Las algas, las verduras del mar

El consumo de algas es tradición milenaria en países orientales como Japón, Taiwán, China y Corea, en donde las algas forman parte de su comida tradicional. En España el consumo tradicional de algas es solo anecdótico. Pero está creciendo en los últimos años a consecuencia de la introducción en nuestra gastronomía del sushi y otras versiones de la gastronomía oriental. Las algas son «superalimentos».

Una de las ventajas nutricionales de las algas es que aunque parezcan plantas, no lo son. Esto les permite aportar nutrientes de los que carecen las plantas y que abundan en los alimentos animales. Algunas de las deficiencias nutricionales de una alimentación vegana se cubren con algas. En general, las principales propiedades nutricionales de las algas son: no tienen azúcares, poseen un bajo contenido en grasas y aportan proteínas.

Además, las algas nos aportan una serie de nutrientes esenciales. Por ejemplo el yodo, un nutrientes que solo abunda en los alimentos de origen marino. Si incorporamos una pequeña dosis diaria de algas a la dieta habitual se tendrán cubiertas las necesidades diarias de yodo. Esto es esencial para mantener y favorecer la función del tiroides.

Las algas también son una buena fuente de calcio y fósforo. Hay algas de las que cien gramos aportan casi gramo y medio de calcio. Contienen muchas vitaminas y antioxidantes; por ejemplo la lechuga de mar y el alga wakame contienen elevadas cantidades de vitaminas C y E.

Las algas aportan fibra de alta calidad. En la algas las fibras forman mucílagos, que son polisacaridos complejos capaces de retener grandes cantidades de agua y aumentar de volumen. Por esta propiedad las algas, junto a su bajo contenido en calorías, son beneficiosas en las dietas para perder peso.

Las algas se pueden consumir en formas muy variadas y en internet y en las librerías pueden encontrar numerosas recetas que les van a permitir disfrutar del placer de consumir estas verduras del mar.

Las algas son responsables de que un químico japonés descubriera que además de los cuatro sabores clásicos (salado, dulce, ácido y amargo) existía un quinto sabor, el umami. Lo descubrió en el alga kombu, muy rica en ácido glutámico que es el que desencadena esa sensación gustativa. El umami está también presente en alimentos de sabor profundo e intenso como el tomate, los champiñones o algunos quesos. No lo duden, si quieren aumentar su salud consuman a diario algún producto del mar, ya sea animal o vegetal.