cocktail

Desde Madrid os escribo en el día de hoy y es que, una vez vuelta a la rutina, es un no parar de viajes y visitas a cafeterías y baristas que quieren mejorar su forma de trabajar, para poder ofrecer cada día mejores tazas de esta bebida oscura a sus clientes.

Me llama poderosamente la atención (aunque quizá también es cierto que lo comprendo) que la mayoría de ellos están obsesionados con el latte art, con saber hacer dibujos con la leche sobre el café. La verdad es que está claro que eso es atractivo, que puede ser un reclamo para el cliente, pero que al final lo principal es conseguir que nuestra taza tenga el mejor sabor posible, y no el dibujo más inverosímil; aunque si conseguimos los dos, pues todavía mejor.

Se puede sorprender al cliente de otras muchas maneras. Y es que, ampliando nuestra oferta de cafés, formas de preparación (kalitta, chemex, aeropress…) o realizando combinaciones con café diferentes, el cliente también encontrará la diferencia en nuestro establecimiento.

Hoy, sin ir más lejos os muestro una de las últimas creaciones de un barista-coctelero, también amigo, que cuando se presenta a campeonatos de coctelería, siempre introduce el café en sus cócteles para sorprender a los jueces.

En esta ocasión, creo un cocktail frío a base de ginebra envejecida en barrica (4cl), sirope de calabaza especiada (3cl), sirope de café (2cl), café infusionado de Kenia con su cascara (recordad es la parte de la piel y la fruta que se retira en el proceso del café y que se seca para hacer después infusiones con ella), realizado en aeropress (9cl), jugo de limón (2cl) y 4 hojas de menta. Todo ello se agita con hielo en la coctelera y se sirve sobre hielo en perlas.

El resultado es una bebida aromática y fresca, con regusto de café y cereza de café, la calabaza especiada y el toque añejado de ginebra. Una buena combinación para este mini verano con el que ha comenzado el otoño.  Un saludo y un espresso, por favor.