Charo Baqué: «Hemos superado pandemias, guerras, crisis..., y eso nos da seguridad de cara al futuro»

–¿Qué representa estar al frente de una empresa que cumple 150 años? ¿Pesa más la responsabilidad, el orgullo, la presión de un mercado global…?

–Ser responsable y tener orgullo son ambas cualidades positivas. La responsabilidad nos obliga a cuidar del legado que hemos recibido y de cuidarnos unos a otros, ya que no siendo responsables podemos perjudicar a los demás. El orgullo es un sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio. Creo que ambas acepciones identifican muchísimo a las personas que han estado en el pasado y estamos ahora escribiendo la historia de Dromedario. Tenemos un gran sentido de la responsabilidad y un enorme orgullo de pertenencia. Y ambos pesan mucho, pero para bien.

–Las empresas tienen la mirada más puesta en el presente y en el futuro que en el pasado. En Dromedario, ¿qué supone una trayectoria tan dilatada?

–Nosotros también tenemos la mirada mucho más enfocada hacia el futuro, sin contar además que este presente pandémico no nos está gustando nada. El hecho de tener tanto pasado creo que nos da una visión más completa y una experiencia nada desdeñable. Hemos superado pandemias, guerras civiles, guerras mundiales, crisis económicas y el haber sido capaz de hacerlo, nos deja además de mucha satisfacción, una seguridad en nosotros mismos para afrontar los retos del futuro.

–¿Qué hito destacaría antes de 1999 como decisivo en la historia de Dromedario?

–Que nosotros estemos aquí celebrando los 150 años hace pensar que tuvo que haber muchos hitos anteriores a nuestra llegada. De la primera época destacaría el gran papel desarrollado por el fundador Antonio Fernández Baladrón, quién fue un personaje importantísimo de la época, un gran mecenas y un gran empresario con mucha visión de futuro. La historia 'moderna' del café en España arranca en 1980, año en que el mercado de café se liberalizó. Antes fue un comercio de Estado y no fue hasta el año 1983 cuando se permitió vender en España el café molido como lo tenemos en los lineales ahora con la entrada en el mercado de las grandes compañías multinacionales. Fue decisivo para todas las empresas presentes en el panorama cafetero español ser capaces de adaptarse a esos grandes cambios, con lo que significó de nuevas inversiones y de necesidad de adquisición de conocimientos para poder competir en un mercado liberalizado. Café Dromedario fue de las que lo supo hacer, ya que muchas otras se quedaron en el camino.

–¿En qué circunstancias se encontraron la empresa cuando el grupo que usted representa entró en 1999 en Dromedario?

–Café Dromedario era una empresa con mucha historia en el mundo del café que no pasaba por su mejor momento. Nosotros sabíamos que era un gran reto pero también nos parecía que tenía muchísimas posibilidades. Lo que nos encontramos fue una buena empresa con una buena implantación e imagen de marca. Pero, sobre todo, lo que más nos gustó de lo que nos encontramos es el gran equipo humano que aquí había.

–¿Cómo ha evolucionado Dromedario en las dos últimas décadas? ¿En qué medida se puede innovar en el mundo del café? ¿Cómo se han modernizado?

–Cuando llegamos establecimos un plan para modernizar la empresa y hacerla crecer para llegar a unos volúmenes que considerábamos como óptimos para su desarrollo. Nos surgieron más oportunidades de concentración, ya que el mercado cafetero español estaba bastante atomizado y compramos otras empresas, además de reforzar delegaciones que ya existían. Después de algunos años de consolidación de todo esto, elaboramos un plan de crecimiento y empezamos a abarcar zonas que no tocábamos hasta ese momento. Hemos tenido siempre en cuenta no perder nuestra seña de identidad más importante, que es la calidad entendida en todas sus vertientes, y nos propusimos el hacer partícipe a todos nuestros clientes de nuestros conocimientos del producto y de sus diversas maneras de elaboración. Creamos nuestra exitosa Escuela de Café por la que han pasado ya miles de clientes.

Contamos en nuestras instalaciones con todo lo que la tecnología actual nos ofrece tanto en maquinarias de tueste como en envasado de producto y estamos inmersos en potentes procesos de digitalización de muchos de nuestros procesos tanto de fábrica y almacén como administrativos.

En todo este tiempo, el café parece que se ha puesto de moda y ha dejado de ser considerado como un genérico. Ya mucha gente es capaz de apreciar diferencias entre cafés y exige cada vez más calidad. En este aspecto, me gusta destacar que en la última década hemos recibido más de 30 reconocimientos internacionales a la calidad de nuestros productos. Nos gusta pensar que, humildemente hemos ayudado a que esa tendencia se haga posible.

–¿Qué papel juega actualmente el grupo Dromedario en el panorama nacional del café y qué aspiraciones tienen con la expansión que están desarrollando en los últimos años?

–El grupo de Café Dromedario es uno de los más importantes a nivel nacional. Nuestra ambición es seguir creciendo y consolidarnos como uno de los cafés de calidad referentes en el mercado español. Pero nuestra mayor aspiración es seguir haciendo algo que en esta empresa llevamos practicando muchísimo tiempo y ha sido clave en el éxito, que es ser una empresa con propósito. Al final, se trata de intentar hacer la vida algo más agradable a todas las personas que se relacionan con la empresa. Esto es, sin olvidarnos nunca de mejorar la rentabilidad de la inversión de los accionistas; ser buenos clientes para nuestros proveedores; hacer que nuestros clientes tengan la seguridad de que su decisión de comprarnos es una muy buena elección, ofreciéndoles nuestro mejor servicio y una innegable relación calidad/precio; procurar que nuestros trabajadores tengan un entorno de confianza, seguridad en el futuro, con formación continua y por qué no, alegría; y, por último, adquirir un compromiso con la sociedad en general, haciendo que nuestros procesos sean cada vez más respetuosos con el medio ambiente y continuando con nuestra responsabilidad social corporativa, intentando que llegue cada vez a más gente.

–¿Cómo han vivido esta crisis del covid? ¿Y cómo cree que será la salida en materia de consumo de café?

–En Dromedario llevábamos muchos años de crecimiento sostenido y esta pandemia ha supuesto un importante frenazo en nuestra trayectoria ascendente. Nuestro grupo tiene un porcentaje de facturación mayor del 80% en la hostelería y las limitaciones a las que se ha visto sometido este sector no hace falta que las enumere. Creo que está siendo un sector injustamente tratado, en primer lugar, por la falta de transparencia en las decisiones de limitar actividades y por otro, por la falta de ayudas directas.

En cuanto al consumo, ha habido durante esta crisis un cierto incremento en el hogar, que no ha venido a suplir ni de lejos, el consumo perdido en hostelería. Creo que, sin poder dar fechas, el consumo en la hostelería se va a recuperar. Nos gusta mucho tomar café, nos gusta mucho tomarlo con amigos y nos gusta mucho disfrutar de los bonitos espacios que nos ofrece la hostelería de este país. Estamos todos deseando volver a vivir esa vida en las calles que tanto nos ha gustado siempre.

–¿Cómo tienen previsto celebrar la efemérides?

–Pues como todo este año, las decisiones las vamos tomando sobre la marcha, según los datos que vayamos teniendo. No tenemos nada definitivo todavía, aunque habrá seguro, cuando podamos, una fiesta para todos los que han hecho y estamos haciendo Dromedario. Y seguro que habrá más sorpresas, si la situación nos lo permite.