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Carolina Artiaga, que se marchó de El Salvador huyendo de la violencia, posa en el taller de Dínamo de la Accas. Sane
Carolina Artiaga: «Siempre hay esperanza para salir adelante»

Carolina Artiaga: «Siempre hay esperanza para salir adelante»

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Mientras lucha porque le renueven su solicitud de asilo, forma parte del proyecto Dínamo de inserción sociolaboral, coordinado por Accas

Mariana Cores

Santander

Martes, 4 de mayo 2021, 15:15

Carolina Artiaga (El Salvador, 1982) salió de su país huyendo de la violencia, con un permiso de residencia gracias a una petición de asilo. Tras pasar un corto periodo de tiempo en Madrid, llegó al centro de Cruz Roja en Torrelavega, donde una amiga de Nicaragua le habló de la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida (Accas) y su programa Dínamo, proyecto de inserción sociolaboral gestionado por este colectivo y financiado por la Fundación 'la Caixa'. Aunque en un principio fue creada para atender a personas con sida, con los años se abrió a toda persona en riesgo sociolaboral. La excusa dada a Carolina para negar la renovación de su solicitud de asilo es, entre otras, «que la seguridad en mi país ha mejorado, algo que nadie se cree». Pero ella afirma que «no me voy a rendir. Sigo trabajando para regularizar mi situación y poder encontrar un trabajo».

-Llegó a España gracias a una solicitud de asilo. Ahora, le han denegado la renovación. ¿Siente que vive en un limbo?

-Sí. Llegué a España en octubre de 2018 tras recibir amenazas de pandillas por el trabajo que realizaba en prevención de violencia en escuelas públicas de El Salvador. Pero me negaron su renovación en noviembre de 2020. Lo he recurrido y estoy a la espera de respuesta. La situación es difícil ya que al obtener una contestación negativa a mi solicitud no puedo trabajar legalmente porque estoy de forma irregular. Sentirse en el limbo es una forma muy apropiada de llamarlo, porque las personas que pasamos por esto no podemos trabajar como una persona en situación regular, ya que al momento de recibir la notificación te retiran la documentación y la única salida es buscar un trabajo en negro. Se dice fácil, pero pocas personas se arriesgan a contratarte de forma ilegal y abonado a eso muchas veces la situación es de explotación.

«Me gustaría trabajar con inmigrantes, porque conozco lo difícil que es llegar a un país sin nada y sin conocer a nadie»

Carolina Artiaga

-¿Cómo le están ayudando desde Accas?

-Desde que llegué a la asociación me he sentido muy acogida y en buenas manos. Me han ayudado mucho en diversos aspectos. En primer lugar, gracias a ellos accedí al proyecto Dínamo. Primero llegué como voluntaria y luego entré como usuaria. También me acompañan en las gestiones y tramitaciones administrativas, como la tarjeta sanitaria o para la solicitud de diferentes ayudas. Por último, en este año tan complicado de pandemia, la entidad me ha apoyado dándome alimentos.

-¿En qué consiste el programa Dínamo, financiado por la Fundación 'la Caixa'?

-Es un proyecto de inserción sociolaboral en el que trabajamos la artesanía. Es una iniciativa educativa muy bonita, ya que además de aprender a hacer papel artesano y reciclado, de diferentes fibras, como vaquero, plumero, cebolla u ortiga, aprendemos a realizar muchos productos con este papel, además de los diferentes talleres educativos. Lo que más me gusta es la multiculturalidad. Compartimos el mismo espacio entre personas de diferentes países y eso nos enriquece como seres humanos, conocer y comprender diferentes costumbres y formas de vivir, puesto que fomentamos la tolerancia y sobre todo la empatía. Las personas que están encargadas del proyecto son también amables y con un gran sentido social. Son un gran apoyo para todos los usuarios.

- ¿También cuenta con la beca formativa, incluida en Dínamo?

-Las becas nos ayudan a cubrir alguna necesidad básica y nos motivan para seguir viniendo, aunque en realidad nos motiva más pasar un buen rato y compartirlo con los compañeros.

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-Si todo va bien y finalmente consigue regularizar su situación, ¿cuáles son sus expectativas?

-Trabajar en integración social para poder ayudar a los diferentes colectivos en situación de riesgo y, sobre todo, trabajar con inmigrantes porque conozco lo difícil que es llegar a otro país sin nada y sin conocer a nadie. Por eso este año trataré de inscribirme en el instituto y estudiar un ciclo de Formación Profesional en Integración Social.

-¿Ve solución a su problema?

-Siempre hay solución a los problemas. Por muy oscuro que parezca el panorama, existe una forma de salir adelante y siempre hay esperanzas de que la situación mejore en el futuro. Ahora mismo estoy mejor que cuando llegué, ya pasé lo peor. Ahora solo queda esperar que pase el tiempo y tener la certeza que los tiempos futuros serán más favorables.

-¿Qué supondría tener que volver a su país?

-El Salvador es uno de los países más violentos del mundo. La violencia ahí es estructural, después de doce años de guerra civil. Muchos jóvenes regresaron del exilio viéndose sin familia, sin un hogar y sin trabajo. Los gobiernos nunca trabajaron en un plan de reinserción para ellos. Esto entre muchos otros problemas sociales. La etapa de posguerra agudizó la pobreza y, con ello, la desigualdad, lo que dio paso a que muchos jóvenes vieran en las pandillas la forma de pertenecer a una familia y una manera de mantenerse. Tras la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, hubo algunos cambios, pero no son suficientes porque todavía siguen produciéndose asesinatos, desapariciones... Así que volver a mi país significa ser asediada o asesinada por las pandillas que se dedican al narco menudeo y a las extorsiones. Pero aún así, las autoridades españolas alegan que es un país seguro, por lo que me denegaron el asilo.

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