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Bichos en la cocina
SALUD Y NUTRICIÓN ·
Su textura es crujiente, similar a una mezcla de frutos secos o de pipas, sin embargo ofrecen otras dudas sobre su procedencia y legalidadSecciones
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SALUD Y NUTRICIÓN ·
Su textura es crujiente, similar a una mezcla de frutos secos o de pipas, sin embargo ofrecen otras dudas sobre su procedencia y legalidadEl mundillo de la alimentación, la cocina y la salud anda revolucionado. Un gran hipermercado ha puesto a la venta tres preparados a base de insectos. Se venden en paquetitos que contienen una ración de bichos de entre 14 y 18 gramos y están aderezados con una salsas de sabor intenso, que facilitan el trance de tragar tanta novedad a los no iniciados.
Son gusanos molitor con aderezos de sabor a ajo y a finas hierbas, grillos con salsa barbacoa y larvas búfalo con sabor a chili.
Desde el punto de vista nutricional esos insectos solo tienen la ventaja de su elevado contenido en proteínas de buena calidad (más de 40 gramos por cada 100 gramo de producto) lo que supone el doble de la carne, el huevo o las legumbres y del resto de nutrientes (vitaminas y minerales) no difieren mucho de cualquier otro alimento animal.
Pero las posibles ventajas nutricionales del producto natural quedan enmascaradas por algunos ingredientes (sal, azúcar) de las salsas procesadas que los acompañan. Estudios de palatabilidad realizados por grupos como los de la página 'Vitonica' declaran que su textura es crujiente, similar a una mezcla de frutos secos o de pipas.
La verdad es que la presencia de esos alimentos en los anaqueles de una tienda de alimentación en España es sorprendente. Ya comentamos en su día que la Unión Europea, y por lo tanto España, no autoriza el uso general de insectos para consumo humano. La legislación exige que se presente una solicitud avalada por la empresa con toda la información necesaria acerca de la cría y el procesado de los insectos y los controles sanitarios a realizar.
Recuerdo que hace unos años cada vez que tenía ocasión de pasear por Barcelona visitaba el espectacular puesto de 'bichos diversos' para consumo humano del Mercado de la Boquería. Y uso el término de 'bichos' porque allí había una gran diversidad zoológica desde gusanos o saltamontes, que son insectos, hasta apetitosos pinchos de escorpiones, que son arácnidos.
El problema es que estos animalitos, de procedencias exóticas y muy dudosa salubridad, podrían transportar bacterias y parásitos que podrían provocar enfermedades graves. Así que se dictaron las directivas comunitarias oportunas y el puesto de la Boquería tuvo que cerrar.
Y las cosas siguen igual; no han cambiado. Algunos periódicos de tirada nacional han debatido sobre la legalidad de estos insectos puestos a la venta y la unanimidad declara que es más que dudosa. Al parecer estos insectos puestos a la venta se han usado para piensos de mascotas y otros usos y se comercializan ya en algún país europeo; así que no creo que produzcan ninguna enfermedad.
De todas formas, si alguien quiere llevarlos a casa para experimentar con una comida diferente o sorprender a los amigos que han invitado a cenar, sepan que la broma es cara. Una ración de grillos, de unos 15 gramos, puede costar 7 euros; es decir sale a unos 400 euros el kilo. El doble de un kilo de percebes gallegos.
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