El cebadero de Carnicería Quintana, un modelo de éxito en la promoción de la carne de tudanca

Cuando en un restaurante ofrecen al cliente carne de tudanca de Carnicería Quintana es una garantía de calidad. Así lo ratifican numerosos cocineros acostumbrados a trabajar con diferentes cortes de esta raza autóctona y con especialidades como la hamburguesa, el 'jamón' o el foie desarrolladas en este establecimiento de Cabezón de la Sal. Pero una de las señas de identidad de esta carne, a juicio de un chef con estrella Michelin, «además de la calidad está la regularidad conseguida».

Para conocer in situ el trabajo que desarrolla la familia Quintana, el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, visitó recientemente las instalaciones del cebadero de ganado tudanco que Quintana tiene en el municipio de Valdáliga, donde ha puesto en valor un producto de alta calidad a partir de una raza que hasta hace poco tiempo estaba en grave peligro de extinción.

Blanco conoció de primera mano el trabajo que se realiza en esta explotación ganadera, basado en el cuidado de una alimentación natural y en un manejo que garantiza las condiciones de bienestar animal.

Por su parte, el titular y gerente del cebadero, Manuel Quintana, mostró el trabajo que hay detrás de los platos de carne de tudanca. «Aquí completamos el ciclo del animal, que es muy importante, pero también muy complicado. Estos animales suelen estar durante 6 y 7 meses en el cebadero, proceso que se alarga un poco más ya que utilizamos piensos naturales muy suaves.

La estabulación situada en una zona cercana al monte El Turujal, tiene un censo próximo a los 150 y 200 animales. Se trata de un cebadero de ciclo cerrado que cuenta, fundamentalmente, con proveedores de reses de Cantabria.

En el encuentro también participaron las directoras generales de Ganadería, Beatriz Fernández, y de Desarrollo Rural, Marisa Pascual, así como los alcaldes de Valdáliga, Lorenzo González, y de Cabezón de la Sal, Víctor Manuel Reinoso.