Borrar
Pedro Tresgallo, en el jardín de una de las casas de acogida de menores de la Fundación Cuin. Alberto Aja
«Poner normas y reglas a los menores es una obligación de los adultos»
Pedro Tresgallo | Director de la Fundación Cuin

«Poner normas y reglas a los menores es una obligación de los adultos»

Mariana Cores

Santander

Miércoles, 11 de mayo 2022, 12:52

Pedro Tresgallo Cruz (Miengo, 1969) es uno de los creadores de la Fundación Cuin, que abrió sus puertas en 1993, donde ha trabajado desde entonces como educador, atendiendo a un grupo de ocho niños (dos grupos de hermanos) con los que llegó a vivir 10 años. Ahora, como su director sigue luchado por conseguir el equilibrio necesario para que los niños con familias desestructuradas salgan a delante. Y lo hace con ayuda de la Fundación 'la Caixa'.

–¿Con qué fin se crea la Fundación Cuin?

–Cuin nace con el objetivo de establecer colaboraciones con entidades públicas y privadas, poniendo en marcha iniciativas, proyectos y programas que mejoren las condiciones y la calidad de vida de niños, jóvenes y las familias de nuestra comunidad autónoma que se enfrentan a dificultades de relaciones, económicas... Centramos nuestro trabajo en la defensa de los derechos fundamentales de los menores, mejorando su calidad de vida y de quienes les rodean, además de tratar de facilitar el diálogo y fomento de actuaciones y programas que favorezcan su desarrollo personal, que fragüe en adultos autónomos preparados, saludables y seguros.

–¿Cómo ha evolucionado en estos años?

–En estos casi 30 años de vida, la evolución es evidente y constante; la principal cuestión a destacar, desde mi punto de vista, es la grandísima profesionalización que sufrieron los servicios públicos de atención a la infancia y adolescencia. y de forma especial, las entidades sin animo de lucro. como Cuin.

–¿Ha cambiado el perfil de los menores que atienden?

–Tres décadas es mucho tiempo. Cuin ha cambiado y la sociedad cántabra, también. De igual manera lo ha hecho el perfil y las necesidades de los jóvenes. En los inicios, nuestros programas atendían de forma casi en exclusiva a familias con necesidades socioeconómicas. En los últimos años casi cualquier familia de nuestra comunidad autónoma puede necesitar atención y ayuda profesional para ser acompañados en la etapa de crianza adolescente. Un ejemplo claro de este cambio en las necesidades lo encontramos en los casos de violencia filioparental. Una realidad en aumento constante y silencioso en los últimos años.

–Ustedes trabajan para que los chicos puedan volver con sus familias. Mientras tanto están en acogida temporal en uno de sus cinco centros. ¿Cómo es esta intervención?

–El objetivo de nuestro trabajo está siempre centrado en ajustar al mínimo el tiempo de estancia de los chicos en nuestras casas; para ello se realiza un trabajo socioeducativo intensivo, interviniendo en todos los ámbitos que influyen y afectan a la vida de los jóvenes y sus familias. Estas intervenciones las realizan profesionales experimentados como educadoras sociales o psicólogos

–¿Han notado que la pandemia haya aumentado su demanda?

–La pandemia supuso un periodo muy exigente e intensivo de convivencia familiar, con restricción de las relaciones sociales. Esta situación nos afectó a todos, pero de forma muy especial a los adolescentes, que se encuentran en esa etapa de la vida en que las relaciones sociales parecen lo único y más importante. La pandemia nos hizo visibilizar muchas necesidades que seguramente estaban latentes, pero que no éramos capaces de ver y mucho menos de identificar.

–¿Cuántos centros de acogida hay en estos momentos en Cantabria? ¿Son suficientes?

–Lo cierto es que las casas superan la veintena, pero el número no es lo importante. Lo es que en los últimos años se realizaron muchos cambios para que los programas de acogimiento residencial de Cantabria ofrezcan programas diferentes para las distintas necesidades. Son programas experimentados y con gran nivel de profesionalización.

–Poner reglas y decir no a los niños, desde edades muy tempranas, ¿está pasado de moda?

–No es moda, es una necesidad, incluso afirmaría que es una obligación de los adultos. Nosotros somos el modelo de referencia de los niños y jóvenes. Por tanto, tenemos la obligación de establecer un entorno seguro, organizado y predecible, que permita a los menores crecer en un ambiente sano y enriquecedor. Para esto, las normas, los limites y las figuras sólidas y sanas de referencia son indispensables.

–¿Cuáles son las principales necesidades que tienen en este momento?

–El principal reto al que nos enfrentamos hoy en día es la emancipación de los jóvenes que no tienen posibilidad de retornar a sus familias por distintos motivos, como que ya no excita. En este caso, contamos con un tiempo muy reducido para que adquieran habilidades y competencias personales y laborales que les permitan tener una independencia económica y, de esta forma, aspirar a una vida independiente. Es por esta cuestión que Cuin, al igual que otras entidades del tercer sector de nuestra comunidad autónoma, está trabajando en la búsqueda de oportunidades laborales para nuestros jóvenes. De esta necesidad e iniciativa nacen las empresas de inserción social, una realidad laboral muy poco conocida, enmarcada dentro de la economía social.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes «Poner normas y reglas a los menores es una obligación de los adultos»