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La versión 'ligera' de este método solo admite una pieza de fruta a la cena. Daria Nepriakhina
El ayuno de las dieciséis horas

El ayuno de las dieciséis horas

SALUD Y NUTRICIÓN ·

Cuando nuestro organismo se queda sin aporte de combustibles (dejamos de comer durante unas horas o días) comienza a comerse a si mismo, y suele empezar por quemar lo más viejo y destartalado

Martes, 26 de marzo 2019, 19:51

Es reconocido que el privarse de consumir alimentos durante un cierto tiempo, el ayuno nos proporciona salud. El ayuno, en sus diversas variantes, se recoge en los preceptos de la mayor parte de las religiones.

El Ramadán del Islam o la Cuaresma del Cristianismo son algunos ejemplos. Y es una norma higiénica que, como hemos comentado desde estas líneas en alguna ocasión, nos proporciona ventajas de depuración y de salud. El interés por el ayuno se intensificó a raíz del premio Nobel de Medicina de 2016. Se lo llevó el japonés Yoshinori Ohsumi por el descubrimiento de los mecanismos de la autofagia. ¿Qué es eso? Pues básicamente, que cuando nuestro organismo se queda sin aporte de combustibles (dejamos de comer durante unas horas o días) comienza a comerse a si mismo (auto y fagia). Pero suele comenzar por quemar lo más viejo y destartalado. De esta manera durante el ayuno se destruyen moléculas alteradas y células que se han vuelto raras. Esta limpieza impide que estos elementos incorrectos acaben produciéndonos enfermedades.

No todos somos capaces de someternos a ayunos de larga duración. Ni siquiera sería beneficioso. Pero una alternativa saludable, depurativa y que es una medida muy efectiva para perder unos kilos que nos sobren, es el ayuno de dieciséis horas (más o menos). Este consiste, en su versión más estricta, en comer solo entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde: desayuno, media mañana y almuerzo. Y a partir de esa hora solo se puede tomar agua o bebidas sin calorías. En su versión más 'light', podríamos tomar una sola pieza de fruta a la hora de la cena.

Para cualquier persona que no tenga ningún problema médico que lo desaconseje, podía seguir con este plan de alimentación toda la vida sin problemas. Pero para el resto el plan se podía aplicar dos o tres veces por semana.

La idea es que si dejamos de comer a las 15 horas, a partir de, alrededor, las ocho de la tarde, ya no hay alimentos en el aparato digestivo. Nuestro organismo tiene que pasar doce horas (de ocho a ocho) sacando la energía de sus propias reservas. Este plan se potencia si lo acompañamos con la práctica de algún tipo de actividad física, de intensidad moderada (una hora de paseo por la tarde). Ya que así forzamos a que nuestro organismo aumente las necesidades de quemar combustibles.

Beneficios

En la actualidad, tras el impulso de los estudios de la autofagia, se están realizando numerosos trabajos de investigación sobre los beneficios de diversas formas de ayuno.

Yo, por mis estudios sobre la alimentación y la medicina darwiniana o evolucionista ('El Mono Obeso') sé que la especie humana ha pasado mucha hambre a lo largo de sus millones de años de evolución. Estamos muy bien diseñados para pasar hambre. Por eso el ayuno intermitente, como el que aquí se describe, es un método natural y fisiológico para regular el funcionamiento de nuestro organismo y que, de vez en cuando, hagamos una limpieza general de esa casa maravillosa que es nuestro organismo. Hagan la prueba.

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