Alcachofas rehogadas para compensar los excesos

Tenemos que concienciarnos de que comer frutas, verduras, caldos, cremas y purés es necesario para no empezar el año nuevo con más kilos de los deseados. Y para eso la alcachofa es nuestra mejor aliada ya que destaca por su elevado contenido en hidratos de carbono y fibra, nutrientes que le confieren un alto poder saciante y que favorecen el tránsito intestinal, un alimento positivo para la digestión, la quema de grasa y el control del colesterol. Aportan pocas calorías, con lo cual son perfectas para disfrutarlas mientras dure su temporada.

Es importante que sepáis que a la hora de comprar este producto, hay que escoger las que tengan las yemas mas gruesas, compactas y bien formadas, que serán las que mayor peso tengan en relación a su tamaño. Es importante que tengan buen color, un verde intenso, y descartar las que tengan manchas o partes negras. También es importante que estén las hojas bien prietas, que no estén abiertas.

-Como ya hemos hecho otras veces, las limpiamos quitándoles las hojas duras y pelando el tronco, intentando quitar las partes que luego nos resulten más leñosas a la hora de consumirlas.

-Una vez las tengamos limpias vamos a prepararlas de una manera que os va a encantar. Simplemente rehogadas en una sartén con un poco de aceite de oliva y unas finas laminas de ajo. Para ello las partimos en cuartos, ponemos en una cazuela una cucharada de aceite y añadimos un diente de ajo fileteado, cuando empiece a dorarse lo retiramos y añadimos las alcachofas, bajamos el fuego y las tapamos, las dejamos haciéndose unos 20 minutos. Necesitamos hacer una especie de horno dentro de la cazuela para que se hagan perfectamente.

-Una vez transcurrido este tiempo las tenemos y las podemos combinar con lo que más nos apetezca. Unas colas de langostinos, unas almejas, como acompañamiento de cualquier carne o pescado, van perfectas con lo que se os ocurra, incluso en frío, en una ensalada.

A mi me encanta añadirlas a la ensaladilla. Una vez cocida la patata, ya fría, las picamos y añadimos las alcachofas, y luego lo que soláis incluir: zanahoria, pepinillos, aceitunas... Todo cabe en una ensaladilla, o casi todo, pero os aseguro que simplemente con la patata, nuestras alcachofas rehogadas, unas gambas peladas y un poco de huevo cocido hacéis una ensaladilla de las que no se olvidan fácilmente.