María Ritter: «La crisis ha supuesto una revalorización del disfrute y la gastronomía aquí es básica»

Ritter, que está impulsando la digitalización de la Guía para que pueda estar disponible por cualquier de forma on line, ha iniciado una nueva andadura, ha renovado el plantel de colaboradores que se encargar de valorar los restaurantes y está introduciendo cambios que permitan a la Repsol «ser la guía que te recomiende como si de un amigo se tratase. Estamos buscando un nuevo posicionamiento, más cercano al cliente».

A pesar de la pandemia, la Guía Repsol se ha mantenido viva y, como señala su directora, «creemos que podemos ayudar muchísimo a la hostelería que lo está pasando muy mal. En primer lugar, ayudamos a los establecimientos en su posicionamiento, algo que se ha cristalizado con la gala de entrega de los soles en la creación de una comunidad gastronómica con la que no tratamos de fomentar la competencias y sí la unión y la proyección de los protagonistas. En cierto modo estamos contribuyendo a impulsar la marca España desde el ámbito gastronómico».

La responsable de la publicación, ahora cien por cien en internet, se muestra orgullosa del trabajo que la guía está realizando en materia de decubrimiento de talento: «En la última gala celebrada en San Sebastián dimos bastantes reconocimientos de un sol y eso es un reconocimiento a nuevos talentos que nuestros colaboradores están localizando sobre el terreno. Los soles los reciben tanto los que ya están en lo más alto como aquellos que tienen que ver que pueden llegar».

Otro aspecto en el que Repsol trata de estar cerca de los empresarios de hostelería es con la energía, proporcionándoles una energía más sostenible y económica. «Es algo que ya demanda la sociedad, el cliente, todos queremos que nuestros restaurantes sean más sostenibles y eficientes».

Sobre la crisis de la que aún no se ha salido, María Ritter que es «un catalizador tanto de cosas malas como buenas. En este sentido creo que hay una revalorización de la gastronomía. Muchos se han dado cuenta de lo difícil que es cocinar cuando lo han tenido que hacer en casa por obligación en los momentos más duros del confinamiento. Y también nos hemos dado cuenta de lo importante que es que te sirvan, como lo hacen los grandes profesionales de sala que hay en este país. También somos ahora más sensibles que salto que hay entre el productor y el consumidor final. Salimos de la crisis con un comensal local al que algunos modelos de negocio habían dejado de lado, se ha producido en cierta medida un empoderamiento. La gente se ha dado cuenta de lo importante que es salir a comer, compartir mesa... En definitiva, creo que hay una revalorización del disfrute y la gastronomía aquí es básica».

De este lectura en clave positiva, Ritter concluye afirmando con rotundidad que «la gatronomía es una de las pocas cosas que te hacen feliz».

«Yo soy una romática del papel, pero la guía se ha renovado paralelamente a un ambicioso programa de digitalización, se ha reinventado generando contenidos propios, no solo siendo un plataforma que recomienda restaurantes. Es el momento de las nuevas tecnologías, de estar presentes en todas las plataformas y de algún modo democratizar la gastronomía», señala la responsable que la pasada semana visitó Cantabria para conocer de primera mano la propuesta gastronómica de Jesús Sánchez en la nueva temporada del Cenador de Amós, uno de los restaurantes que están en el top de la Guía Relpsol con tres soles.

Por otro lado, María Ritter anuncia la creación de una nueva categoría en la guía, los denominados 'soletes': «Tenemos los restaurantes con 1, 2 y 3 soles, pero ¿qué ocurre como los demás que no están en eso que podríamos denominar 'carrera' gastronómica? Queremos dar visibilidad a los negocios con un ticket medio de entre 30 y 45-50 euros donde se come bien, donde la gente va, o sitios 'molones', donde solo vas a tomar un pincho concreto, pero donde estás a gusto y a donde recomendarías ir a un amigo o familiar. Va a ser un listado muy útil».

Y finalmente, sobre la nueva figura de inspectores o colaboradores que recomiendan, Ritter pone énfasis en su carácter local: «Son personas que viven en las comunidades autónomas, que se dedican a esto porque les gusta, queremos que nuestras recomendaciones sean las de un comensal, no las de un crítico gastronómico o las de un inspector». Sin ocultar su pasión por la gastronomía y su entusiamo con el proyecto que la ocupa todo su tiempo, María Ritter reconoce que «nos queda mucho camino por hacer».