![Cuando la gran bodega Vega Sicilia cambió de manos hace ya 40 años](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202202/19/media/cortadas/71505040--1248x762.jpg)
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Jueves, 24 de febrero 2022, 12:20
La familia Álvarez celebra este año el 40 aniversario de la compra de Vega Sicilia, firmada ante notario por David Álvarez el 15 de abril de 1982 en el restaurante Zalacaín. Durante este periodo, en el que se han invertido unos 300 millones de euros, las ventas han pasado de 1,2 millones de euros en 1982 a 60 millones de euros en 2021 y el beneficio de 400.000 euros a 30 millones de euros.
En estos 40 años, la familia Álvarez ha convertido Vega Sicilia en una familia de «vinos únicos y reconocidos» en todo el planeta, ha mejorado la calidad de esos vinos y ha recuperado gran parte de la viña que Eloy Lecanda, fundador de la bodega, plantó a mediados del siglo XIX.
En este periodo, la firma española ha creado cuatro nuevas bodegas (Alión en 1991, Oremus en 1993, Pintia en 2001 y Bodegas Benjamin de Rothschild-Vega Sicilia en 2009), y ha impulsado notablemente la expansión internacional del grupo. Vega Sicilia vendía en 1982 unas 200.000 botellas y exportaba a cinco países, y ahora el grupo puede producir en torno 1,5 millones de botellas al año de todas sus bodegas en más de 150 países.
Para alcanzar ese balance, la familia Álvarez ha invertido a lo largo de estos 40 años unos 300 millones de euros. Las ventas han pasado de 1,2 millones de euros en 1982 a 60 millones de euros en 2021, al tiempo que la producción ha aumentado de 200.000 botellas a 1,2 millones de botellas en 2021.
Los beneficios, por su parte, se han multiplicado desde los 400.000 euros contabilizados en el año de adquisición de la bodega por la familia Álvarez a los 30 millones de euros actualmente, con un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 37 millones. Asimismo, el grupo invierte cinco millones de euros al año en la renovación y mantenimiento de los activos de sus bodegas.
CLIENTES
Uno de los grandes desafíos de la familia Álvarez al llegar a Vega Sicilia fue impulsar decisivamente su expansión internacional. «El refrán de que el buen paño en el arca se vende es falso. Tienen que conocerte y, si no te conocen, no te compran. Y los vinos españoles desgraciadamente en los años 80 eran poco conocidos fuera de nuestras fronteras. En esas épocas no se veían bodegueros españoles por el mundo; eran sobre todo franceses e italianos. Después de estos 40 años puedo decir que el grupo tiene una dimensión internacional que nunca tuvo», ha resaltado el consejero delegado de la bodega, Pablo Álvarez, durante la presentación del aniversario de la firma.
En la década de los 80, 90 y principios del 2000. En la actualidad, al firma destina 600.000 euros anuales a la promoción internacional, con lo que ha conseguido que Tempos Vega Sicilia exporte el 70% de su producción a más 150 países.
«Nuestro objetivo es que cualquier cliente pueda encontrar nuestras botellas en cualquier parte del mundo; por ejemplo, enviamos un lote de 24 botellas a un pequeño país solo para estar presentes en ese mercado», ha señalado.
Además, según ha explicado, la bodega trabaja con mucha antelación; ya ha enviado a sus distribuidores clave la planificación de ventas para los próximos diez años y está haciendo un «gran esfuerzo» de comunicación en el exterior para que sus vinos sean cada vez más conocidos.
En el mercado nacional, Tempos Vega Sicilia tiene 3.700 clientes y una lista de espera de 2.500 personas para obtener el cupo de la casa. Los clientes particulares son 2.700 y suponen el 10% de las ventas en España, mientras al resto va dirigido a los grupos de alimentación (un 60%) y la hostelería (30%).
PRODUCCIÓN
Pablo Álvarez, que estudió Derecho en Madrid, comenzó a ir a la bodega una vez por semana desde 1983 hasta que en 1985, con la jubilación de Anadón, se hizo cargo de la dirección general de Vega Sicilia. Ese mismo año nombró a Mariano García como director técnico de la bodega.
Una vez nombrado director general de Vega Sicilia en 1985, Pablo Álvarez adoptó las primeras decisiones trascendentales para Vega Sicilia en menos de dos años: puso en marcha un plan para mejorar y recuperar la mayor parte del viñedo que plantó Eloy Lecanda en el siglo XIX y suprimió el uso de herbicidas y abonos químicos.
El objetivo era que las bodegas fueran de cultivo orgánico y además puso en marcha en esos años una gran selección clonal de todas sus variedades.
En 1986, el grupo comenzó a adquirir el viñedo para lo que sería cinco años más tarde Alión, tratando de crear un nuevo estilo de vino, más moderno frente al clasicismo de Vega Sicilia. Alión nació en 1991 con 31.900 botellas y ya en 1996 llegó a 300.000. La producción varía en función de la calidad.
Álvarez ha señalado que el mundo del vino estaba muy atrasado en la década de los 80 en España. «Éramos el tuerto en el país de los ciegos. Vega Sicilia ya era muy avanzada en aquellas épocas pero tocaba renovarse, modernizarse, y así lo hicimos. Empezamos a recuperar todo el viñedo que Vega Sicilia tuvo en el siglo XIX, hicimos los primeros estudios de suelos y viñedos, ahora tenemos 24 clones de tempranillo diferentes y 16 tipos de suelos. El viñedo es la base y el gran patrimonio de Vega Sicilia. Y de cualquier gran vino. Esa es la clave», ha indicado.
La finca de Vega Sicilia, con un total de 1.000 hectáreas de terreno, tenía en 1982 solo 80 hectáreas de viñedo y ahora tiene 210 , recuperando de esta forma el terreno originariamente dedicado al viñedo por el fundador de la bodega, Eloy Lecanda.
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