamente a las familias confinadas. Lo principal, ayuda en alimentos y bienes básicos para los bebés. Nos sentimos desamparados. El Banco de Alimentos y la Cruz Roja nos ayudan, pero, debido a la necesidad social, cada vez dan menos y necesitamos más.

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